Páginas

sábado, 18 de septiembre de 2010

Cine y Pediatría (36). “Invisibles”, cuando el silencio mata


Que Javier Bardem es un monstruo de la interpretación ya no sorprende a nadie. Lo ha interpretado casi todo (del drama a la comedia) y lo ha ganado casi todo (y lo que te andaré morena… que es un dicho, no una referencia a su mujer, Penélope Cruz). De casta le viene al galgo. La familia Bardem es una de las más sólidas en el cine español, bien como actores (sus abuelos Rafael y Matilde, su madre Pilar o su hermano Carlos) o como directores (su primo Miguel y, por encima de todos, su tío Juan Antonio Bardem… una de las tres B del cine español, junto a Berlanga y Buñuel).
Su fama nacional es sorprendente: cuatro Goyas ya lo avalan, bien como mejor actor de reparto en Días contados (Imanol Uribe, 1994) o como mejor actor principal en Boca a boca (Manuel Gómez Pererira, 1995), Los lunes al sol (Fernando León de Aranoa, 2002) y Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004). Y su fama internacional ya no le va a la zaga: ya quedará en la historia del Séptimo Arte como el primer actor español que estuvo nominado a un premio Oscar por su interpretación del poeta cubano Reinaldo Arenas en Antes que anochezca (Julian Schnabel, 2001) y el primero en ganarlo unos años después por su papel del criminal Anton Chigurh en No Country for Old Men (Joel y Ethan Coen, 2008).

Pero en ese periplo entre Hollywood y Madrid, Javier Bardem nos sorprendió en 2007 al producir (junto a Médicos sin fronteras) la película Invisibles, que comenzó a gestarse cuando viajó a uno de los campamentos de esta ONG en Etiopía. Aunque quizás no fuera tanta sorpresa, pues ya Bardem se ha erigido en los últimos años como gran defensor del pueblo saharaui.

Un documental con cinco partes y con cinco directores de dilatada trayectoria y probado talento, comprometidos a mostrar a diferentes sectores oprimidos y silenciados del mundo actual:
-CARTAS A NORA (de Isabel Coixet): habla sobre la enfermedad de Chagas en Bolivia, una enfermedad que afecta a más de 18 millones de personas en América Latina y que es conocida como "la muerte súbita".
-LA VOZ DE LAS PIEDRAS (de Javier Corcuera): narra la vida de las casi 3 millones de personas colombianas, que se tuvieron que ir de sus hogares por el miedo que les tendían a los diferentes grupos armados de Colombia.
-EL SUEÑO DE BIANCA (de Mariano Barroso): gira en torno a la enfermedad del sueño en África Central y el gran negocio de las empresas farmacéuticas, que tienen en sus manos la cura pero prefieren utilizarla en productos de cosmética.
-BUENAS NOCHES, OUMA (de Fernando León de Aranoa): se centra en contar que los niños del norte de Uganda tienen que dormir vigilados por su entorno para que no les rapten y los conviertan en niños soldados.
-CRÍMENES INVISIBLES (de Wim Wenders): se centra en la cruda realidad a la que son sometidas miles de mujeres en la República Democrática del Congo, en dónde son violadas y maltratadas continuamente.

Invisibles es una historia de historias, un acercamiento a aquellas personas que residen en nuestro olvido, con un deseo de dar voz a varios de los que se quedaron mudos por la indiferencia e invisibles para el resto de la humanidad. Son las víctimas de cinco crisis olvidadas (tanto por los medios de comunicación como por los políticos): dos epidemias mudas (la enfermedad del Chagas y la enfermedad del sueño) y tres conflictos armados (los niños soldado de Uganda, la violencia sexual contra civiles en el Congo y los campesinos desplazados de Colombia) que no reciben la atención mediática que les corresponde.
La película representa un homenaje a la organización Médicos sin Fronteras, organización que ha aportado la información y la logística para realizar los distintos documentales. Pero sobre todo es la voluntad de cinco directores por hacer visibles a sus verdaderos y únicos protagonistas, a aquellos que creemos y preferimos seguir creyendo invisibles. La película levanta conciencias: la que afecta a la infancia (los niños soldados que presenta Fernando León de Aranoa) duele por partida doble.
Con una estructura similar (cinco directores, cinco historias y apoyo de una ONG) recordamos nuestra primera entrada de Cine y Pediatría: En el mundo, a cada rato, película española del año 2004, realizada como una contribución del cine a la protección de los derechos de la infancia en el mundo y producida en colaboración con UNICEF. Esta última íntegramente dedicada a la infancia.

En una semana en la que hemos hablado de Cooperación Internacional en el blog, es un buen momento para recordar películas que rompan ese silencio ante los conflictos de la humanidad, ante ese silencio que mata. Y un buen momento para apoyar iniciativas como las del Grupo de Pediatría, Inmigración y Cooperación Internacional de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. Desde la Pediatría hay ciencia y conciencia para llevarlo a cabo.

Grupos de trabajo que hagan visible los invisible, y películas que hagan protagonistas a los “invisibles”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario