El cine y las enfermedades mentales constituyen casi un subgénero, de forma que la neurología y la psiquiatría bien podrían considerarse las especialidades de la medicina más enfocadas en el séptimo arte. Discapacidad y trastornos psicológicos son el argumento de muchas películas, si bien con cierta tendencia a crear estereotipos y plantear un exceso de sentimiento. Una complicada combinación para crear obras de arte,… pero algunas si lo consiguen.
Actores de renombre han tenido su momento de gloria con algún papel de estas características. Algunos ejemplos bien reconocidos: Dustin Hoffman en Rain Man (Barry Levison, 1988), Daniel Day-Lewis en Mi pie izquierdo (Jim Sheridan, 1989), Tom Hanks en Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994), Jodie Foster en Nell (Michael Apted, 1994), Elisabeth Shue en Molly (John Duigan, 1999), Cuba Gooding Jr en Me llaman Radio (Mike Tollin, 2003) y muchos más.
Hoy dedicamos nuestra entrada a la película Yo soy Sam (Jessie Nelson, 2001). Nos cuenta la lucha de Sam Dawson (Sean Penn), un varón de 35 años con retraso mental leve y algunos comportamientos autistas, por recuperar la custodia de su hija Lucy de 7 años (Dakotta Fanning), dado que el Estado se cuestiona la capacidad de Sam para educarla. Para ello necesitará la ayuda de una bella, exitosa y poco escrupulosa abogada (Michelle Pfeiffer), quien defenderá los derechos de Sam por un compromiso con sus apariencias, y quien encontrará en la manera de ser de su cliente el pago que menos esperaba: un refrescante aprendizaje sobre otra manera de vivir y entender la vida. Una película previsible, con un guión no muy original (y con más clichés de los deseables), pero que me ha sorprendido al volverla a ver en versión original (que siempre es una manera de que las películas mejoren sustancialmente). Al menos destaco tres aspectos que merecen su revisión.
- El gran acierto del filme es su banda sonora. La directora visitó varias organizaciones de discapacitados para reforzar el guión. Y encontró que la gran mayoría de alumnos dijeron que sus músicos favoritos eran los Beatles. Así, Yo soy Sam es un dedicatoria total a los Beatles: el nombre de la niña (Lucy on the Sky), la referencia repetida a los miembros del grupo, los poster en su habitación, la imagen paradigmática de los amigos deficientes cruzando la calle como en Abbey Road y, cómo no, las canciones del grupo (Strawberry Fields, Don't Let Me Down, Lucy in the Sky with Diamonds, Help, Let It Be, Here Comes the Sun, etc) protagonizadas por distintos artistas contemporáneos y que son el fondo de los mejores momentos visuales de la película.
- Momentos emotivos a raudales (no se extrañe si se le humedecen los ojos durante la proyección). Emotivos encuentros entre padre e hija: “Dios quería que fueras así o fue un accidente” le dice Lucy a su padre Sam. Emotivos encuentros entre Sam y su abogada: “No sabes lo que es intentarlo, e intentarlo, e intentarlo y nunca llegar allí”. Emotivos encuentros de los 5 amigos con deficiencias mentales y psicológicas varias (trastorno del espectro autista y síndrome Asperger, síndrome de Down, capacidad intelectual limítrofe, trastorno obsesivo-compulsivo).
- Y el encuentro de tres actores en estado de gracia: la magia de Sean Penn (después de sus habituales papeles de duro, costaba imaginárselo en un personaje tan emotivo,… pero bien que lo consigue), la belleza de Michelle Pfeiffer (más felina que nunca) y el prodigio de Dakotta Fanning (actriz infantil lanzada a la fama con esta película).
Sean Penn es de esos actores de raza, con gran talento transformador y que es querido por la cámara (al menos más de lo que fue su relación con Madonna). Cinco nominaciones a los Oscar como mejor actor lo atestiguan. En las tres primeras se quedó como candidato: Pena de muerte (Tim Robbins, 1995), Acordes y desacuerdos (Woody Allen, 1999) y la propia Yo soy Sam. En las dos últimas si consiguió el premio: Mystic River (Clint Eastwood, 2003) y Mi nombre es Harvey Milk (Gus Van Sant, 2009). Pero su contribución al cine también pasa por la dirección de 4 largometrajes: Extraño vínculo de sangre (1991), Cruzando la oscuridad (1995), El juramento (2001) y, especialmente, Hacia rutas salvajes (2007).
Michelle Pfeiffer es de esa clase de actrices en que la belleza y la interpretación no están reñidas. Su mezcla de ascendencia holandesa, alemana, irlandesa, sueca y suiza no le ha impedido optar ya en tres ocasiones al Oscar, en dos ocasiones como mejor actriz (Los fabulosos Baker Boys de Steve Kloves, 1989 y Por encima de todo de Jonathan Kaplan, 1993) y en una como mejor actriz secundaria (Las amistades peligrosas de Stephen Frears, 1988).
