La “infoxicación” (o intoxicación por exceso de información) es un gran problema en la gestión del conocimiento en sanidad. Sirva como ejemplo el número de entradas pendientes en “mi Google Reader” tras una semana de desconexión navideña...
El problema del exceso de información es que, en ocasiones, puede pasar desapercibido algún artículo de verdadero interés. Este es el caso del último número de la Revista Pediatría de Atención Primaria (julio/septiembre), en relación con una colaboración especial y editorial que abordan el concepto “disease mongering”, término anglosajón de difícil traducción. Fernando A. Navarro, en su Minidiccinario crítico de dudas propone la siguiente definición: “Disease mongering han dado en llamar en inglés al fenómeno comercial por el cual los laboratorios farmacéuticos tienden a crear o potenciar categorías nosológicas —o incluso inventar enfermedades— con el fin de aumentar las ventas de sus medicamentos. Esta técnica comercial, que en español suele traducirse como ‘promoción de enfermedades’, convierte los factores de riesgo en enfermedades, asocia ciertos síntomas benignos a futuras enfermedades graves, convierte en problemas médicos los achaques propios de la vida o contempla los rasgos de personalidad como si fueran auténticas enfermedades”.
Conviene leer con detenimiento el artículo de Morell Sixto y cols y revisar la bibliografía aportada, pero si conviene recordar las principales enfermedades promovidas por la industria farmacéutica en los últimos decenios:
1.-Convertir variantes de la normalidad en problemas médicos; ej. la calvicie, la celulitis, etc
2.-Transformar síntomas leves en enfermedades graves; ej. el colón irritable, el síndrome de las piernas inquietas, etc
3.-Considerar características de la personalidad o problemas sociales como enfermedad; ej. la fobia social o timidez extrema, etc
4.-Factores de riesgo conceptualizados como enfermedad; ej. presión arterial elevada (hipertensión arterial), cifra de colesterol elevada (hipercolesterolemia), disminución de la masa ósea (osteoporosis), etc
5.-Redefinir prevalencias para ampliar la extensión del problema a más población: la disfución eréctil masculina, la disfunción sexual femenina, el trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad, etc
6.-¿Es la nueva gripe A(H1N1) 2009 también un caso peculiar de disease mongering?. Al menos si ha existido un fomento al miedo acerca de una probable enfermedad, con reacciones paradójicas y contradictorias de la sociedad en los meses que hemos vivido. Recientemente se ha comentado en este blog la construcción de potenciales teorías conspiranoicas.
El tema de “disease mongering” no es nuevo, pues ha sido motivo de reflexión de periodistas, editores y sanitarios en artículos científicos y de divulgación. Pero no por ello debemos de dejar de recordar que el médico es el eslabón entre los usuarios (pacientes) y la industria farmacéutica, con quien debemos establecer una relación de independencia, ética y estética. No es fácil, pero es posible y algunas plataformas lo intentan: “No free lunch”, “Healthy Skepticism” o “No gracias” .
Conviene seguir denunciando la "promoción de enfermedades”, pero conviene recordar que no toda la culpa corresponde a la industria farmacéutica y que todos los protagonistas (médicos, administración sanitaria, medios de comunicación y pacientes) tienen su parte de responsabilidad.
Mucho que hablar sobre el tema. Mucho que cambiar...
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