El maltrato entre iguales en la escuela (también conocido como acoso escolar, maltrato por abuso de poder entre escolares o con el anglicismo bullying) es un fenómeno que existe desde siempre. Pero se ha generado una mayor sensibilización social sobre este grave problema en los últimos años, gracias, entre otros, a los medios de comunicación . Uno de estos medios de comunicación que han tomado partida por denunciar este problema es el cine.
El bullying más frecuente es el verbal (insultar, burlarse, poner motes, etc), pero también puede ser físico (empujar, pegar, romper cosas, acoso sexual, etc) o social (amenazas). En el bullying encontramos tres protagonistas: los agresores, las víctimas y los testigos, cada uno de ellos con unos perfiles bastante característicos. Es un problema más frecuente de lo que pensamos y tiene consecuencias importantes de salud para todos los implicados: los agresores suelen tener mayor riesgo de personalidad antisocial, conductas delictivas y ser agresivos en su futura relación de pareja; las víctimas suelen desarrollar problemas psicosomáticos, ansiedad, depresión, fobia a la escuela, fracaso escolar y, en su extremo, intentos de suicidio; los testigos desarrollan, con su inhibición y contemplación repetitiva de actos agresivos, una insensibilización ante el dolor ajeno.
El bullying es un grave problema que afecta a niños y adolescentes, pero que también implica a padres, profesores, pediatras y sociedad en general. Un tema al que el cine no ha dado la espalda, con mayor o menor calidad cinematográfica, pero siempre con honestidad. Hoy comentamos dos películas españolas de los últimos años que se centran en este tema. Dos películas filmadas en Cataluña, una centrada en el bullying en escolares de secundaria (Cobardes) y otra en adolescentes de instituto (Bullying).
Cobardes (José Corbacho y Juan Cruz, 2008): rodada en un centro escolar de L'Hospitalet de Llobregat, ciudad de la que son originarios los directores y que también sirvió como escenario para el primer filme (Tapas, 2005). Pero a diferencia de Tapas, Cobardes no muestra guiños de humor y tampoco alcanzó el éxito de público y crítica de su ópera prima.
Cobardes relata la historia de Gaby (Eduardo Garé), un chico de 14 años que es víctima de acoso en el colegio por parte de Guille (Eduardo Espinilla), el acosador. El relato se extiende alrededor del centro escolar (son visibles los problemas de los profesores y su desaliento por la situación de falta de autoridad ante el alumnado) y sus familias (Elvira Mínguez y Antonio de la Torre como padres de Gaby; Lluís Homar y Paz Padilla como padres de Guille).
Bullying (Josetxo San Mateo, 2009): rodada en un instituto de Barcelona por un director un tanto errático, pero acostumbrado a filmar películas de corte social, como Bailame el agua (2000), Diario de una becaria (2003) o La semana que viene (sin falta) (2005).
Bullying relata la historia de Jordi (Albert Carbó, en un meritorio y creíble papel), que es víctima de acoso en el instituto por parte de Nacho (Joan Carles Suau). Un acoso humillante, que ralla la violencia explícita de algunos jóvenes, y que paraliza de miedo a la víctima, incapaz de denunciar los hechos. Jordi acaba de cambiar de ciudad (y, por tanto, de instituto) tras la muerte de su padre, en busca de una nueva vida con su madre (Laura Conejero, actriz reconocida en series catalanas), sumida en la tristeza. Jordi encuentra la comprensión de Ania (Yohana Cobo), otra chica adolescente inmigrante y que sufre el mismo problema en su centro escolar, y la complicidad de un extraño vecino (Carlos Fuentes).
Cobardes y Bullying son películas menores desde el punto de vista de calidad cinematográfica, con mayor impresión de teleserie que de largometraje. Películas que dedican más tiempo a relatar las vejaciones que a entrar en profundidad en definir a los distintos protagonistas (agresores, víctimas y testigos). Aún así, tienen el mérito de abordar el acoso escolar en su esencia. Y ambas atesoran escenas de gran interés como motivo de reflexión para el debate del tema que centra hoy nuestra atención.
Porque el bullying hay que tratarlo, pero, sobre todo, hay que prevenirlo. La prevención del acoso escolar tiene como pilar fundamental el trabajo en los centros escolares. Pero, para que la medida sea efectiva, tiene que implicar al resto de la comunidad, incluyendo administraciones, autoridades educativas, psicólogos, familias, medios de comunicación y, por supuesto, también a los médicos como agentes de salud. El pediatra de atención primaria se convierte en un profesional fundamental y personaje también nuclear (junto con los profesores) para detectar y atajar este problema.
La prevención y tratamiento de esta lacra social, que tanto dañe hace en la infancia y adolescencia, depende del conocimiento, formación e información sobre el maltrato entre iguales en la escuela. Combatir el bullying es una tarea de todos. En este artículo os dejamos algunos recursos en Internet de utilidad como fuentes de información sobre este tema.
Terminamos con la reflexión final de la película Bullying: "Según estudios de la Unión Europea, sufren bullying el 39% de los alumnos escolarizados, siendo el Reino Unido el país con mayor porcentaje. En España son acosados uno de cada cuatro de los niños en edad escolar. Lo más preocupante es que el bullying sigue creciendo y no somos capaces de detenerlo"
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