Podemos leer hoy, en "Medical News Today", que el US Preventive Service Task Force (USPSTF) recomienda el cribado de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes.
Hemos dedicado varias entradas de este blog al problema de la obesidad. Un problema creciente en los países desarrollados y que quizá ha alcanzado, en Estados Unidos, el punto de máxima prevalencia. En JAMA acaba de publicarse un estudio transversal en el que se determina la prevalencia de sobrepeso y obesidad en población infantojuvenil. Los autores concluyen que el porcentaje se ha estabilizado pero...es que ese porcentaje es altísimo: un 31,7% de los niños tenían un índice de masa corporal superior al percentil 85 para su edad. En determinados grupos étnicos el problema es aún mayor (38,2% en hispanos).
La recomendación del USPSTF es de grado "B", proponiendo el cribado a partir de los 6 años. Lo cierto es que muchos niños presentan sobrepeso-obesidad antes de esa edad, por lo que quizá el cribado - al menos en nuestro medio donde los pediatras somos los encargados de prestar atención al niño en atención primaria - puede y debe realizarse antes de esa edad.
De todo cribado deben desprenderse unas intervenciones sanitarias capaces de tratar con eficacia el problema de salud detectado. La recomendación del USPSTF se deriva de los resultados de una revisión sistemática realizada por este grupo y publicada recientemente en Pediatrics. Y, aunque los resultados de la misma son modestos (moderada eficacia a corto plazo de intervenciones conductuales de intensidad media-alta), el problema a tratar es de tal magnitud y gravedad (a medio largo plazo) que la implementación de dichas intervenciones parece más que justificada.
De todos modos, la obesidad es más que una enfermedad "médica". Es una enfermedad "social", derivada de la adquisición de unos malos hábitos dietéticos y del acceso a fácil e ilimitado a comida-basura (basta con ver esas máquinas que hay en tantos institutos y, lo que es peor, en muchos centros sanitarios). Todo ello agravado por un sedentarismo cada vez más acusado de nuestros niños y adolescentes. Podíamos leer hace poco que "ver la televisión puede acortar la vida". La noticia no se refería a la programación precisamente (aunque quién sabe :-)) sino a la inactividad que conlleva estar sentado varias horas al día frente a una pantalla. Cualquier programa que no tenga en cuenta estos factores ambientales tiene pocas oportunidades de conseguir sus objetivos.
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