Anecdóticamente, podemos encontrar la figura de algún pediatra rondando en películas o en series médicas de televisión. Sin pretender realizar una revisión sistemática, si podemos recordar algunos ejemplos simpáticos a lo largo del tiempo:
Caprichos de mujer (Mitchell Leisen, 1942): una glamurosa mujer de teatro (Marlen Dietrich) se “queda” literalmente con un lactante de 8 meses y para no tener problemas necesita casarse; y lo hace con un pediatra (Fred MacMurray) que pasaba por allí (y al que no parece que le gustara mucho su profesión). El caso es que el niño enferma de un cuadro catarral con otitis que se complica con una mastoiditis… y el propio pediatra le opera (toma ya, y eso que no le gustaba su profesión).
Atrapados (Max Ophüls, 1949): una modelo ve colmada su ambición cuando se casa con un multimillonario (Robert Ryan), un hombre enfermo, neurótico y autoritario. El matrimonio fracasa, y la joven decide separarse y encuentra trabajo como secretaria del Dr Quinada, un pediatra de gran vocación y pocas ambiciones económicas (James Mason), quien comparte consulta con un ginecólogo. Como curiosidad, en la película se describe con cierta minuciosidad un caso de botulismo infantil.
El pianista (Roman Polanski, 1982): ajuste de cuentas de su director con los nazis que invadieron Polonia, a través del relato autobiográfico del pianista judío-polaco Wladyslaw Spilzman, quien sobrevivió en la Varsovia sitiada y arrasada. En una escena en que el pianista se encuentra enfermo buscan a un médico, pero el único disponible es un pediatra, y comentan: “bueno, pero también entenderá de medicina…” (ya veis, esto nos pasa por sólo estudiar hasta los 14 años).
Manual de amore (Giovanni Veronesi, 2005): refrescante comedia italiana que narra en cuatro historias las fases por las que pasa el amor: el enamoramiento, la crisis, la traición y el abandono. Esta última historia tiene como protagonista al pediatra Goffredo (Carlo Verdone).
Quemar después de leer (Joel y Ethan Coen, 2008): parodia de los hermanos Coen sobre la sociedad americana ambientada en el mundillo de los espías. En una escena, nos sonreímos al mostrarnos las reacciones de enfado de un pediatra al ver que no puede abrir la boca de un niño con el depresor.
Sólo anécdotas comparadas con la figura del Dr Doug Ross, pediatra de la serie Urgencias. Hay múltiples series sobre médicos (Anatomía de Grey, House, Hospital Central, etc), pero ninguna ha tenido el impacto de Urgencias, serie producida en Estados Unidos de 1994 a 2009 por la cadena NBC y creada por el afamado novelista Michael Crichton, médico de formación, y del que reconocemos muchas de sus obras llevadas al cine (la más conocida, Parque Jurásico). Entre los innumerables personajes de la serie la figura del Dr Ross brillaba con luz propia, no por ser el pediatra, sino por estar encarnado por George Clooney: tan guapo, tan joven, tan guapo, tan listo, tan guapo, tan educado, tan guapo, tan compañero, tan guapo… y sus escarceos amorosos con la enfermera Carol (Julianna Margulies). Revisen el vídeo de abajo y me darán la razón. Que hastío, sobre todo porque en aquellos tiempos uno sentía que las comparaciones eran odiosas para el resto de “los” pediatras mortales que sobrevivíamos a las urgencias, ese estado anormal del cuerpo y del alma: ni éramos George Clooney ni nuestras salas de urgencias eran tan sofisticadas como las del ficticio hospital County General.
Sea como sea, a día de hoy no le guardo rencor a George Clooney. Más bien me cae bien, tanto como actor (aunque aún no ha realizado el papel de su vida, el hecho de ser uno de los actores fetiche de los hermanos Coen ya me da confianza) como director. Su dirección de Buenas noches y buena suerte me reconcilió definitivamente con él y estoy empezando a olvidar las miradas de soslayo, algo discriminativas, de las madres en Urgencias de aquellos tiempos porque nuestro fonendo en el cuello no tenía el “sex-appeal” del Dr Ross. Es más, y como prueba objetiva de mi reconciliación con él, me encanta el café Nespresso: el que ahora tomo en mi desayuno de hoy, prolegómeno de un sábado lúdico y en familia. What else?...
Sin duda el Dr. Ross ha sido el rey en las plantas de Pediatría, ya sea en forma de póster en los vestuarios y salas de personal, o en fondos de pantalla de nuestras secretarias.
ResponderEliminarPero con el tiempo le hemos tomado cariño.
Juas juas!!!!
ResponderEliminarMucho daño os hizo George Clooney a los pediatras varones...Suerte que el tiempo cura todas las heridas!
Un saludo
Pues ya ves Amalia, por eso indiqué "los" y no "las" :-).
ResponderEliminarLo superamos bien y nos mantenemos "Invictus" (por cierto, muy recomendable como todo lo que sale de la cámara del genio de Clint Eastwood)