Evaluar el rendimiento de la actividad científica y su impacto en la sociedad es posible (y deseable) y uno de cuyos fines primordiales es el poder adecuar convenientemente la asignación de los recursos destinados a investigación y desarrollo. Estudiar variables cuantitativas y cualitativas de la información publicada (en formato papel o electrónico) es una necesidad en el entorno de “infoxicación” (neologismo que quiere indicar el entorno de intoxicación por exceso de información) en el que desarrollamos nuestra práctica clínica. Y es una necesidad que se adhiere a los objetivos del presente blog.
Desde hace tiempo se aplican métodos científicos, fundamentalmente matemáticos y estadísticos, al estudio de la ciencia, como expresión particular de las regularidades matemáticas que acompañan a las ciencias naturales, técnicas y sociales. Se diferencian distintas especialidades métricas, en base a los distintos usos de la información: Bibliometría, Cienciometría, Informetría, Webmetría y Cibermetría. Quien quiera profundizar en estos conceptos puede revisar alguno de los textos publicados en revistas pediátricas o publicaciones de comunicación.
Cabe remarcar la importancia de evaluar la ciencia (y a los científicos) en base a indicadores multidimensionales (que vaya más allá del idolatrado factor de impacto) y utilizados con rigurosidad por especialistas de esta materia, quienes son conocedores de sus ventajas y limitaciones. En España se reconocen prestigiosos organismos dedicados a estudiar los datos fundamentales del mapa cienciométrico en nuestro país: Instituto de Estudios Documentales sobre Ciencia y Tecnología (antes CINDOC-CSIC), Laboratorio de Estudios Métricos de Información (LEMI), Institut Municipal d´Investigació Médica (IMIM) e Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación López Piñero (IHCD), entre otros
Hay que estar atento a las revoluciones de las publicaciones biomédicas (la revolución del conocimiento, la revolución de la medicina basada en la evidencia (o en pruebas), la revolución de la red, la revolución del acceso abierto y la revolución de las bibliotecas, entre otras) y que tienen un punto común de encuentro en las nuevas tecnologías de información y comunicación. De esta forma, para evaluar la ciencia, a los clásicos indicadores bibliométricos deberemos ir adaptando ya los indicadores cibermétricos.
La medicina basada en la evidencia (o en pruebas) tiene estrecha relación con el campo del los indicadores métricos de la información. Una información que ya no es estática, sino dinámica, virtual y en continuo cambio.
Desde hace tiempo se aplican métodos científicos, fundamentalmente matemáticos y estadísticos, al estudio de la ciencia, como expresión particular de las regularidades matemáticas que acompañan a las ciencias naturales, técnicas y sociales. Se diferencian distintas especialidades métricas, en base a los distintos usos de la información: Bibliometría, Cienciometría, Informetría, Webmetría y Cibermetría. Quien quiera profundizar en estos conceptos puede revisar alguno de los textos publicados en revistas pediátricas o publicaciones de comunicación.
Cabe remarcar la importancia de evaluar la ciencia (y a los científicos) en base a indicadores multidimensionales (que vaya más allá del idolatrado factor de impacto) y utilizados con rigurosidad por especialistas de esta materia, quienes son conocedores de sus ventajas y limitaciones. En España se reconocen prestigiosos organismos dedicados a estudiar los datos fundamentales del mapa cienciométrico en nuestro país: Instituto de Estudios Documentales sobre Ciencia y Tecnología (antes CINDOC-CSIC), Laboratorio de Estudios Métricos de Información (LEMI), Institut Municipal d´Investigació Médica (IMIM) e Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación López Piñero (IHCD), entre otros
Hay que estar atento a las revoluciones de las publicaciones biomédicas (la revolución del conocimiento, la revolución de la medicina basada en la evidencia (o en pruebas), la revolución de la red, la revolución del acceso abierto y la revolución de las bibliotecas, entre otras) y que tienen un punto común de encuentro en las nuevas tecnologías de información y comunicación. De esta forma, para evaluar la ciencia, a los clásicos indicadores bibliométricos deberemos ir adaptando ya los indicadores cibermétricos.
La medicina basada en la evidencia (o en pruebas) tiene estrecha relación con el campo del los indicadores métricos de la información. Una información que ya no es estática, sino dinámica, virtual y en continuo cambio.
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