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sábado, 7 de mayo de 2011

Cine y Pediatría (69): Con “Bebes” aprendemos las peculiaridades del comportamiento infantil


Por fin están aquí.., Los Bebés han llegado a nuestras pantallas. Después de una campaña de marketing potente y un tráiler exquisito, nos la han hecho desear; pero, por fin, ya podemos disfrutarla. En su página web revisamos los pormenores de esta producción distribuida por KarmaFilms y en la que, entre los distintos colaboradores, también los pediatras estamos representados por medio de la Asociación Española de Pediatría.

El proyecto ha sido dirigido por el director francés Thomas Balmes, un experimentado documentalista que ya tiene en su haber diferentes producciones para el cine: Bosnia Hotel (1996), Maharadja Burger (1997), The gospel according to the papuans (1999), Waiting for Jesus (2000), Christ comes to the papuans (2001), A decent factory (2004) y Damages (2005). En este caso, Thomas Balmes nos presenta Bebés (2010), en donde se propuso registrar los primeros 18 meses de vida de cuatro bebés de entornos y culturas diferentes: dos de países del tercer mundo y de un medio rural (Ponijao en Opuwo, Namibia, vive en la sabana en el seno de una familia de ganaderos con su padres y 10 hermanos; y Bayar en Bayanchandmani, Mongolia, vive en la estepa, también en una familia de ganaderos y convive con un hermano) y dos de países del primer mundo y en un medio urbano (Mari en Tokio, Japón, es hija única de un matrimonio dedicado a la moda y viven en un pequeño apartamento; y Hattie en San Francisco, Estados Unidos, es hija única de un matrimonio con profesiones liberales).

Más de 400 días de rodaje para plasmar 80 minutos de metraje, puro documental sin guión ni narración. Bebés es un documental atípico y simple que explora las distintas etapas de la primera infancia, etapas universales en los cuatro puntos cardinales de la Tierra: la gestación, el parto, el puerperio, el periodo neonatal, la lactancia, los primeros meses, los hitos del desarrollo psicomotor (el gateo, las primeras palabras, los primeros pasos, la deambulación,…), los hábitos (el aseo, la alimentación,…), el primer cumpleaños, la exploración de la realidad, la convivencia con animales (domésticos o no, pero con los gatos como protagonistas principales), y un largo etcétera. Etapas que se nos presentan con el contraste de las realidades de cuatro bebés en distintas regiones del planeta: la sabana de Namibia, la estepa de Mongolia, una megalópolis de Japón y la soleada California. Un documental que no tiene un narrador ni subtítulos. Un documental sin diálogos (salvo los balbuceos, la risa y el llanto de los bebés), pero donde las imágenes valen más que mil palabras. Las imágenes y una música pegadiza.

El resultado es conmovedor: nos esboza la sonrisa continuamente, cuando no la sorpresa. Pero sobre todo, nos permite cuestionar y reflexionar sobre el valor de las costumbres, a través de los distintos ejemplos de interacción de la familia (especialmente el binomio padres-hijos). Interacción que, culturalmente, en el caso de Ponijao y Bayar es casi exclusiva con la madre, mientras en el caso de Mari y Hattie la figura del padre toma mucha mayor presencia en el cuidado de los niños.

