Blog personal, no ligado a ninguna Sociedad científica profesional. Los contenidos de este blog están especialmente destinados a profesionales sanitarios interesados en la salud infantojuvenil
En breve comienza un nuevo curso on-line en la plataforma Continuum: "Lactancia materna para pediatras: lo que todos debemos saber 2025", organizado y coordinado por el Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP y la Asociación Española de Lactancia Materna (AELAMA). Y que viene a ser la tercera edición de este curso ya desarrollado en el año 2017 y 2023.
Los objetivos del curso son:
- Recordar los beneficios de la lactancia para los niños, las mujeres y la sociedad.
- Conocer las características de los centros sanitarios IHAN.
- Saber las características del amamantamiento normal en su inicio y a lo largo de la vida del niño.
- Realizar una historia clínica de lactancia y análisis de una toma.
- Reconocer los problemas de lactancia más frecuentes tanto del niño como de la madre y la solución de los mismos.
- Abordar la lactancia materna en situaciones especiales.
Y estos serán los capítulos que se van a tratar:
- Importancia de lactancia materna (LM). Promoción de la LM.
- Amamantamiento normal.
- El lactante mayor.
- Lactancia materna en situaciones especiales.
- Cuidados y problemas del lactante.
- Cuidados y problemas de la madre.
El curso comenzará el próximo 18 de septiembre de 2025 y finalizará el 13 de noviembre y es un curso para cualquier profesional sanitario interesado en la formación en un tema tan relevante como es la lactancia materna.
Toda la información necesaria en la web de Continuum. Os esperamos a la vuelta del verano, pero ya podéis comenzar a inscribiros.
Las historias alrededor de alumnos y profesores en las escuelas e institutos es un tema recurrente en Cine y Pediatría. Películas llenas de valores desde la ficción o la realidad. Y dentro de la realidad de algunas historias, un buen número de ellas se enmarcan como películas documentales y son ejemplos paradigmáticos las siguientes, desde diferentes nacionalidades: desde Francia, Ser y tener (Nicolas Philibert, 2002), La clase (Laurent Cantet, 2008), Sólo es el principio (Jean-Pierre Pozzi y Pierre Barougier, 2010), Camino a la escuela (Pascal Plisson, 2013), El gran día (Pascal Plisson, 2015); desde España, Entre maestros (Pablo Usón, 2012), La hora del patio (Manuel Pérez Cáceres, 2012), El lápiz, la nieve y la hierba (Arturo Méndiz, 2017), Picotazos contra el cristal (Rafael Moles y Pepa Andreu, 2019), Nous, la evolución del pensamiento (Henar Rodríguez y Christian Dehugo, 2019), Las clases (Orencio Boix, 2021); desde Argentina, La educación prohibida (German Doin, 2012), Escuela normal (Celina Murga, 2012), Escuela de sordos (Ada Frontini, 2013), Las clases (Orencio Boix, 2021); desde Bélgica, Pequeña escuela (Lydie Wisshaypt-Claudel, 2022), Una oportunidad para ellos (Thierry Michel, Pascal Colson, 2017); desde Estados Unidos, Esperando a Superman (Davis Guggenheim, 2010); desde Países Bajos, Los niños de la señorita Kiet (Peter Lataster y Petra Lataster-Czisch, 2016); desde Alemania, El profesor Bachmann y su clase (Maria Speth, 2021); entre otras muchas. Y hoy llega la reciente película documental austriaca, Nuestra querida profesora (Ruth Beckermann, 2024).
Nuestra querida profesoraretrata, durante tres años (entre 2020 y 2023) y tres cursos, a un grupo de niños y niñas que crece desde segundo hasta cuarto de Primaria en una escuela pública del distrito de Favoriten, una de las zonas más multiculturales de Viena, y siempre con la misma profesora, Ilkay, de origen turco. De hecho, el título original de esta película es, precisamente, Favoriten. Y en el transcurso de este periodo escolar nos sumergimos en un gran colegio vienés en el que la mayoría de alumnos son inmigrantes (de Turquía, Siria, Túnez, Chechenia, Afganistán, Ucrania, Bulgaria, Macedonia, Albania,…) y están integrándose y aprendiendo en alemán. Además de la falta de recursos, Ilkay y sus colegas profesores se enfrentan a estas clases multiculturales en las que la comunicación a veces se ve dificultada por el idioma.
Es Nuestra querida profesora una película que se transforma en una oda a la infancia, donde se celebra el trabajo de los educadores y el aprendizaje de cada día, tanto dentro como fuera de las aulas. Y con dos aspectos nucleares que son el punto de partida del documental de Ruth Bechermann: uno, el conocer que del 60 % de los niños de las escuelas primarias vienesas no hablan alemán como primera lengua; y, al mismo tiempo, reconocer que hay una aguda escasez de profesores. Dos datos que pueden sorprender de una sociedad tan aparentemente avanzada y estructurada como la austriaca.
Y durante estos tres cursos acompañamos a esta clase de alumnos desde los 7 a los 10 años, allí donde su ambiciosa profesora, Ilkay, está decidida a crear un entorno inclusivo y seguro para los esos niños y niñas que en su mayoría no hablan alemán en casa, y donde muchas familias están marcadas por la guerra y se enfrentan a la discriminación. A pesar de contar con pocos recursos, Ilkay guía a su clase a través de las aventuras de la educación, con visibles derrotas y victorias del día a día. Y durante el metraje vamos conociendo a los 24 alumnos de clase (Majeda, Melisa, Teodora, Mohammed, Egemen, Selin, Eda, Hafsa, Ibro, Valentin, Manessa, Alper, Rebeca, Nerjiss, Dani, Beid, Ibrahim, Liemar, Furkan, Selen, Natalia, Danilo, Fátima, David) y también algo de sus familias, con sus luces y sus sombras, con sus dificultades y oportunidades.
Porque durante estos tres cursos asistimos a muy diversos momentos de esa interacción entre alumnos y su profesora, desde las clases tradicionales a las clases de relajación o natación, desde las visitas a una mezquita a la visita a la catedral de San Esteban de Viena, desde la celebración de la llegada del Ramadán (“Aún sois niños. Los niños aún no estáis obligados a ayunar. Pero también podéis probarlo. El fin de semana, el sábado o el domingo”) a los debates sobre las guerras de Siria y Ucrania (y el mensaje de Ilkay: “Para mí es muy importante que lo recordéis. La paz es lo más importante del mundo. La guerra, las peleas y los golpes, eso también lo aprendemos en la escuela…,¿sirve de algo?”), desde los exámenes a las tutorías con los padres de los alumnos. Y esa continua mediación de la profesora en los conflictos y peleas de sus alumnos en busca de la conciliación. Y todos integrándose al alemán, tal como una alumna recuerda a otra: “No hables turco. Habla alemán. Eso no está permitido”.
En un momento dado, el director del centro reúne a los profesores y les cuenta que no contarán este curso con trabajadora social ni con psicóloga por varios motivos, y no saben si tendrán sustituta. Y así ocurre cuando, en cuarto de Primaria, Ilkay comunica a sus alumnos que está embarazada y tendrá que irse de baja a mitad de curso. Y la despedida de sus alumnos es muy emotiva, e incluye mensajes como este que una alumna le regala: “Un buen profesor es difícil de encontrar, difícil de dejar e imposible de olvidar”. Y en el momento de la despedida Ilkay se pone a llorar porque no han conseguido que nadie la releve para el resto del curso y muchos de los niños y niñas también lloran desconsoladamente. “Estudiad mucho, demostrar a los demás de lo que sois capaces…Habéis aprendido mucho en los últimos cuatro años… Que sean lágrimas de alegría porque nos volveremos a ver”. Y tras el final, uno a uno se van presentando los 24 alumnos. Y este mensaje como colofón: “Tres días después, se encontró un nuevo profesor para la clase. Rodada entre otoño de 2020 y primavera de 2023 en la escuela primaria más grande de Viena Bernhardsthalgasse, distrito 10, Favoriten”.
Una película especial, una vivencia especial. Porque Ruth Beckermann filma con una mirada empática pero sin idealizar, y para ello su dirección es contenida y deja que las escenas hablen por sí mismas. Usa ese cine de observación sin entrevistas ni voz en off, donde la cámara es casi invisible, lo que permite una naturalidad y espontaneidad sorprendentes. Y donde hay una clara intención de no juzgar, sino de observar y comprender esta realidad que se nos cuenta en un momento donde Austria, como gran parte de Europa, enfrenta debates sobre la inmigración, la identidad nacional y la integración. El documental evita lo panfletario, pero es profundamente político en su elección de tema: mostrar cómo se construye la sociedad desde abajo, desde el aula.
