En la última actualización de la base de datos de revisiones sistemáticas de la Colaboración Cochrane (la tercera de este año) se ha incluido una interesantísima revisión sistemática que evalúa los posibles efectos adversos de la combinación corticoides inhalados más beta-2 de larga duración frente a sólo corticoides inhalados (misma dosis o doble dosis).
El tema es interesante, por cuanto en 2006 se publicó un meta-análisis en la revista Annals of Internal Medicine, que levantó una importante polémica. Los autores de aquel meta-análisis concluían que el uso de beta-2 de larga duración podía producir un incremento de las reagudizaciones de la enfermedad, graves e incluso mortales. Este estudio fue objeto de valoración crítica en su día en la revista "Evidencias en Pediatría", siendo también objeto de una editorial de recomendable lectura. En este estudio, los autores incluyeron algunos ensayos en los que un porcentaje no pequeño de pacientes recibieron tratamiento de mantenimiento de la enfermedad con sólo beta-2 (sin corticoides asociados). La lectura crítica de este estudio recomendaba no emplear nunca los beta-2 de larga duración como única opción terapéutica para controlar la sintomatología del asma. Cuando están indicados siempre han de asociarse a corticoides inhalados.
La revisión sistemática de la Colaboración Cochrane apunta en esta dirección. La revisión incluye tanto a adultos como a niños, realiza un análisis separado para ambos grupos de edad y no incluye a pacientes con tratamiento de mantenimiento sólo con beta-2 de larga duración, opción terapéutica, por otra parte, no recomendada en ninguna de las guías de práctica clínica sobre el tratamiento del asma. No existieron diferencias entre los tres grupos de comparación en cuanto a fallecimientos o efectos adversos graves relacionados con la enfermedad.
Así que, como indicaba acertadamente el Dr. Luis García-Marcos en su editorial de "Evidencias en Pediaría", "la lección a extraer de esta polémica es que no debe administrarse un agonista beta 2 de acción prolongada sin un corticoide inhalado, y que esta combinación debe reservarse para el asma persistente (moderada o grave). Me temo que esta afirmación tiene todos los aires de un “déjà vu” colectivo, porque muchos creemos haber experimentado previamente la situación. Los datos de que disponemos hasta ahora nos inclinan a afirmar que no hay que proscribir los ABAP: hay que prescribirlos… correctamente."
Por cierto: la tercera actualización de la base de datos de revisiones sistemáticas de la Colaboración Cochrane viene repleta de estudios muy interesantes, tanto nuevos como actualizados. Se puede acceder al resumen de todos ellos a través de la web NHS e Evidenc- child health, un recurso, por cierto, muy recomendable para todos los pediatras.
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