Los trastornos del desarrollo sexual son un reto para los pediatras (especialmente para aquellos especializados en el área de endocrinología y genética), en el que se precisa un alto grado de conocimientos médicos, así como de sensibilización. Se han utilizado términos menos precisos para su definición (también poco sutiles), como ambigüedad genital, intersexualidad o hermafroditismo. Este último término proviene de juntar los nombres de un dios y una diosa griegos, Hermes y Afrodita. Hermes era el dios de la sexualidad masculina (además de mensajero de los dioses y dios del comercio) y Afrodita la diosa de la sexualidad, el amor y la belleza femeninas.
Lucía Puenzo, hija del director argentino Luis Puenzo (quien obtuvo el primer Óscar a mejor película extranjera para Argentina en el año 1985 por La historia oficial; el segundo Óscar para este país lo ha conseguido este mismo año Juan José Campanella por El secreto de sus ojos), nos sorprendió en 2007 con una sorprendente ópera primera, bajo el título XXY, en donde se atrevió a plantear la ambigüedad genital en un trabajo lleno de sensibilidad y respeto, un guión que se plantea como complicado para un debut en la dirección.
XXY cuenta la historia de Alex, una adolescente intersexual de 15 años que, junto con sus padres, huye de Buenos Aires a una pequeña villa frente al mar en la desembocadura del Río de la Plata para evitar ser rechazada por la sociedad y aprender a aceptar su condición. La joven actriz Inés Efrón, verdadero descubrimiento, interpreta la ambigüedad de Alex bajo una mirada profunda difícil de olvidar, como la autoafirmación de esa diferencia que la hace única e ineludiblemente frágil. Un personaje lleno de aristas, pero bello y conmovedor. Elenco de actores argentinos, encabezado por el omnipresente Ricardo Darín, en el papel de padre de Alex.
XXY recibió una extensa aclamación de público y crítica, cuyos ecos aún resuenan. Numerosos premios por el mundo, entre los que destacan el Gran Premio de la semana de la crítica del Festival de Cannes en 2007, así como el premio Goya a la mejor película extranjera de habla hispana y haber sido nominada a 8 premios Cóndor de Plata en Argentina.
Su título es una referencia al síndrome de Klinefelter, cromosomopatía en la que los afectados presenta un cromosoma X supernumerario que conduce a un fallo testicular primario con infertilidad e hiperandrogenismo (de hecho, se considera la causa más frecuente de hipogonadismo hipergonadotrópico) y unas manifestaciones fenotípicas más o menos características, que nada tienen que ver con Alex. Esto creó cierto debate tras su estreno, pero el debate no debería prolongarse, pues Lucía Puenzo no pretende hablar del síndrome de Klinefelter, sino de la problemática asociada a la intersexualidad de una forma global. Y bien que lo consigue…
En el séptimo arte, otras numerosas películas se han adentrado en el mundo de los trastornos del desarrollo sexual, tanto la intersexualidad como la transexualidad. Una persona transexual encuentra que su identidad sexual está en conflicto con su anatomía sexual; es decir, se produce una disconformidad entre su sexo biológico, su sexo social y el sexo psicológico. Películas con distinta carga emocional lo han abordado, bien orientadas a la tragedia (“Boys don´t cry”), a la tragicomedia (“Mi querida señorita”) o a la comedia (“Transamérica”).
- Boys Don't Cry (Kimberly Peirce, 1999), película dramática de cine independiente basada en la historia real de Brandon Teena, un joven transexual que fue violado y asesinado por sus amigos masculinos cuando descubrieron que tenía genitales femeninos (nació biologicamente como mujer, pero vivía como hombre). Alabanzas unánimes de los críticos, especialmente las actuaciones de Hilary Swank (en el papel Brandon, Óscar a la mejor actriz) y Chloë Sevigny (en el papel de Lana, novia de Brandon, nominada a mejor actriz secundaria).
- Mi querida señorita (Jaime de Armiñán, 1972), polémica película por el hecho de hablar en la España franquista de un cambio de identidad y que el director supo hacer sutil para no alarmar a la censura de la época. La película fue nominada al Oscar como Mejor película extranjera (que recibió en aquel año El discreto encanto de la burguesía de Luis Buñuel, representado a Francia). Y José Luis Lopez Vazquez recibió numerosos premios por su gran interpretación de Adela Castro, solterona de mediana edad resignada a que ningún hombre la quiera porque su físico no gusta. Cuando Adela acude al médico descubre que en realidad es un hombre, hecho que desconocía porque sus padres la habían criado como mujer desde bebé y la moralidad de la pequeña ciudad de provincias en la que vive no le habían permitido explorar el sexo. Al descubrirlo se va precipitadamente a Madrid a vivir como hombre sin que nadie se entere.
- Trasamérica (Dunkan Tucker, 2005), película de cine independiente que nos cuenta la historia de Bree (incomensurable Felicity Huffman, una de las intérpretes de la famosa serie Mujeres desesperadas), un transexual que aguarda con ganas el momento en el que pueda hacerse una operación de cambio de sexo que por fin le permita reconocerse como una mujer. Sin embargo, cuando descubre que tiene un hijo ya adolescente a causa de una relación heterosexual que mantuvo en el pasado, su mundo se le viene abajo; va a buscarlo a Nueva York y emprende con él un viaje de vuelta hasta Los Ángeles lleno de sorpresas y emociones. El viaje de regreso con el chico es el verdadero eje de la película, que se transforma entonces en una peculiar road movie en la que, sin obviar el planteamiento inicial de las dificultades que entraña para una persona el cambio de sexo, se plantean otros asuntos relacionados con ello, por ejemplo, la tolerancia o las relaciones familiares. Transamérica mezcla con acierto el drama y la comedia, siendo reseñable la humildad de sus planteamientos y el lograr sacarnos una sonrisa de un tema no fácil, tratado con gusto y respeto.
El respeto, la ética y el rigor que deben fundamentar la atención de estos pacientes.
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