Todo comienza con un partido del Manchester United. Un centro de David Beckham es rematado por la nueva estrella del equipo, una chica llamada Jess Bhamra. Pero todo es un sueño... Así comienza una película llena de valores, a medio camino entre oriente y occidente, con el fútbol como leit motiv, la familia como núcleo y los prejuicios sociales como reflexión, una película que busca transmitir valores y que fue muy bien recibida: Quiero ser como Beckham (Gurinder Chada, 2002).
Jess (la joven debutante de origen paquistaní Parminder Nagra) es una adolescente de 18 años de origen hindú que vive con su familia en Inglaterra. Sus padres quieren que sea una encantadora y convencional chica india, que termine sus estudios y que se case como es debido, respetando las tradiciones de su país, como va a hacer su hermana mayor. Pero ella quiere jugar al fútbol como su héroe Beckham, y por ello su habitación está repleta de fotos de su ídolo en todos los tamaños (sobre lo que su padre le llega a decir, "¿Por qué no pones fotos de paisajes, en lugar de las fotos de ese calvo...?").
Para Jess ese sueño inicialmente solo significa darle patadas al balón en el parque, hasta que la descubre Jules (la británica Keira Knightley, en su casi debut en el cine, en el papel que le dio fama y que películas posteriores la han consolidado como la Audrey Hepburn del siglo XXI), que la invita a unirse al equipo de fútbol femenino local. Jess y Jules tienen la misma edad y comparten los mismos sueños, y hasta llegan a compartir el amor con Joe (Jonathan Rhys-Meyers), el entrenador del equipo de fútbol, un irlandés que a lo largo de su vida ha tenido que enfrentarse al menosprecio de la sociedad inglesa por su origen. Jules es inglesa y guapa, pero su madre no está conforme con que juegue al fútbol, piensa que no es lo suficientemente femenina e incluso llega a creer que es lesbiana: “Que lleve chándal y juegue al fútbol no quiere decir que sea lesbiana”, tiene que defenderse.
La película pone en evidencia los prejuicios de las personas, independientemente de su origen y cultura, sea una cultura de oriente o de occidente. La directora, de origen hindú pero ciudadana inglesa, conoce en profundidad ese terreno de la multiculturalidad y lo adorna con retazos autobiográficos. Y en Quiero Ser como Beckham los tres personajes adolescentes principales tienen conflictos con sus padres: Jess debe ocultar su verdadera pasión entre las tradiciones, el colorido y la música de una familia sacada de Bollywood, Joe no se habla con su padre, y Jules no se lleva bien con su madre. Los adolescentes de la película no mantienen una buena comunicación con los adultos y éstos no les apoyan, a excepción del padre de Jules: "No quiero que cometa los mismos errores que su padre al aceptar la vida, aceptar las situaciones. Quiero que ella luche, y quiero que gane". Con ese apoyo, y con el de su entrenador Jess (y futuro amor), intenta cumplir su sueño: "¿De quién es la vida que vives? Si sólo quieres complacerles, acabarás culpándoles". La última falta lanzada por Jess, al estilo plátano de Beckham ("Bend It like Beckam" es el título original de la película), y bajo los acordes del aria “Nessun Dorma” de la ópera “Turandot” de Giacomo Pucci, es un magnífico colofón.
La directora Gurinder Chadha comprobó durante el Mundial de Fútbol del año 1998 la pasión por el fútbol en Inglaterra, lo que le inspiró esta película. Una oportunidad para, a través de la pasión por el deporte rey en Europa (el fútbol, como el baloncesto en Estados Unidos), recordarnos que las sociedades de hoy en día, lejos de ser definidas como uniformes y homogéneas, las componen personas con distinto origen social, cultural y étnico, una oportunidad de enriquecimiento mutuo que muchos no entienden. No es ningún secreto la influencia que, históricamente, han ejercido las religiones sobre los grupos de población (y especialmente en el sector femenino) limitando las iguales de oportunidades frente al resto de la sociedad. El deporte ha sido fundamental en la ruptura de determinados estereotipos, al priorizar a la persona y sus cualidades frente al estigma que en ocasiones acompaña la procedencia familiar o social.
Esta película crea un escenario inmejorable, incluso amable, para apreciar la discriminación social originada por la pertenencia a un determinado sexo, religión o cultura, así como la dificultad en la ruptura de las barreras sociales que este hecho provoca. La relación entre cine y fútbol es conocida, también entre cine, fútbol e infancia, como ya vimos en una de las primeras entradas de Cine y Pediatría. Pero con esta película hacemos próxima el pensamiento de Jiddu Krishnamurti, escritor y orador indio: “La religión de todas las personas debería ser creer en sí mismo”.
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