miércoles, 20 de noviembre de 2024

Las guerras y la infancia, una denuncia "de cine"

 

En el pasado mes de julio tuve la oportunidad de participar como ponente en el 41 Congreso Nacional de Pediatría celebrado en México y lo hice con un tema siempre doloroso y siempre de actualidad, ahora más con la visibilidad que los telediarios dan a la guerra entre Rusia-Ucrania y entre Israel-Gaza (pero sin olvidar que hay más de una treintena de guerras activas en el mundo y acalladas).  El título fue "Las guerras y la infancia, una denuncia "de cine".

Porque la historia de la humanidad está asociada a sus guerras, quizás la mayor constatación del fracaso del ser humano. Y no debiéramos ser ajenos a su denuncia, también desde el séptimo arte. Este tema fue el motivo nuclear de presentación de nuestro último libro en “Cine y Pediatría”, el libro Cine y Pediatría 13 presentado el pasado mes de mayo de 2024 y dentro del XXI Festival Internacional de Cine de Alicante, y que, posteriormente, fue publicado como artículo en Revista de Pediatría de Atención Primaria.   

Y en esta ponencia recopilamos aquellas películas ya publicadas en el proyecto “Cine y Pediatría” que se centran en los conflictos bélicos y su repercusión en la infancia y adolescencia. Un conjunto de seis decenas de películas clasificadas en tres apartados: 

a) La infancia en la Guerra (y postguerra) Civil Española, con ejemplos como El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973), La guerra de papá (Antonio Mercero, 1977), La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda, 1999), Las 13 rosas (Emilio Martínez-Lázaro, 2007) o El maestro que prometió el mar (Patricia Font, 2023). 

b) La infancia en la Segunda Guerra Mundial, con ejemplos como Alemania, año cero (Germania, anno zero, Roberto Rossellini, 1948), La infancia de Iván (Ivanovo detstvo, Andrei Tarkovsky, 1962), El tambor de hojalata (Die Blechtrommel, Volker Schöndorff, 1979), La vida es bella (La vita è bella, Roberto Benigni, 1997) o El niño con el pijama de rayas (The Boy in the Striped Pajamas, Mark Herman, 2008). 

c) La infancia y otras guerras, con ejemplos como Los juncos salvajes (Les roseaux sauvages, André Téchiné, 1994), Voces inocentes (Luis Mandoki, 2004), Nacido en Gaza (Hernán Zin, 2014), Pequeño país (Petit pays, Eric Barbier,2020) o Belfast (Kenneth Branagh, 2021). 

Historias de cine desde todas las filmografías que combinan realidad y ficción, pasado y presente, y que deben prescribirse en escuelas y familias (y, por qué no, también nuestras consultas pediátricas) para denunciar la continua violación de los derechos de la infancia en las guerras. 

Y de ello trata esta ponencia realizada para el 41 Congreso Nacional de Pediatría en México. Porque cabe no olvidar el pensamiento de Henry Miller: “Cada guerra es una destrucción del espíritu humano”. 

Os dejamos la presentación en este enlace y debajo el vídeo de la ponencia.

 

lunes, 18 de noviembre de 2024

El camino a la inteligencia artificial (IA)


Hay un hecho que debemos conocer con claridad: la llamada Inteligencia Artificial (IA) no nos va a quitar el trabajo, pero si nos va a quitar el trabajo otra persona como nosotros pero que sí usa la IA en su vida diaria. Por eso, nos guste más o menos ahora, debemos incorporar la IA en nuestras vida, como ya lo hicimos con los ordenadores o con internet. 

No es fácil entender la IA y utilizar bien las herramientas en aspectos como la docencia o la investigación, cual es mi caso. Estoy realizando cursos y talleres sobre herramientas de IA para esas funciones y no es un camino de rosas. Pero el esfuerzo vale la pena… 

Y por ello vale la pena conocerlo. Y hoy quiero compartir algunas fechas y nombres importantes que han hecho posible este hito. Porque la IA no nació con el ChatGPT, aunque esta herramienta la haya popularizado. Su historia se remonta a la mitad del siglos XIX y ha sido un camino largo y sinuoso, aunque muy acelerado en la última década. Veamos algunas fechas y nombres clave. 

