Es habitual usar la denominación "Medicina basada en...". La más conocida (para bien o para menos bien) es el término usado hasta el hastío de Medicina basada en la evidencia. También hemos hablado de la Medicina basada en la afectividad y de todo un juego de palabras alrededor de esa denominacion.
Leemos en un reciente Diario Médico el término Medicina basada en la vida misma. Interesante reflexión sobre la aplicación de los principios del Plan Bolonia a una Facultad de Medicina en sus primeros cursos. En este caso, Fernando Caballero (compañero de fatigas en el máster de gestión del IESE), relata la experiencia llevada a cabo en la Facultad de Medicina de la Francisco de Vitoria (Madrid) a través de un Programa de Inmersión Clínica Precoz que ha acercado a sus alumnos de primero a la vida misma de los centros de salud, hospitales y dispositivos del Summa 112.
Resaltar que estos estudiantes de primero de Medicina han destacado las siguientes mejoras concretas:
-Relación médico-paciente: comportamientos de adjuntos que les han llamado la atención hasta llegar a preguntarse si ¿han perdido sensibilidad? o ¿han dejado de ver enfermos detrás de cada enfermedad?
-Comunicación médico-familia: las dudas no tienen cabida en consultas a contrarreloj y proponen que los hospitales tengan un servicio de atención al paciente que les sirva para aclarar todas sus incertidumbres.
-Conexión entre todos los profesionales: ven inconcebible un sistema sanitario sin más trabajo en equipo entre todos los profesionales sanitarios.
-Participación en las decisiones: detectan que falta implicación de los pacientes en las decisiones sobre su salud.
-Conocer las urgencias del Summa 112 les ha deslumbrado.
¿Es interesante la Medicina basada en la vida misma?. Probablemente si. Bien planificada en el pregrado parece que encaja con el anhelado cambio a menos teoría y más práctica, y a pasar de una formación pasiva a una formación activa. Hoy por hoy, la Medicina en la vida misma ocurre de forma brusca (demasiado brusca) en los primeros meses de un residente de primer año.
Leemos en un reciente Diario Médico el término Medicina basada en la vida misma. Interesante reflexión sobre la aplicación de los principios del Plan Bolonia a una Facultad de Medicina en sus primeros cursos. En este caso, Fernando Caballero (compañero de fatigas en el máster de gestión del IESE), relata la experiencia llevada a cabo en la Facultad de Medicina de la Francisco de Vitoria (Madrid) a través de un Programa de Inmersión Clínica Precoz que ha acercado a sus alumnos de primero a la vida misma de los centros de salud, hospitales y dispositivos del Summa 112.
Resaltar que estos estudiantes de primero de Medicina han destacado las siguientes mejoras concretas:
-Relación médico-paciente: comportamientos de adjuntos que les han llamado la atención hasta llegar a preguntarse si ¿han perdido sensibilidad? o ¿han dejado de ver enfermos detrás de cada enfermedad?
-Comunicación médico-familia: las dudas no tienen cabida en consultas a contrarreloj y proponen que los hospitales tengan un servicio de atención al paciente que les sirva para aclarar todas sus incertidumbres.
-Conexión entre todos los profesionales: ven inconcebible un sistema sanitario sin más trabajo en equipo entre todos los profesionales sanitarios.
-Participación en las decisiones: detectan que falta implicación de los pacientes en las decisiones sobre su salud.
-Conocer las urgencias del Summa 112 les ha deslumbrado.
¿Es interesante la Medicina basada en la vida misma?. Probablemente si. Bien planificada en el pregrado parece que encaja con el anhelado cambio a menos teoría y más práctica, y a pasar de una formación pasiva a una formación activa. Hoy por hoy, la Medicina en la vida misma ocurre de forma brusca (demasiado brusca) en los primeros meses de un residente de primer año.
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