Dakota Fanning es una niña promesa, que ya ha ganado numerosos premios: ha sido la actriz más joven en ser nominada a un Screen Actors Guild, precisamente por Yo soy Sam. Con poca edad (actualmente tiene 17 años) ha trabajado en grandes producciones de Hollywood al lado de grandes actores: además de con Sean Penn ha colaborado con Denzel Washington (El fuego de la venganza de Tony Scott, 2004), Robert De Niro (El escondite de John Polson, 2005) y Tom Cruise (La guerra de los mundos de Steven Spielberg, 2005), entre otros.
- Momentos emotivos a raudales (no se extrañe si se le humedecen los ojos durante la proyección). Emotivos encuentros entre padre e hija: “Dios quería que fueras así o fue un accidente” le dice Lucy a su padre Sam. Emotivos encuentros entre Sam y su abogada: “No sabes lo que es intentarlo, e intentarlo, e intentarlo y nunca llegar allí”. Emotivos encuentros de los 5 amigos con deficiencias mentales y psicológicas varias (trastorno del espectro autista y síndrome Asperger, síndrome de Down, capacidad intelectual limítrofe, trastorno obsesivo-compulsivo).
- Y el encuentro de tres actores en estado de gracia: la magia de Sean Penn (después de sus habituales papeles de duro, costaba imaginárselo en un personaje tan emotivo,… pero bien que lo consigue), la belleza de Michelle Pfeiffer (más felina que nunca) y el prodigio de Dakotta Fanning (actriz infantil lanzada a la fama con esta película).
Sean Penn es de esos actores de raza, con gran talento transformador y que es querido por la cámara (al menos más de lo que fue su relación con Madonna). Cinco nominaciones a los Oscar como mejor actor lo atestiguan. En las tres primeras se quedó como candidato: Pena de muerte (Tim Robbins, 1995), Acordes y desacuerdos (Woody Allen, 1999) y la propia Yo soy Sam. En las dos últimas si consiguió el premio: Mystic River (Clint Eastwood, 2003) y Mi nombre es Harvey Milk (Gus Van Sant, 2009). Pero su contribución al cine también pasa por la dirección de 4 largometrajes: Extraño vínculo de sangre (1991), Cruzando la oscuridad (1995), El juramento (2001) y, especialmente, Hacia rutas salvajes (2007).
Michelle Pfeiffer es de esa clase de actrices en que la belleza y la interpretación no están reñidas. Su mezcla de ascendencia holandesa, alemana, irlandesa, sueca y suiza no le ha impedido optar ya en tres ocasiones al Oscar, en dos ocasiones como mejor actriz (Los fabulosos Baker Boys de Steve Kloves, 1989 y Por encima de todo de Jonathan Kaplan, 1993) y en una como mejor actriz secundaria (Las amistades peligrosas de Stephen Frears, 1988).
Dakota Fanning es una niña promesa, que ya ha ganado numerosos premios: ha sido la actriz más joven en ser nominada a un Screen Actors Guild, precisamente por Yo soy Sam. Con poca edad (actualmente tiene 17 años) ha trabajado en grandes producciones de Hollywood al lado de grandes actores: además de con Sean Penn ha colaborado con Denzel Washington (El fuego de la venganza de Tony Scott, 2004), Robert De Niro (El escondite de John Polson, 2005) y Tom Cruise (La guerra de los mundos de Steven Spielberg, 2005), entre otros.
Yo soy Sam nos plantea la pregunta sobre qué grado de deficiencia mental o psicológica en un padre le incapacita para el cuidado y atención de su hijo, así como qué tipo de apoyos sociales se le podrían prestar para ayudarle a llevar adelante esta función. Porque como espectadores la directora nos plantea un claro dilema en la película: ¿qué niño corre más peligro psicológico en su crianza, el hijo de la abogada o Lucy?. ¿Sabríamos responder…?.
Al final, Yo soy Sam se convierte en una lección de amor, con Sean Penn como protagonista absoluto y los Beatles de testigo. Y esto lo publicamos hoy, 2 de abril, Día mundial de la concienciación sobre el Autismo.
6 comentarios:
Magnífico comentario, me ha encantado. Vi la pelicula hace unos dias y me parecío ua lección de amor, sin duda...yo también tuve que coger el pañuelo.
saludos rosa
Excelente película
Tiene muchos valores para la vida diaria de nosotros que te hace cuestionarte y valorar cada momento Beatriz
Que tipo de juicio le entablaron a sam?
Me encanto divina esta película
Me encantó la película, llore mucho he de confesar, además que soy muy fan de los Beatles, lo cual hizo que fuera más emotivo ver la película para mí.
Donde se la puede ver? Me canse de buscar hasta compre una pero esta en ingles :-(
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