Mañana es el Día de la Madre. Un buen momento para recordar que la maternidad es fuente de vida y también es fuente de inspiración en el arte, en cualquier arte: poesía, narrativa, pintura, escultura,… y cine. La maternidad, en el más amplio sentido alrededor del embarazo, el parto y la crianza, está rodeada de buenas películas, especialmente de buenas películas documentales, películas con ciencia y conciencia.
Hace un año, publicamos un artículo bajo el título de “Embarazo y parto en el cine (I): emociones y reflexiones” y allí comentábamos que hay películas que tratan el tema del embarazo y el parto no para entretener, sino para concienciar. Y en ese momento destacamos cuatro películas, las cuatro con carácter de película documental: 1) Una película que nos acerca al problema del embarazo en el mundo: la estadounidense No llores mujer (Christy Turlington, 2010); 2) Una película que nos acerca al problema del parto en el mundo: la colombiana Nacer-Diario de maternidad (Jorge Caballero, 2012); 3) Una película que nos acerca al problema del parto respetado, principalmente en el primer mundo: la española Néixer (Ana Victoria Pérez, 2012); 4) Una película que nos acerca al problema de la maternidad como reto, como pánico, como regalo, como trauma, como experiencia transformadora de la mujer, de la familia, del sexo, de las expectativas, de la identidad: la francesa Un feliz acontecimiento (Rémi Bezançon, 2011).
Pero hay más, muchas más, donde la maternidad emana por los cuatro poros, y en donde la filmografía de Francia atesora una especial sensibilidad para mostrarnos la distintas visión a lo largo y ancho del planeta Tierra. Imprescindibles son El primer grito (Gilles de Maistre, 2008) esa crónica de diez partos registrados en Francia, Estados Unidos, México, Brasil, Nigeria, Tanzania, Japón, Vietnam, India y Siberia en un mismo día, un día de eclipse solar; y también, sin duda, Bebés (Thomas Balme, 2010) esa crónica de los primeros 18 meses de vida de cuatro bebés, dos de países del tercer mundo y de un medio rural (Ponijao en Opuwo, Namibia, y Bayar en Bayanchandmani, Mongolia) y dos de países del primer mundo y en un medio urbano (Mari en Tokio, Japón, y Hattie en San Francisco, Estados Unidos).
Y hoy hablamos del más reciente proyecto, por obra y gracia de una actriz-presentadora de televisión en sus inicios y que, en los últimos años, se ha dedicado más a papeles de dirección: Mabel Lozano. Esta bella toledana inició su trayectoria como directora en 2007 con el documental Voces (contra la trata de mujeres) y en 2010 el corto Escúchame, ambos sobre la trata de mujeres y niñas. En 2008, dirigió La teoría del espiralismo, sobre la discapacidad; en 2010, Las sabias de la tribu, sobre la vejez en la mujer; en 2011, Y todavía hay tiempo para verbenas, sobre el cáncer de mama. Y en 2013 estrena la película documental Madre.
Madre sigue el proceso de gestación de cinco mujeres de diferentes geografías de España, de diferentes ámbitos sociales y orígenes, con el objeto de autoretratar los diferentes cambios físicos y emocionales, la cotidianidad y los momentos extraordinarios que atraviesa una mujer embarazada. Madre es ante todo la reivindicación del hecho diferencial de la maternidad, de que cada madre es un proyecto vital único y diferente.
Y para esta película documental se utiliza la técnica de autofilmación, pues ellas mismas han ido registrando su interior y su exterior con unas pequeñas cámaras, el día a día de su embarazo o de su proceso de adopción, con un resultado final: un retrato emocionante y lleno de vida sobre la maternidad. Porque todas ellas nos abren su corazón y su intimidad para compartir con el espectador estos importantes momentos, bajo distintos modelos de conseguir llegar a tener un hijo: una mujer que vive su embarazo con una discapacidad física importante, otra que pasó su gestación lejos de su tierra y de los suyos, una mamá que adoptó a su hijo en Rusia, una mujer de 49 años que decidió someterse a una FIV y una adolescente de 19 años que desea tener un hijo.
