La semana pasada realizábamos una introducción al acoso escolar con las películas españolas Cobardes y Bullying. Dos películas interesantes para iniciar la reflexión, pero que son como un aperitivo a la hora de abordar este importante tema. Porque el plato fuerte lo encontramos al indagar en otras filmografías: el acoso escolar ha sido tratado en todas los países, desde muchas perspectivas y en todos los idiomas. En este aspecto no podemos dejar de destacar dos largometrajes de dos cinematografías poco habituales: Klass desde Estonia y Ben-X desde Bélgica. Ambas tienen en común ser películas basadas en hechos reales, con actores y directores no reconocidos en nuestro medio y con dos finales espectaculares, en ningún caso fáciles. Pero el tema tampoco lo es; y no valen medias tintas para denunciar el bulllying.
Klass (Ilmar Raag, 2007) aborda con intenso dramatismo el acoso y violencia en los centros educativos. Impactante película, con personajes cercanos y creíbles, a lo que contribuyen los jóvenes actores, la planificación, la grabación cámara al hombro y la música. Joosep (Pärt Uusberg) es un joven introvertido y tímido que es maltratado sistemáticamente por los matones de su curso y con el beneplácito de toda la clase, excepto de Kaspar (Vallo Kirs). Kaspar no forma parte de la complicidad del sistema gregario que impera en la clase contra Joosep e, incluso, intenta defenderle. Defenderle especialmente de Anders (Lauri Pedaja), el engreído y fanfarrón líder de la clase, cabecilla de turno que se ampara en el anonimato del grupo. Y de sus bromas que pasan a afrentas, y las afrentas que pasan a vejaciones: vejaciones que no sólo abarcan a Joosep, sino ahora también a Kaspar. Cuando Joosep y Kaspar llegan al límite de su paciencia, deciden vengarse de una forma inesperada que aterroriza a la escuela, mostrando así las consecuencias del acoso escolar.
Klass es una película basada en una historia real que se presenta en 7 partes, relato de 7 días. La tensión de la narración avanza hasta la última escena, de una crudeza visual pocas veces lograda, a un paso de la masacre de la Escuela Secundaria de Columbine. Klass sigue la estela de Elephant (Gus Van Sant, 2003), pero es mucho más cruda y real, una austera reflexión sobre la gestación de la violencia adolescente, una bofetada de atención sobre la crueldad del acoso escolar, sus motivos y las respuestas violentas en situaciones extremas.
Ben X (Nic Balthazar, 2007) es una película muy especial, no sólo por su personaje central, sino por el argumento y mezcla de temas: bullying, autismo y juegos de rol. Está basada en la novela "Nothing was all he said" de Nic Balthazar, quien también asumió la dirección de la película. La novela fue inspirada por la historia real de un chico con autismo que se suicidó debido al bullying que sufría por sus compañeros de clase.
Película repleta de contenidos médicos (una buen planteamiento en analepsis del camino que siempre lleva al diagnóstico de un hijo autista), aderezada con las reflexiones (entre filosóficas y poéticas) de su protagonista, en la que vamos descubriendo el acoso escolar que sufre Ben (un magnífico Greg Timmermans, en su debut en el cine), un adolescente catalogado como síndrome de Asperger y que carga con la cruz de ser el raro de su clase (“el niño de Plutón, el niño de Marte”), así como el favorito para las bromas y crueldades de los matones del instituto. Como corresponde a una persona con personalidad autista, se nos muestra las dificultades de su día a día: desde sus relaciones familiares al simple acto de salir a la calle, pasando por intentar ser uno más en el instituto. Este aparente suplicio cede cuando llega al refugio de su habitación, se sienta delante del ordenador y surge el Ben amo y señor del juego online favorito de millones de adolescentes: se sumerge en el fantástico mundo de Archlord para escapar del acoso. Mediante este videojuego Ben logra mantenerse vivo, dejar de ser una víctima para convertirse en héroe. Y sobrevive con la inspiración de su heroína, una compañera del juego de rol que le acompaña en un entorno onírico.
Ben-X nos atrapa ya desde las carátulas de inicio, con las imágenes del videojuego y un símil continuo entre el avatar héroe del videojuego y la vida real de un chico autista. El autismo se ha tratado desde muchos puntos de vista en el cine, pero esta visión tiene algo de especial. El título de la película hace referencia a la versión holandesa de la frase “(ik) ben niks”, que significa en español “(yo) no soy nada”. Además de contarnos la experiencia de Ben con el bullying y sus consecuencias, la película da pie a otra importante reflexión: cuál es el papel de los juegos de rol en la sociedad y hasta qué punto distorsionan la realidad.
