La semana pasada diversos blogs sanitarios publicaron bajo el título “Prescrire y la libertad han ganado” la noticia de la demanda del laboratorio Astellas Pharma a esta revista por jugar inadmisible la crítica a la ampliación de indicaciones del tacrolimus tópico en la dermatitis atópica. Desde este blog también nos sumamos a ese apoyo. De hecho, hace 5 años ya publicábamos en Evidencias en Pediatría un artículo sobre la eficacia, seguridad y eficiencia de los inmunomoduladores tópicos en la dermatitis atópica, incluyendo un decálogo de consejos al respecto, todos en la línea de Prescrire.
La conclusión del comunicado en relación con el caso Astellas Pharma contra Prescrire es clara: “Por todo ello rechazamos de plano la política de demandas judiciales que pretenden limitar o evitar la libertad de crítica científica”. Y se hace referencia a otro caso que tuvo lugar en España hace 7 años (el caso MSD contra Laporte), en el que expresé mi opinión en su momento, bajo el titular que hoy acompaña a este post.
La complejidad y sutileza con que se presentan los resultados de la investigación médica en general (y farmacéutica en particular) en la literatura médica conlleva una dificultad implícita para el clínico en cómo interpretar los datos de forma que sus prescripciones sean las más beneficiosas para sus enfermos y, a la vez, equitativas y justas dentro del sistema sanitario. Actualmente, es una realidad que la mayoría de la investigación médica está promovida y patrocinada por la industria farmacéutica, por lo que se deben poner todos los mecanismos necesarios para salvaguardar la integridad de la información científica: declaración obligatoria de los conflictos de interés, que los investigadores conserven el control del diseño, análisis y publicación de sus investigaciones, publicar también los resultados no favorables, etc.
En mi carta al editor del año 2004 ya expresaba las dudas de otro producto que MSD estaba comercializando a bombo y platillo: “¿Y qué pasará ahora cuando planteemos la valoración crítica de las nuevas indicaciones del fármaco que MSD quiere promocionar en pediatría: montelukast para prevenir la enfermedad de vías respiratorias posbronquiolitis? ¿Podremos definir el debate en foros científicos o también acabaremos en los tribunales? Un ensayo clínico que sea favorable para un fármaco es un paso importante a la hora de crear el "fármaco superventas" que todas las empresas desean, máxime si se acompaña de un editorial, tal como ha ocurrido en este tema recientemente en Am J Respir Crit Care Med" (en alusión al ensayo clínico de Bisgaard y cols del año 2003 y la editorial de Szegfler y Simoes). El tiempo dio la razón, y fue el propio Bisgaard el que revocó sus conclusiones en el mejor ensayo clínico publicado en 2008 y que tuvimos posibilidad de comentar en un artículo valorado críticamente y en una editorial que no tuvo desperdicio.
Es responsabilidad de todos el intentar que sea un poco menor la desproporción existente entre el dominio de las compañías farmacéuticas en la evaluación de los medicamentos y las fuentes de información independientes y sin conflictos de interés. En Evidencias en Pediatría estamos en el ojo del huracán. No tenemos ningún conflicto de interés, ni a favor ni en contra, de ninguna vacuna, anticuerpo monoclonal, inmunomodulador, antiinflamatorio, ni cualquier otra intervención diagnóstica, terapéutica o preventiva que se precie. Somos independientes y valoramos nuestra independencia como un tesoro, junto con el rigor científico, la coherencia y la ponderación en los comentarios. Nuestros comentarios se basan en la valoración crítica (justificación, validez científica, importancia clínica y aplicabilidad en la práctica clínica) y en dos triángulos en los que tomar decisiones: el triángulo beneficio-perjuicios-costes y el triángulo paciente-médico-industria farmacéutica. En este último triángulo se pide una convivencia ética y estética, que es posible en la mayoría de las ocasiones y deseable que lo sea siempre.
"Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí". Este poema del pastor protestante Martin Niemoeller (erróneamente atribuida a Bertolt Brecht) es un buen colofón para lo que está ocurriendo y también para nosotros, para los que trabajamos en Evidencias en Pediatría. Menos mal que la historia ha cambiado… y ya si queda alguien que pueda hablar por mí (por nosotros) y es el mundo de los blogs, que se mueven cuando la causa lo merece. Y para muestar un botón: el ejemplo de "Prescrire y la libertad han ganado". Ya nunca estaremos solos.
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