Se entiende por “niño salvaje” como aquel que ha sido criado en medio de la naturaleza y aislado de la sociedad al uso. Existen dos tipos de niños salvajes: aquellos que deben sobrevivir por si mismos (como el niño salvaje de Aveyron, puesto en escena por Truffaut como El pequeño salvaje) y aquellos que realmente parecen haber sido criados por animales. La posibilidad de esta educación animal fue rebatida por mucho tiempo por los escépticos, hasta la aparición de algunos casos (en 1920, una niña criada por lobos en la India; en 1937, una niña criada por osos en Turquía; en 1981, una niña criada entre gallinas en Portugal, etc) aportaron pruebas convincentes a este supuesto.
Los casos de niños salvajes siempre han cautivado a la opinión pública como elementos de curiosidad antropológica y científica. Y también, en ocasiones, han dado su juego en el cine. Aparte de El pequeño salvaje (François Truffaut, 1969), comentada en nuestra entrada previa, destacamos otras tres películas con este tema como núcleo argumental y en el que se analiza cómo el aislamiento acaba siendo un elemento clave en la falta de socialización.
-El enigma de Gaspar Hauser (Werner Herzog, 1974): narra la historia real de un adolescente en 1828, que apareció tras ser criado en una celda oscura desde los 3 años, separado con crueldad del contacto con otras personas, sin sonidos y alimentado por alguien que le llevaba la comida mientras el dormía en un colchón de paja, atado con una cadena. El muchacho se transformó en una atracción de feria, si bien a las seis semanas hablaba con fluidez y podía leer y escribir; y, con el tiempo, pudo realizar una completa declaración acerca de sus primeros años de vida. Hauser siguió educándose y adquirió conocimientos de filosofía, latín y ciencias. No se llegó a conocer su evolución en sociedad a más largo plazo, pues falleció cinco años después de ser encontrado, víctima de un asesinato. Otro misterio en su vida, como lo fue la especulación de que pudiera ser el hijo oculto de algún príncipe bávaro (o, incluso, del mismo Napoleón), encerrado primero y asesinado después para que no pudiera reclamar sus privilegios de cuna.
Werner Herzog, fundador del Nuevo cine alemán (junto con Rainer Werner Fassbinder, Volker Schlöndorff y Win Wenders), es un peculiar director (conocido por sus rodajes “extremos” y proclive a películas que se salen de lo que podemos considerar “normal”, como ya demostró en También los enanos empezaron pequeños -1970- o Aguirre, la cólera de Dios -1972-), quien contó con el actor Bruno S. (una persona que había crecido entre asilos y prisiones) para hacer más creíble la figura de Hauser. Con esta obra ponía sobre la mesa lo que se ha venido en llamar como el «delito contra el alma” (separar a un hombre de los otros seres racionales y de la naturaleza, dificultar su acceso a un destino humano y privarle de alimentos espirituales), que algunos consideran como el más criminal de los atentados (pues atenta contra el patrimonio más auténtico del hombre, su libertad y su vocación espiritual). Convencido de que el hombre no nace, sino que se hace, Hauser recupera poco a poco los bienes espirituales que le fueron sustraídos durante la infancia. “Cada uno para sí y Dios contra todos” es la traducción del título original en alemán de la película, contundente título para la obra de un contundente (para lo bueno y para lo malo) director. Un director no alejado del personaje, pues Herzog creció en pleno contacto con la naturaleza, alejado del mundo (según él mismo afirma, no tuvo conocimiento de la existencia del cine hasta los once años, la misma fecha en la que vio por primera vez un coche).
- Nell (Michel Apted, 1994): Nell (Jodie Foster) es una joven que se ha criado en las montañas de Carolina del Norte con la única compañía de su madre, sin relación con el resto de la sociedad y que ha creado una lengua propia e indescifrable. Al morir su madre, Nell queda aislada y sin poder relacionarse con nadie (su relación con otras personas está dominada por el miedo, fruto de experiencias negativas, principalmente la muerte de una hermana gemela), momento en el que es descubierta por el doctor Jerry Lovell (Liam Neeson) y por la psicóloga Paula Olsen (Natasha Richarson), dos profesionales que intentarán ayudarla a adaptarse a vivir en sociedad. Como ocurre en tantas ocasiones, es más lo que reciben de Nell que lo que le puedan dar, y esta adolescente se convierte en una fuente de sabiduría, sentimientos e inspiración.
Jodie Foster, una de las niñas prodigios de Hollywood que se ha mantenido en la cresta de la ola, interpreta con maestría a Nell, una difícil interpretación que mereció la nominación a mejor actriz en los Oscar (que en ese año fue a parar a Jessica Lange por Las cosas que nunca mueren, de Tony Richardson), pero que si lo consiguió en el Premio del Sindicato de Actores.
-Entre lobos (Gerardo Olivares, 2010): basada en la historia real de Marcos (Manuel Camacho, de niño, y Juan José Ballesta, de joven), el conocido como “niño salvaje de Sierra Morena”. Marcos nació en 1946 en el seno de una familia muy humilde en un pequeño pueblo de la sierra de Córdoba y, a la edad de 7 años, es vendido a un cabrero que vive en un valle perdido de la sierra. Tras morir el pastor, Marcos se queda solo y aislado durante 12 años, sin tener contacto alguno con humanos, rodeado de lobos y águilas. Y a los 20 años es apresado por la Guardia Civil con aspecto de salvaje, vistiendo pieles de animal y con el cabello hasta la cintura. Película previsible, pero honesta; fácil de ver, como un documental de Félix Rodríguez de la Fuente, aunque no llega a tener la fuerza de las películas previas que tratan este tema, ni tampoco con pretensiones sociológicas. Película previsible en todo momento, si bien nos engaña un poco con el póster promocional que exhibe la cara de Juan José Ballesta (otro niño prodigio del cine que va sobreviviendo a la madurez), cuando, en realidad, comparece testimonialmente para coger el testigo del verdadero protagonista, un Manuel Camacho creíble a su corta edad.
Lo que no cuenta ya la película es que Marcos Rodríguez Pantoja aún vive y nos recuerda como fue enviado primero a un convento para ser educado y, después, ingresó en el ejército. Trabajó en Palma de Mallorca y Málaga, pero pese a ello y a intentar adaptarse a la sociedad, sigue anhelando volver a vivir entre lobos.
Sirvan estas películas como ejemplo para abordar uno de los mayores desafíos de la educación en todos los tiempos: la educación de niños en situación de total o parcial marginalidad. Hoy día, en nuestro entorno, siguen apareciendo niños que por su abandono, malos tratos o aislamiento, tienen algunas de las características de los “niños salvajes”. El interés de los expertos (pedagogos, médicos y psicólogos) por socializar a estos niños es un fenómeno común en todo el mundo, en todos los tiempos. "Niños salvajes" del mundo, en alemán, en inglés o en español.
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