En su momento, la película fue la elegida por Bélgica para optar a los Premios de la Academia 2007 en la categoría Mejor Película Extranjera, si bien ese año recayó sobre la austríaca Los falsificadores (Stefan Ruzowitzky, 2007).
Pero, además de Klass y Ben-X, podemos enumerar un buen listado de películas que han abordado el bullying desde diferentes países y con distintas perspectivas:
-Al menos, dos películas ya comentadas en este blog, han abordado de soslayo el tema: desde Suecia, Fucking Amal (Lukas Moodysson, 1998) y desde Dinamarca, En un mundo mejor (Susanne Bier, 2010).
-Desde Estados Unidos y Canadá: Escuela de asesinos (Guy Ferland, 2002), en donde Trevor nos relata, a través de sus gravaciones y reflexiones, los actos violentos a los que él y otros compañeros son sometidos por parte de sus compañero en la escuela Rivervale High (lo que le lleva a comentar que “los chicos pueden ser lo más cruel del mundo, sobrenaturalmente crueles”, "algunos días quieres llorar, el odio es lo único cierto; puedes dejar de quere a alguien, pero el odio es eterno"), la gestación de la venganza ("la única salida". "van a hacer películas sobre nosotros") y los intentos por mantener el equilibrio y el camino adecuado gracias al apoyo de un profesor y a una compañera de clase.
-Desde Reino Unido y Canadá: The River King (Nick Willing, 2005), en clave de thriller nos cuenta las investigaciones de un agente de policía sobre la muerte por ahogamiento de un alumno de una exclusiva escuela privada. Por temor al escándalo, el centro educativo insiste en que se trata de un suicidio, pero se va descubriendo que era víctima de acoso escolar y, a medida que se profundiza en la investigación, se descubre un mundo de corrupción. El argumento de The River King (aparición de un misterioso cadáver de una persona joven en un pueblo aparentemente tranquilo de la profunda USA, nieve y hielo por doquier, y secretos por descubrir) nos recuerda, sin duda, a la clásica serie de Twin Peaks. Pero está claro que Nick Willing no es David Lynch. Y el prometedor inicio de la película, con una hermosa fotografía, no consigue culminar nuestra espectativas, quizá debido a un guión deslavazado.
-Desde Suecia: Déjame entrar (Tomas Alfredson, 2008), adaptación de la novela original de John Ajvide Lindqvist. Una historia peculiar centrada en un suburbio de Estocolmo en la década de los ochenta y que se centra en la relación entre Oskar, un niño de doce años y Eli, una criatura con apariencia de niña de la misma edad, pero que en realidad es una criatura de más de 200 años con hábitos de vampiro: el título de la novela (y película) hace referencia al mito folklórico que afirma que los vampiros no pueden entrar en una casa sin ser invitados. En la historia se enfoca el lado oscuro de la humanidad, tratando temas como el acoso escolar, pero también otros (drogas, robos, pedofilia, prostitución y asesinatos). En el año 2010 y desde Estados Unidos se ha estrenado un remake casi clónico de esta película y con el mismo título, en este caso bajo la dirección de Matt Reeves. Como la película escandinava es posible que nadie la haya visto, es esta remake “made in Hollywood” (que no aporta nada nuevo y es, dramáticamente, menos consistente que su original) puede ser algo más recordado.
El fenómeno del acoso escolar o bullying desde siempre ha sido un tema tratado de forma tangencial dentro del séptimo arte, con más desacierto que acierto. Pocos films saben reflejar fielmente la complejidad de sus protagonistas (agresores, víctimas y testigos), toda esa vorágine de intimidación, hostigamiento, vejación y humillación que se dan en algunos centros educativos. Temas como la impunidad que goza este tipo de delitos, la dudosa moralidad de cierto sector adolescente, el síndrome de Estocolmo que suelen sufrir las víctimas por temor a futuras represalias o que dichos episodios sean la génesis de secuelas psicólogicas de por vida, cuando no motivo de autolisis. Os dejamos los vídeos de presentación de dos películas recomendables para aflorar este tema con la firmeza que se merece.
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