Nuestra querida profesora nos regala varios temas para el debate, como el multiculturalismo y migración (donde esa aula se convierte en un retrato de la nueva Europa, un microcosmos de nuestra sociedad, donde la integración, el entendimiento y los choques culturales son parte del día a día), la educación como herramienta social (con el papel central de esta profesora firme y paciente, dialogante y creativa, que intenta integrar los valores familiares y culturales para enseñar respeto mutuo y fomentar la convivencia) y esa construcción de la identidad desde la infancia (porque la película da voz a los alumnos, a sus sueños, sus frustraciones, sus preguntas sobre género, religión y pertenencia, por lo que, a través de ellos, se refleja la tensión entre las raíces culturales de sus familias y los valores del país que los acoge). En general, una película documental conmovedora y reflexiva que destaca la importancia de la educación y la dedicación de los docentes. Y como esta profesora, también una película difícil de encontrar, difícil de dejar e imposible de olvidar.
La práctica de compartir imágenes de niños y niñas en contextos sanitarios, ya sea en redes sociales, publicaciones institucionales, medios de comunicación o campañas de sensibilización, debe abordarse con extrema precaución.Así lo ha advertido el Comité de Bioética de la Asociación Española de Pediatría, que hace unos meses publicó una serie de recomendaciones éticas dirigidas tanto a profesionales como a instituciones y familias, con el objetivo de preservar la intimidad, la dignidad y los derechos de la infancia.
El documento completo se puede revisar en este enlace, pero vale la pena recordar este diálogo para hacer buen uso de ello.
1. Prudencia: antes de publicar una imagen, es fundamental preguntarse: “¿Esto protege al menor? ¿Esto le respeta? ¿Qué impacto puede tener?” Si la respuesta a las primeras preguntas no es claramente afirmativa, lo prudente es no difundirla.
2. Consentimiento: la toma y difusión de imágenes debe contar con el consentimiento explícito de los padres o tutores, y, si el menor tiene suficiente madurez, también con su opinión. Este consentimiento debe estar documentado.
3. Respeto: las imágenes no deben mostrar al menor en situaciones humillantes, dolorosas o invasivas que puedan dañar su dignidad.
4. Privacidad: salvaguardar la privacidad de los niños, niñas y sus familias. Siempre se debe evitar que se identifique al menor en las imágenes compartidas y limitar la imagen a los aspectos relevantes.
5. Responsabilidad: incluso en contextos educativos o de formación, siempre debe respetarse la intimidad de cada familia. Aunque no se haya tomado la imagen, al usarla se asume la responsabilidad.
6. Empatía: evitar imágenes que exploten el dolor o con un gran componente emocional que busquen generar reacciones o la autopromoción. Las imágenes deben ser respetuosas y centrarse en el mensaje, no en la exposición del menor.
7. Regulación: seguir las normas del centro de trabajo sobre el uso de redes sociales, así como la legislación vigente. Si no existen, fomentar que se elaboren.
8. Profesionalidad: las redes no deben ser un espacio para hacer diagnósticos. Cada paciente merece una atención profesional personalizada, no hacer respuestas genéricas online como si todos los pacientes fueran iguales.
9. Coherencia: no pedir a las familias que envíen imágenes de sus hijos/as salvo que sea absolutamente necesario. Si lo hacen, cuidar su uso y eliminarlas cuando ya no se necesiten o justificar su inclusión en los registros documentales adecuados, como la historia clínica.
10. Educación: fomentar una actitud de respeto en el uso de la información en redes por parte del menor y su familia. Explicarles qué riesgos existen y cómo cuidarse en el entorno digital.
Porque este documento sitúa el bienestar del menor en el centro de cualquier práctica comunicativa que implique
su imagen. Aunque la difusión de fotografías o vídeos de menores puede partir de iniciativas
bienintencionadas como visibilizar una enfermedad, sensibilizar a la sociedad o mostrar el trabajo sanitario,
el comité recuerda que no siempre se mide adecuadamente el impacto que estas imágenes pueden tener en
el desarrollo personal, la vida social o la autoestima del menor, especialmente cuando quedan expuestas en
entornos digitales de difícil control.