Ha llegado la primavera al hemisferio norte. Con ella, el buen tiempo... y para muchas personas, el deseo de ponerse morenas lo más rápidamente posible.
La asociación entre exposición a los rayos ultravioleta y el desarrollo de melanoma es bien conocida. El riesgo es "acumulado". Nuestra piel tiene memoria, y lleva anotación de las quemaduras solares y sobre-exposiciones a la que puede haber estado sometida. Estos hechos, junto a la edad de inicio de sobre-exposición (cuanto más joven mayor riesgo), son factores de riesgo para el desarrollo de melanoma.
Las cámaras de bronceado son una fuente extra de radiación ultravioleta. Ha sido noticia de prensa el excesivo uso de estos dispositivos por la población adolescente.
En el último número del BMJ se publican los datos de un estudio transversal diseñado para conocer la prevalencia de uso de estas cabinas en adolescentes del Reino Unido: hasta un 6% de los niños y adolescentes de edad comprendida entre 11 y 17 años las utilizan. Y la edad media de inicio de estos aparatos fue 14 años. Casi una cuarta parte de los encuestados dijeron disponer de estos aparatos en su domicilio o en el de familiares o amigos.
Estos datos son preocupantes. Una revisión sistemática publicada en 2007 puso de manifiesto que el uso de estos dispositivos antes de los 35 años incrementaba el riesgo de melanoma (RR: 1,75; IC 95%: 1,25 a 2,16).
No disponemos de datos de España sobre el uso de estas cabinas por parte de la población adolescente. Pero vista su amplia utilización en otros países y el riesgo que conlleva su uso en edades tempranas, parece prudente restringir o prohibir la utilización de estas cabinas de bronceado en menores de 18 años e incorporar esta prohibición a las recomendaciones ya existentes sobre prevención de melanoma.
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