Se dice que fue en 1843 cuando la británica Ada Lovelace, matemática y escritora, escribió el primer programa informático y teorizó sobre lo que podrían hacer los ordenadores, asegurando que no podrían pensar. Ella conoció a otro matemático, Charles Babbage, quien estaba trabajando en una calculadora avanzada a la que llamó como “máquina diferencial”, pero luego se puso a trabajar en una “máquina analítica” que se podía reprogramar.  

Tuvo que pasar un siglo para que otro genio británico, Alan Turing, quien creía que los ordenadores podrían pensar, diseñase en 1950 el Test de Turing para comprobarlo (lo llamó “the imitation game” y constaba de dos personas y una máquina) y que tardó más de siete décadas en superarse (con ChatGPT y otros). Su vida se ha llevado a la literatura y al cine, con Descifrando Enigma (The Imitation Game, Morten Tyldum, 2014) como más significativa. Para llegar allí cabe citar su artículo de 1936 “On Computable Numbers” para comenzar a hablar de la arquitectura de los ordenadores binarios que funcionan hasta el día de hoy, y que se le llamó la Máquina de Turing.  

En 1956 es la primera vez que se usa el término Inteligencia Artificial, y se debe al pionero informático estadounidense John McCarthy en un conferencia en el Darmouth College a sus colegas. Además creó el lenguaje LISP (familia de lenguajes de programación de computadora de tipo multiparadigma) para desarrollar IA e impulsó su desarrollo. Y, por todo ello, fue reconocido con el Premio Turing en 1971 y tiempo después funda el Departamento de IA de la Universidad de Standford.  

Aquí comenzó la primera carrera por la IA. Y en 1958, el psicólogo estadounidense Frank Rosenblatt creó la primera neurona artificial (computadora conocida como perceptrón), el cual es un modelo matemático que recrea el funcionamiento de una neurona biológica. En ese mismo año, Alex Bernstein creó el primer programa de ordenador capaz de jugar al ajedrez (pero en la demo, tras la primera jugada del humano el ordenador dijo “me rindo”, lo que hablaba de que había mucho que mejorar). Y en 1966, el profesor de informática de origen alemán Joseph Weizenbaum creó el primer chatbot de la historia llamado ELIZA y que se comportaba como un terapeuta psicólogo. Pero no era IA, sino una lista de parámetros para responder.   

Luego llegan las décadas de los 70 y 80 que vienen a definirse como el “invierno de la IA”, pues después de un inicio eufórico, la IA se detuvo y e incluso aparecieron opositores. Las promesas eran muchas, el coste elevado, así que los gobiernos cerraron el presupuesto en este campo y ello con el Informe Lighthill del año 1973. En ese espacio Geoffrey Hinton define el concepto de redes neuronales profundas (o multicapa) en 1986, de manera que cada capa resuelve una tarea específica y, al juntarlas, podían resolver tareas complejas. 

Hay un despunte en 1997 con Deep Blus, la primera computadora (de IBM) que derrotó a un campeón del mundo de ajedrez como Gary Kasparov (aunque no era totalmente IA y realmente había una persona detrás que apoyaba a la máquina). Pero lo cierto es que entre 1986 y 2006 llega el "segundo invierno de la IA", pues atenazaba el problea del "desvanecimiento de gradicente" y hubo d esperar dos dácadas para resolverse. 

En 2006 resurge la IA cuando Geoffrey Hinton y su equipo ese "desvanecimiento de gradiente" y es así que saltamos al 2011, cuando aparece Watson, otra supercomputadora creada por IBM que fue capaz de vencer en el juego Jeopardy, y eso implicaba entender dobles sentidos y juegos de palabras.  Y todo esto nos lleva al boom de la IA. Y que comienza con Siri en 2011, el primer asistente con IA con voz que Apple lanza dentro de los iPhone y que enciende la alarma de sus competidores, por lo que en 2012 sale Google Now y en 2014 Alexa. Pero la IA de estos asistentes de voz era muy básico. Tras ese pistoletazo de salida, Google (que tiene Android) entró en pánico y como respuesta en 2014 hace su inversión más importante en IA y compra Deepmind (que se suma al Google Brain que ya tenían) para posicionarse como líder mundial de la IA. 

En 2015, el magnate sudafricano Elon Musk (ahora ya en el nuevo gobierno de Donald Trump) y el programador y bloguero estadounidense Sam Altman fundan OpenAI como respuesta a Google. En realidad es un laboratorio de investigación de inteligencia artificial que lo crean con la intención de entregar la IA al beneficio de la humanidad y sin fines de lucro. Y aquí comienzan a reclutar a los mejores, que habitualmente estaban en Google, para lo que Musk tuvo que desembolsar mucho dinero para traerse a genios como el informático israelí-canadiense, nacido en Rusia, Ilya Sustkever. Pero lo cierto es que los avances no fueron inicialmente los deseados…    

Fue en 2017 cuando ingenieros de Google publican el artículo “Attention is all you need”, que viene a decir que lo que necesitan mejorar los científicos de IA no es la memoria, sino la atención, por lo que se introduce la arquitectura Transformer, algo revolucionario y gracias a la cual tenemos la IA generativa. Y es cuando los de OpenAI aprovechan la enseñanza del artículo y crean GPT (Generative Pre-trained Transformer) en su primera versión (GPT-1). Ahí es cuando Elon Musk vio margen de negocio y quisó fusionar OpenAI con Tesla, pero aquello acabó como el rosario de la aurora con Sam Altman. Así que Musk se fue y se llevó el dinero, pero Altman recurre entonces a Miscrosoft, quien invierte 1000 millones de dólares luego de que Musk les dejara sin fondos, y crearon GPT-2 y GPT-3.  

Ya en el año 2021 es cuando Google presenta LaMDA (Language Model for Dialogue Applications), un modelo de lenguaje que puede conversar e inventar historias, por lo que el ingeniero Blake Leomine llegó a decir que tenía vida y conciencia. Pero nunca lo sacó al público. Y de aquí llegamos al punto crítico, ese 30 de noviembre de 2022 (se van a cumplir ahora solo dos años) en el que OpenAI lanza un chatbot experimental basado en GPT 3.5 sin estar seguros de qué pasaría. Y lo que pasó es que el mundo cambió para siempre con ChatGPT…y el test de Alan Turing había sido superado con creces y para siempre. Decir que ya se había desarrolla antes el chatbol Claude, pero no se lanzó en su momento como ChatGPT, que no esperó a su versión 4 y lanzó la 3.5. 

Y lo que ha pasado en estos dos años ya lo conocemos mejor, con esa lucha de posicionamiento entre Google (Gemini), Facebook (MetaAI) y Apple (Apple Intelligence), donde todos dicen superar a los demás. Y ahí se anda en la carrera a la AGI (Artificial General Intelligence) y sus intereses comerciales. 

Destacar que el Premio de Física 2024 se ha concedido al físico estadounidense John Hopfield y al científico computacional británico Geoffrey Hinton por poner las bases de la inteligencia artificial, “padrinos” del aprendizaje de máquinas con redes neuronales artificiales. Un premio que desató la polémica entre los científicos, pues para muchos la IA no es física, más bien una cuestión matemática o  de ingeniería. Pero esa es otra batalla… 

sábado, 16 de noviembre de 2024

Cine y Pediatría (776) “Àma Gloria”, la madre sustituta


La sensibilidad, delicadeza, buen gusto y tacto del cine francés para abordar las múltiples aristas de la infancia y adolescencia reaparece de forma preciosa y precisa con la película Àma Gloria (Marie Amachoukeli-Barsacq, 2023), ópera prima de esta directora de cine y guionista francesa de ascendencia georgiana. Y las señas de identidad aparecen pronto, desde esos títulos de crédito rodeados de imágenes animadas de un mundo infantil y de color, y esa primera escena de la revisión en el oculista, donde Cléo, esa niña rizosa de 6 años en pleno cambio de incisivos, está en la sala acompañada de un mujer de color que descubrimos que es su niñera. Y enseguida comprobamos esa complicidad entre ambas, llena de juegos, risas y ternura. 

Cléo (Louise Mauroy Panzani) vive con su padre en París y los cuidados habituales corren a cargo de Gloria (Ilça Moreno), una mujer oriunda de Cabo Verde, allí donde ha dejado a sus verdaderos hijos y a su familia, en ese archipiélago en el Atlántico que fuera colonia portuguesa y que es un pequeño país que reconocemos por tener géneros musicales propios como la morna (donde Cesária Évora es la cantante caboverdiana más conocida internacionalmente) y el zouk (donde destaca Suzanna Lubrano). Y confirmamos que Cléo y Gloria, niña y niñera, están constantemente juntas debido a la frecuente ausencia del padre, lo que crea entre ambas un vínculo intenso, similar al que existe entre una hija y su madre (de quien no nos da pistas de su ausencia). 

