La irrupción del concepto 2.0 ha supuesto un nuevo avance. Si vemos la definición de este concepto en un recurso tan consultado como Wikipedia podemos leer que "el término fue utilizado para referirse a una segunda generación en la historia del desarrollo de tecnología Web basada en comunidades de usuarios y una gama especial de servicios, como las redes sociales, los blogs, los wikis o las folcsonomías, que fomentan la colaboración y el intercambio ágil y eficaz de información entre los usuarios de una comunidad o red social. La Web 2.0 es también llamada web social por el enfoque colaborativo y de construcción social de esta herramienta".
"Los teóricos de la aproximación a la Web 2.0 creen que el uso de la web está orientado a la interacción y redes sociales, que pueden servir contenido que explota los efectos de las redes, creando o no webs interactivas y visuales. Es decir, los sitios Web 2.0 actúan más como puntos de encuentro, o webs dependientes de usuarios, que como webs tradicionales"
Es decir, el concepto 2.0 incorpora la interactividad con el usuario final. En el caso de las revistas biomédicas, con su lectores.
¿Cómo se traduce esto en la práctica? Quien tenga costumbre de consultar artículos en revistas on line habrá advertido que muchas de ellas han incorporado diversos recursos y herramientas (además de ofrecer la información científica en formato tradicional). Vayamos, por ejemplo, a la web del British Medical Journal. Podemos advertir que:
1.- Dispone de una amplia sección de blogs, en los que miembros de comité editorial o científico, u otras personas seleccionadas por el grupo editorial, ofrecen su particular visión sobre algunos de los artículos publicados u otros temas sanitarios de actualidad. Los blogs permiten que el lector de cada entrada realice comentarios sobre el contenido de la misma, enriqueciendo el debate.
2.- Podemos acceder a una sección de podcast. ¿Qué es el "podcasting"?: "El podcasting consiste en la distribución de archivos multimedia (normalmente audio o vídeo) mediante un sistema de sindicación que permita suscribirse y usar un programa que lo descarga para que el usuario lo escuche en el momento que quiera. No es necesario estar suscrito para descargarlos".
3.- Los lectores pueden también expresar su opinión de forma inmediata - casi en tiempo real - sobre un artículo determinado mediante la utilización del servicio de respuestas rápidas. Vease un ejemplo la revisión sistemática de Shun Shin y cols sobre la eficacia de oseltamivir en niños con gripe estacional. Al final de la página (no al final del artículo) está la sección de "Rapid Responses".
4.- Una vez leído un artículo, si ha sido interesante podemos darlo a conocer a otros colegas que utilizan redes sociales. Para ello, al final del artículo hay unos logos como estos:
Haciendo clic sobre cualquiera de ellos, podemos informar a nuestros colegas de la existencia de un artículo que ha captado nuestra atención. Basta con estar registrado en la red social concreta en que deseemos difundir el artículo.
6.- Twitter. Podemos considerarla una red social más, pero es mucho más que eso. Twitter permite un grado de interactividad entre usuarios de tal magnitud que parece obligado que una revista electrónica, si no dispone de una cuenta en este servicio, la cree inmediatamente. BMJ la tiene, como sucede con cada vez más publicaciones que disponen de sitio web. La difusión de los contenidos de una revista que utilice Twitter con este fin sigue una progresión exponencial.
Y hay más, mucho más...
¿Y en revistas pediátricas? De ello ya hablaremos en una próxima entrada.
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