Todo comienza por las costumbres durante el embarazo y el parto en las cuatro culturas. Contrasta la situación de Hattie en el hospital, llena de monitores y goteros (la tecnificación paga su factura), mientras Ponijao mama apoyada en el suelo de su cabaña o Bayar es literalmente embalsamado tras el nacimiento (y con las piernas siempre envueltas durante los primeros meses). Los momentos de la lactancia son un clásico, con la lactancia prolongada y en tándem de los hijos de distintas edades en la cultura africana y el socorrido biberón del primer mundo (otra factura del progreso). El aseo es uno de los momentos más significativos y sorprendentes, en donde los padres resuelven las necesidades según cada usanza: la madre de Ponijao le lava los ojos con su lengua y le corta el pelo con un cuchillo, la madre de Bayar le lava la cara con la leche que le lanza de su pecho, y Hattie recibe una placentera ducha junto con su padre.
También nos muestra el valor de las costumbres y el desafío que la vida representa en cada persona el lugar donde le ha tocado nacer. Mientras Ponijao muerde huesos del suelo, lame a un perro y bebe agua del río, Marie realiza ejercicios de psicomotricidad con sus padres y juega con CDs. Mientras Bayar gatea entre gallos, cabras y vacas, Hattie aprende a ojear libros pedagógicos y recibe sesiones de estimulación con otros lactantes.
Dos cosas aprendemos en cada uno de los hitos que se nos presenta: que todo es relativo y que siempre descubrimos aspectos positivos en la diversidad. Aparte del valor de las costumbres, la película logra probar una verdad que tal vez todos conocen, pero que viene bien recordar de un modo tan patente: todos los bebés son iguales, igual de tiernos e indefensos sin la ayuda de sus padres. Pues aunque el hombre se considera el ser superior en la Tierra, ¿conoceis algún animal recién nacido más indefenso que el hombre?. Paradojas de la vida…

Hay algunos momentos que son emblemáticos para cada niño: en Ponijao la escena en que está sentado y medio dormido o aquélla en que empieza a balbucear con su hermano; en Bayar la escena con la cabra bebiéndole el agua de su bañera o cuando sube a un bidón rodeado de vacas; en Marie la escena del enfado monumental cuando no consigue encajar los juguetes o cuando da sus primeros pasos; en Hattie la escena en que se columpia en la puerta de la cocina o cuando come un plátano. Y muchos más, casi todos…, pues cada espectador elegirá sus "momentos mágicos". Todos magníficos, pero permitirme que me quede con la sonrisa de Ponijao: ¿será por aquello que dicen que la sonrisa de un africano vale por toda Europa?...

Un consejo final: no abandonar la sala cuando aparezcan los créditos; pues es en este momento, al final de la película, cuando se nos presenta a los cuatro niños en la actualidad. Sin duda, cuatro actores candidatos al mejor premio, el premio que se merecen por habernos hecho pasar unos momentos inolvidables.

La película ha sido producida por el polifacético Alain Chabat, francés de origen argelino que ha tenido todos los papeles posibles en el mundo del cine (actor, guionista, director, productor, etc), además de locutor de radio y presentador de televisión. Y al que recordamos como Julio César en la película que el mismo dirigió en el año 2002, Astérix y Obelix: misión Cleopatra. Actualmente conocemos que la película se rodea de noticias de distinta índole, unas de cal y otras de arena. Por un lado, la de cal: conocemos que la película Bebés apoya el sentir de March for Babies, una de las más importantes sociedades de beneficencia que trabaja para garantizar que cada niño pueda encontrar su lugar en el mundo y que se encuadra dentro de March of Dimes. March of Dimes es una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es mejorar la salud durante el embarazo y de los recién nacidos, así como evitar defectos de nacimiento, partos prematuros y mortalidad infantil. Su historia se remonta a 1938, cuando el presidente Franklin D. Roosevelt fundó la National Foundation for Infantile Paralysis, pero se reestructuró a partir de 1958 hacia sus nuevos objetivos. Por otro lado, la de arena: quizás en Namibia, Mongolia y Japón las leyes cinematográficas son más laxas, pero en California se limita el uso de niños para las películas a 20 minutos de cámara al día; y, durante todo ese tiempo, deben tener un médico, una enfermera y profesores que les ayuden en los estudios y certifiquen la salud del niño. Evidentemente, Balmes lo superó con creces con la niña Hattie y eso está planteando a la productora un cierto conflicto en Estados Unidos (una peculiaridad más, pues se ha de entender que los padres consintieron la filmación).

Película aconsejable para todo el que quiera disfrutar de unos buenos y divertidos momentos. Película aconsejable para padres. Pero sobre todo, película aconsejable para pediatras y cualquier profesional que tenga la suerte de trabajar con niños. Porque, sin duda, los pediatras ¡ somos unos afortunados !.

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