Pero Gloria recibe la noticia de la muerte de su madre y le comunica a Cléo que tiene que volver a su país a enterrarla: “Tengo que volver a mi casa, a la isla”. A partir de ahí se nota su ausencia y, aunque el padre intenta cubrir el hueco, su hija está triste: “Echo de menos a Gloria”. En su día a día, el padre intenta cuidar a su hija y hasta bailan al son de la canción “Mes yeux dans ton regard” de Nilda Fernandez. Y por ello, cuando llega el verano, el padre le deja que vaya a pasar un temporada con Gloria en Cabo Verde, allí donde se integra con su familia en una casa pequeña llena de recuerdos. Y Cléo le confiesa: “Para mí es raro. Porque solo tengo recuerdos contigo”. Y allí la pequeña se sumerge en la vida de esa familia y esa isla, con sus costumbres, sus juegos, sus fiestas,… y todo ello lo ve a través de sus gafas y sus rizos. Y también participa en el embarazo, parto y bautizo del nieto de Gloria, donde Cléo musita: “Espíritus malos, ¿me oís? Si me oís, haced que el bebé muera. Y que Gloria vuelva a casa. Por favor”. Pero Gloria ya tenía otros planes desde hace tiempo, y su deseo era regresar a su pueblo, abrir un negocio con el dinero ahorrado y recuperar el cariño de sus verdaderos hijos, quienes casi la ven como una extraña, tras pasar tanto tiempo fuera del hogar. 

Y todas estas vivencias se van mezclando con las imágenes oníricas animadas para representar aquellas fantasías, emociones y sentimientos de la niña y que viene a recordarnos que en la primera infancia la realidad y la ficción se mezclan en un colorido mundo de fantasía. Dibujos de marcados colores que reaparecen a lo largo de la historia, y que nos evocan quizás ese paraíso de Cabo Verde. Muy original, donde se conjuga ficción y realidad en las vivencias de una niña que teme que no vuelva a tener a su lado a Gloria, su madre sustituta. Y eso lo intuye Cléo y es entonces cuando nos confiesa por fin: “Mi mamá también murió de cáncer. Pero ya estoy bien”, aunque a continuación la pequeña se pone a llorar desconsoladamente. 

Y en la despedida Gloria le regala un colgante y le dice: “Ahora tenemos que despedirnos y ser felices”. Pero tras la despedida a quien más se le rompe el corazón es a Gloria. Y así termina esta historia que mezcla cine y animación, llena de sentido y sensibilidad gracias a la interpretación de dos debutantes. Curiosamente, Àma Gloria contiene numerosos elementos autobiográficos, porque Marie Amachoukeli-Barsacq también tuvo una especie de niñera (la conserje del edificio de apartamentos donde vivía de niña) que cuidaba de ella, y, de hecho, la película está dedicada a ella al final, por nombre Laurinda Pereira Correia. 

Y es que la directora Marie Amachoukeli-Barsacq, quien ganó anteriormente, también con actores aficionados, la Cámara de Oro en Cannes en 2014 por Mil noches, una boda, vuelve a emocionarnos en esta ocasión con esta historia. Y ello en un film que nos recuerda a todas esas personas que han emigrado de su país y han cuidado a nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros mayores,… y lo han hecho con el cariño y el poso que esta historia nos regala. Personas que hacen de su trabajo algo más que un oficio para salir delante de una vida difícil, y que con su vinculo emocional van más allá de los límites de su profesión. Esta es la clave principal de la trama de Àma Gloria. Un homenaje y agradecimiento a todas estas personas que en España (y en casi toda Europa) son cuidadoras de nuestros hijos, nietos y personas mayores. 

Porque la realidad de nuestra sociedad, con la incorporación de las madres al trabajo, la dificultad de conciliación y el alejamiento de los núcleos familiares (esos abuelos tan importantes y no siempre cercanos), hace necesario recurrir a la contratación de personas ajenas a la familia en el papel de niñeras a tiempo parcial o completo. Y la elección de estas personas que van a cuidar a los más pequeños es un aspecto clave, donde la capacitación y el afecto hacia ellos es lo más estimado. Y cuando aparece una Gloria en estas familias, la felicidad no se instala solo en los hijos, sino también en  los padres.