La parálisis facial periférica idiopática o parálisis de Bell (o primaria o a frigore) es aquella que se presenta de comienzo agudo y su causa no es claramente conocida; se ha asociado con el enfriamiento brusco del rostro (parálisis a frigore), aunque actualmente la etiología se atribuye a un proceso inflamatorio en el nervio debido a una infección viral (particularmente de la familia herpes virus).
En la serie "Preguntas y respuestas en farmacología clínica" (de la que ya hemos hablado en el blog), Pallavicini y cols han contestado a la pregunta sobre la eficacia de los glucocorticoides y antivirales en el tratamiento de la parálisis de Bell.
Las conclusiones se fundamentan, principalmente, en 2 ensayos clínicos (Sulllivan y cols, 2009 y Engström y cols, 2008) y en 2 revisiones sistemáticas de la Colaboración Cochrane (Lochart y cols, 2009 y Salinas y cols, 2010):
-La mayor parte de los pacientes con parálisis de Bell se recupera de forma espontánea, pero hasta un 30% presenta algún tipo de secuela sin tratamiento.
-Se ha demostrado que el tratamiento con glucocorticoides iniciado en las primeras 72 hs del inicio de los síntomas reduce el riesgo de presentar secuelas, y que por cada 11 pacientes tratados con glucocorticoides se consigue que uno más se recupere.
-No se han documentado efectos beneficiosos con el tratamiento antiviral, solo o añadido a glucocorticoides. Es posible que, si el virus del herpes tiene un papel etiológico, ya no esté en plena replicación cuando se manifiesta clínicamente la lesión que pueda haber sufrido el nervio facial como respuesta a la infección.
-Por tanto, con los datos actualmente disponibles, el tratamiento se debería basar en medidas de protección física ocular y glucocorticoides. La pauta de estos ha variado en los distintos ensayos clínicos, pero es de destacar que su eficacia se apoya sobre todo en los dos ensayos publicados más recientemente, en que se ha utilizado prednisolona por vía oral durante 10 días, ya sea 25 mg cada 12 h o bien 60 mg al día los primeros 5 días, con un descenso progresivo en los días siguientes (o su equivalente en Pediatría, normalmente 1-2 mg/Kg/día).
Las pruebas son sólidas; la pregunta siguiente es clara: ¿aplicamos la evidencia a la práctica clínica?. Un reciente artículo publicado en Anales de Pediatría por Monge Galindo y cols realiza un audit del protocolo de manejo de la parálisis de Bell en pediatría. El trabajo mediante protocolos basados en pruebas científicas actualizadas y su autoevaluación constituyen un instrumento para disminuir la variabilidad y optimizar la práctica asistencial, representando un método de primer orden en la formación médica
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