“No basta con oír música, hay que verla”, Igor Stravinski.
“Sin la música, la vida sería un error”, Friedrich Nietzsche.
“La música excava el cielo”, Charles Baudelaire.
La música suele ser el personaje olvidado del cine, tan omnipresente como olvidado. Pero lo sonoro convive en comunión con lo visual en el séptimo arte. Y la música es ese "tercer personaje" que permanece en una discreta posición junto "al bueno y al malo", junto "al chico y a la chica", junto "al príncipe y al mendigo",... Sin la música no se podrían entender igual algunas películas, pues, consciente o inconscientemente, las emociones y reflexiones se disparan al compás de las notas y alrededor de las melodías, verdaderos elementos narrativos por excelencia que conocemos como "leitmotiv".
Porque lo sonoro y lo visual establecen el principio de una buena amistad en la gran pantalla, allí donde conviven pentagrama y guión. Y para confirmar lo anterior dirigimos desde el proyecto Cine y Pediatría nuestra mirada a directores, compositores musicales y películas, en los que la música es mucho más que ese tercer personaje. Es difícil imaginar algunas películas sin ese "tercer personaje" que viaja en nuestro recuerdo, sin ese "leitmotiv" que se nos asocia a una peculiar historia. Podemos entender este "leitmotiv" a través del ejemplo de cinco películas que forman parte de la familia de Cine y Pediatría:
• Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988).
• Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994).
• Patch Adams (Tom Shadyac, 1998),
• Los chicos del coro (Christophe Barratier, 2004).
• El primer grito (Gilles de Maistre, 2008).
Ya hemos referido que lo sonoro y lo visual establecen en el cine el principio de una buena amistad. Una amistad que, en algunos, casos se hace indisoluble. Y que se puede ver (y oír) desde diferentes primas (y pentagramas). Y una buena forma de confirmar esos diferentes prismas es con tres ejemplos: el de un director de cine, el de dos compositores musicales y el de tres impactos musicales (en los créditos iniciales, en mitad de la trama y en los créditos finales).
a) Un director de cine: Jean Marc-Vallée.
b) Dos compositores musicales: Alexander Desplat y Ludovico Einaudi.
c) Tres impactos musicales: introducción, nudo y desenlace. Tres ejemplos, uno de cada.
• Los créditos iniciales de Ghost World (Terry Zwigoff, 2001).
• La mitad de la trama en Una historia casi divertida (Ryan Fleck y Anna Boden, 2010).
• Los créditos finales de Slumdog Millionaire (Danny Boyle, 2009).
No sé lo que Cine y Pediatría dará a los lectores. Si os puedo asegurar lo mucho que los lectores y amigos dan a Cine y Pediatría. Ellos nos dan la mejor canción, la mejor melodía, música celestial... y nosotros se lo devolvemos en este artículo, que podéis leer (y oír) en toda su extensión en este enlace de Revista de Pediatría de Atención Primaria o en el archivo adjunto.
“Sin la música, la vida sería un error”, Friedrich Nietzsche.
“La música excava el cielo”, Charles Baudelaire.
La música suele ser el personaje olvidado del cine, tan omnipresente como olvidado. Pero lo sonoro convive en comunión con lo visual en el séptimo arte. Y la música es ese "tercer personaje" que permanece en una discreta posición junto "al bueno y al malo", junto "al chico y a la chica", junto "al príncipe y al mendigo",... Sin la música no se podrían entender igual algunas películas, pues, consciente o inconscientemente, las emociones y reflexiones se disparan al compás de las notas y alrededor de las melodías, verdaderos elementos narrativos por excelencia que conocemos como "leitmotiv".
Porque lo sonoro y lo visual establecen el principio de una buena amistad en la gran pantalla, allí donde conviven pentagrama y guión. Y para confirmar lo anterior dirigimos desde el proyecto Cine y Pediatría nuestra mirada a directores, compositores musicales y películas, en los que la música es mucho más que ese tercer personaje. Es difícil imaginar algunas películas sin ese "tercer personaje" que viaja en nuestro recuerdo, sin ese "leitmotiv" que se nos asocia a una peculiar historia. Podemos entender este "leitmotiv" a través del ejemplo de cinco películas que forman parte de la familia de Cine y Pediatría:
• Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988).
• Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994).
• Patch Adams (Tom Shadyac, 1998),
• Los chicos del coro (Christophe Barratier, 2004).
• El primer grito (Gilles de Maistre, 2008).
Ya hemos referido que lo sonoro y lo visual establecen en el cine el principio de una buena amistad. Una amistad que, en algunos, casos se hace indisoluble. Y que se puede ver (y oír) desde diferentes primas (y pentagramas). Y una buena forma de confirmar esos diferentes prismas es con tres ejemplos: el de un director de cine, el de dos compositores musicales y el de tres impactos musicales (en los créditos iniciales, en mitad de la trama y en los créditos finales).
a) Un director de cine: Jean Marc-Vallée.
b) Dos compositores musicales: Alexander Desplat y Ludovico Einaudi.
c) Tres impactos musicales: introducción, nudo y desenlace. Tres ejemplos, uno de cada.
• Los créditos iniciales de Ghost World (Terry Zwigoff, 2001).
• La mitad de la trama en Una historia casi divertida (Ryan Fleck y Anna Boden, 2010).
• Los créditos finales de Slumdog Millionaire (Danny Boyle, 2009).
No sé lo que Cine y Pediatría dará a los lectores. Si os puedo asegurar lo mucho que los lectores y amigos dan a Cine y Pediatría. Ellos nos dan la mejor canción, la mejor melodía, música celestial... y nosotros se lo devolvemos en este artículo, que podéis leer (y oír) en toda su extensión en este enlace de Revista de Pediatría de Atención Primaria o en el archivo adjunto.
Lo sonoro en lo visual: La música como “tercer” personaje y leitmotiv en Cine y Pediatría de Javier González de Dios
Y también os dejamos el vídeo de presentación de "Cine y Pediatría 5", dedicado a ese amistad indisoluble de música y cine.
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