Durante los meses pasados, y hablando de la gripe nuestra de cada día, nos hemos hecho eco de la, en ocasiones, "falta de rigor" de algunos medios de comunicación (algunos, no todos), exagerando la gravedad de la enfermedad y contribuyendo a la "panicodemia", más peligrosa que la enfermedad gripal misma.
Pero hay noticias que te reconcilian con la prensa médica. Al menos, parte de la misma es capaz de hacer un profundo examen de conciencia cuando, a raíz de la publicación de una noticia exagerando los efectos beneficiosos de un nuevo fármaco, ha sido sensible a las cartas escritas por algunos médicos protestando contra el tono de dicha noticia.
Es lo que ha ocurrido este domingo en el diario "El País". La defensora del lector, Milagros Pérez Oliva, a raíz de la publicación en tono sensacionalista de la noticia de la eficacia de un nuevo fármaco, tapentadol, ha dado la razón a un médico de familia, Enrique Gavilán, que se dirigió a ella aportando datos científicos que mostraban que el nuevo medicamento tenía una eficacia similar a otros de la misma familia terapáutica.
La Defensora del Lector no se corta un pelo. Extraigo algunos párrafos. Los resaltados en negrita son nuestros:
"¿Estaba justificado presentar este fármaco como un medicamento que marca "un antes y un después" o "una nueva era" en el tratamiento del dolor? Para aclararlo he consultado a los catedráticos Xavier Carner, presidente del Comité de Evaluación de Medicamentos de la Agencia Española del Medicamento, y a Rafael Maldonado, investigador de la Universidad Pompeu Fabra que trabaja para los Institutos Nacionales de Salud de EE UU. Ninguno de los dos considera que el fármaco sea una gran novedad. Ni siquiera el laboratorio que lo produce va tan lejos como Mayka Sánchez. En la nota de prensa con que lo presentó en junio afirma que "muestra una eficacia comparable a los opioides clásicos" aunque ofrece "un perfil de tolerabilidad más favorable". Y tampoco es una novedad: tiene el mismo mecanismo de acción que el tramadol, del mismo laboratorio"
"Pero no hay sólo un problema de exageración. La forma en que se presenta la información justifica las sospechas del doctor Gavilán, pues se disimula que todo el contenido procede de una única fuente, y se omite revelar que esa fuente es, en última instancia, el laboratorio productor del fármaco. Cita a la Fundación Grünenthal como impulsora de la Plataforma sin Dolor, pero no aclara que ésta pertenece al laboratorio Grünenthal Pharma, especializado en terapias analgésicas, que es quien financia la plataforma y la campaña de medición del dolor. El reportaje tampoco aclara que el fármaco que presenta como revolucionario pertenece a ese laboratorio. Sólo los lectores que ya conozcan a ese laboratorio pueden adivinar la relación"
"Dada la suspicacia con que es recibida la información procedente de la industria, ésta se ha visto obligada a buscar formas indirectas y de mayor autoridad para vehicular su actividad. Para ello han creado fundaciones y plataformas teóricamente independientes y sin ánimo de lucro, integradas por académicos y especialistas, pero financiadas por la propia industria"
Poco más que añadir. Es una buena noticia que la prensa admita el "feed back" de los médicos de a pie, que buscan honradamente la verdad, basada en evidencias y no en la - sospechosa -"eminencia" de algunos expertos.
¡Ah! Enrique Gavilán, el médico que ha conseguido este pequeño gran triunfo. No es ningún desconocido para los que habitamos la blogosfera sanitaria. Es coeditor de "Salud y otras cosas de comer", uno de esos blogs que es imprescindible seguir. También tiene un blog personal e intransferible: "El nido del Gavilán". Así que ya lo sabeis. A seguirle la pista.
Poco más que decir. Los viajes pagados a periodistas son una lacra a la que deberíamos negarnos todos.
ResponderEliminarAsí es. Comenzando, desde luego, por nosotros los médicos.
ResponderEliminarLos periodistas son un objetivo más para determinados laboratorios. Objetivo que, caso de ser conseguido, pone en contacto directo al laboratorio con el paciente (o "cliente")...Sin intermediarios (los médicos).
Pero es bueno lo que ha sucedido con esta noticia. Muy bueno, porque la capacidad de autocrítica en un periódico es fundamental. Y si se ha metido la pata, si se reconoce, siempre se sale fortalecido. Así que muy bien por El País y por su defensora del lector.