Nos llama la atención lo que, al parecer, es una práctica muy extendida en Estados Unidos: el cribado de hiperbilirrubinemia en todos los recién nacidos sanos con una edad gestacional igual o superior a 35 semanas.
Dicha práctica, muy extendida allí, ha merecido la valoración de su pertinencia por parte del US Preventive Services Task Force (USPSTF). Dicho organismo ha dictaminado recientemente que "las pruebas son insuficientes para recomendar el cribado de hiperbilirrubinemia de los recién nacidos para prevenir una encefalopatía biblirrubínica crónica".
En España, el cribado sistemático de hiperbilirubinemia no es, ni mucho menos, la práctica habitual. En actividades preventivas, como en cualquier acto médico, debe primar la máxima de "primero no hacer daño". Y ello es aplicable no sólo a tratamientos sino también a procedimientos diagnósticos innecesarios. Recordemos y tengamos presente el concepto de prevención cuaternaria: "conjunto de actividades sanitarias que atenúan o evitan las consecuencias de las intervenciones innecesarias o excesivas del sistema sanitario". Tengámoslo presente, y apliquémoslo.
Probablemente la idea de un cribado sistemático haya surgido con la extensión de los bilirrubinómetros transcutáneos, muy útiles si se emplean adecuadamente, sobre todo por la cantidad de pinchazos que ahorran. Pero no tiene mucho sentido ponerse a medir bilirrubina a neonatos que no están claramente amarillos.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo.
ResponderEliminarA veces, la fácil disponibilidad y acceso a instrumentos como, por ejemplo, los bilirrubinómetros transcutáneos lo único que hace es generar falsas necesidades de utilización, y se crean "indicaciones" que incluso superan lo que dicta el sentido común.