La película se divide en cinco partes, para cada una de estas protagonistas:
- “El triunfo de la vida” (Irene Villa, 33 años, madre de Carlos). A los 12 años sufrió un grave atentado terrorista de ETA, en el que perdió las dos piernas y tres dedos de una mano: “Lo que más me sorprendió del embarazo fue que, al verme la gente, me felicitaba por la calle y algunos preguntaban si era consciente de que ese niño iba a ser de alguna forma el nieto de muchos españoles”. Nos cuenta que participó en el documental porque era una oportunidad de tener para siempre la experiencia más importante de mi vida, y también para compartir un momento muy feliz con las personas que tanto le han ayudado a lo largo de estos años.
- “De repente llega alguien que es más importante que todo” (Alejandra Garrido, 39 años, madre de Martín). Mamá inmigrante, chilena, actriz y directora de teatro: “Lo que más me sorprendió del embarazo fueron los cambios hormonales que vinieron con él, me costaba reconocerme”. Nos cuenta que participó en el documental porque suponía una especie de reto para ella, la excusa perfecta para obligarse a estar bien.
- “Hay hijos que nacen del vientre y otros que nacen del corazón" (Ruth Sarabia, 37 años, madre de Alex). Mamá adoptiva, su hijo nació en Rusia: “Lo que más me sorprendió del "embarazo" fue lo larguísimo y lleno de dificultades burocráticas que estuvo”. Nos cuenta que participó en el documental porque quería contar lo que nadie cuenta de un proceso de adopción, hacer pública la otra cara, de la que nos olvidamos cuando por fin tenemos a nuestro hijo en casa.
- “Siempre dije que quería ser mamá antes de los veinte años” (Ruht Florentino, 19 años, madre de Kevin). Se quedó embarazada por primera vez con 17 años y lo perdió de forma involuntaria. “Lo que más me sorprendió del embarazo fue ver cómo crecía mi hijo dentro de mí”. Nos cuenta que participó en el documental porque quería tener un recuerdo para Kevin, y también porque tengo muchas amigas que están en mi misma situación y quería contar como es la maternidad para las adolescentes.
- “Este regalo que me hace la vida” (Alicia Mederos, 49 años, madre de Saulo y Omar). Mamá primípara de mellizos casi en la cincuentena gracias a una FIV. “Lo que más me sorprendió del embarazo fue mi buen estado físico. Me bajaron los niveles de colesterol y los controles analíticos parecían de una chica de 20 años, ¡no he estado mejor en mi vida!”. Nos cuenta que participó en el documental porque quería que se hablara de la gran suerte que tenemos de vivir en una parte del planeta con estas posibilidades, que gracias a la ciencia y a un equipo humano y técnico buenísimo se pueden lograr tus deseos.
Mabel Lozano en sus inicios era una mujer de bandera en lo externo. Ahora también nos demuestra que es una mujer de bandera en lo interno e importante. Directora comprometida con las causas de la mujer: trata de mujeres y de niñas, vejez, discapacidad, cáncer de mama y, ahora, la maternidad desde distintos puntos de vista. Y, especialmente, porque los ingresos por el documental irán destinados a Fundación 1000 sobre Defectos Congénitos, fundación que tiene como objetivo apoyar la investigación sobre las causas por las que, entre un 3 y un 6% de los niños recién nacidos tienen malformaciones y otros defectos congénitos y difundir las medidas que permiten favorecer que los niños nazcan sanos, así como atender, sin coste alguno, a las familias que tienen niños afectados y necesitan información sobre el problema de sus hijos. Esto y mucho más es Fundación 1000, un proyecto liderado por la investigadora (y amiga) María Luisa Martínez-Frías desde el Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas (ECEMC).
El ECEMC y Fundación 1000 significan mucho para mí, pues son una larga historia al servicio de los defectos congénitos. Y es por ello que esta película y este proyecto conjunto significan mucho para mí.
Y es por ello que esta película debe ser divulgada y, con ello, apoyar la causa. Es por ello que Mabel Lozano nos presenta Madres, una película sobre distintas formas de maternidad en España, y cuyos beneficios van a redundar sobre los hijos, apoyando la investigación de calidad sobre defectos congénitos.
Está claro que con películas así, Madre no hay más que una…(aunque sean muchas y cada una un universo magnífico).
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