Los pediatras estamos acostumbrados a pensar "en mg por kg". Desde el comienzo de la residencia. Con el paso del tiempo, los cálculos de los fármacos más frecuentes los tenemos, literalmente, automatizados y los hacemos sin necesidad de calculadora (esa herramienta que está en el bolsillo de todos los residentes de pediatría).
Lo que no hacemos es dosificar por "cucharas". No hay dos cucharas iguales, y la cantidad de medicamento, según su tamaño, puede variar ostensiblemente.
Sin embargo, en otros países (y quizá entre algunos colegas del nuestro) persiste esta tendencia, que puede comportar gravísimas consecuencias en forma de intoxicación para el niño. El tema de las cucharas ha sido recogido en la revista Annals of Internal Medicine, en una interesante carta al director. De la misma hemos extraído la imagen de esta entrada.
El arsenal terapéutico pediátrico en atención primaria está conformado preferentemente por analgésicos y antitérmicos (de los cuales el paracetamol y el ibuprofeno se llevan la palma), y también de muchos medicamentos para las infecciones del tracto respiratorio superior, de ineficacia probada pero de potenciales efectos adversos en el caso de sobredosificación. En esta categoría entran diversos antihistamínicos y antitusígenos. El problema mereció en su día una nota de la FDA donde se recomendaba la no prescripción de estos fármacos en menores de dos años o, caso de creer necesario su uso, utilizar sólo presentaciones de uso pediátrico.
Aprovechamos para recomendar un blog de obligado seguimiento: "Sano y Salvo", donde se abordan todos los temas concernientes a la seguridad del paciente. En particular, y sobre las dichosas cucharas, es muy interesante consultar la entrada "Cucharas de casa: no para los medicamentos".Y nos quedamos con sus conclusiones:
"En la práctica es aconsejable informar a los padres que eviten utilizar las cucharas domésticas para administrar los medicamentos y que utilicen los dispositivos de medida que vienen en los envases. Corresponde a las firmas generalizar estos dispositivos y a las agencias exigir la calidad de los mismos."
Mi hijo "padeció" uno de estos errores.
ResponderEliminarEn urgencias le recetaron bisolvón, sin especificar.
En la farmacia me dieron bisolvón de adultos.
La dosis era una BARBARIDAD.
Yo no comprobé nada.
Literalmente se durmió y estuvo durmiendo horas. No quiero ni acordarme por lo que pasé cuando me dió por mirar el prospecto. Volé de nuevo a urgencias.
Puse queja en el hospital y en la farmacia.
En el hospital, semanas después, conocían el caso... les debieron poner las pilas...
Hay que tener sumo cuidado con estos fármacos, tanto con sus indicaciones como con su dosificación.
ResponderEliminarSe prescriben con frecuencia para aliviar los síntomas de infecciones respiratorias leves, que se resuelven solas. Infecciones que se resuelve solas (con o sin tratamiento).
A menudo estos jarabes reúnen 2-3 fármacos diferentes, ninguno de ellos inofensivo si por error se administra más dosis de la prescrita... Hay que tener mucho cuidado.
Y, por supuesto, olvidarnos de las malditas "cucharas" (o "cucharaditas" :-)). Todo en centímetros cúbicos. Cualquier fármaco en pediatría debe prescribirse de acuerdo al peso del niño.