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sábado, 17 de septiembre de 2011

Cine y Pediatría (88). “La isla” y otras películas sobre la clonación de seres humanos

Frente a la utopía (en la que se proyectan anhelos y esperanzas) surge la distopía (que son las utopías negativas que escenifican los miedos y temores). La distopía surge como una proyección exacerbada de los miedos contemporáneos, los que provocan el avance tecnológico y de la sociedad. En literatura las obras distópicas más conocidas son “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, “1984” de Georges Orwell, “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury, “La naranja mecánica” de Anthony Burgess o “Coma” de Robin Cook. Todas ellas, con mayor o menor fortuna, poseen su correspondiente correlato audiovisual en el cine.

Frente a películas utópicas, surgen las películas distópicas. La semana pasada hablamos de Gattaca, una película distópica con un problema bioético de fondo: la manipulación genética. Hoy hablamos de La isla (Michael Bay, 2005) otra clásica película distópica con otro polémica bioético en ciernes: la clonación de seres humanos. Sobre películas distópicas ya habló la hace algún tiempo la Revista Medicina y Cine en una editorial, y en cuyo número precisamente se realizaba un análisis de la película La Isla, película que hoy nos sirve para abrir este debate y que ya comentamos en la entrada de presentación de esta sección de Cine y Pediatría.

Michael Bay, un artesano de Hollywood caracterizado por las megaproducciones de acción como La Roca (1996), Armageddon (1998), Pearl Harbor (2001) o la trilogía de Transformers (2007, 2009 y 2011), nos presenta esta distopía situada a mediados del siglo XXI, protagonizada por dos estrellas que se nos presentan de un blanco nuclear: Lincoln Seis-Eco (Ewan McGregor) y Jordan Dos-Delta (Scarlett Johansson), dos de los cientos de supervivientes de una catástrofe ecológica que extinguió a toda la humanidad. Viven en un complejo (Centerville) junto al resto de supervivientes y con la esperanza de ser seleccionados para ir a “la isla”, el único lugar en el mundo que no fue contaminado. Ese viaje a “la isla” esconde un oscuro secreto que constituye el leitmotiv de la acción, con el tema de la clonación humana como núcleo argumental. Y para ello, Michael Bay no duda en buscar reminiscencias de otras clásicas películas como La fuga de Logan (Michael Anderson, 1976), Coma (Michael Crichton, 1978) o la propia Gattaca (Andrew Nichols, 1997).

En La isla el fin perseguido (curar por el trasplante de órganos) no justifica los medios empleados (los involuntarios donantes son sacrificados), porque no todo lo que es posible hacer (desde el punto de vista técnico), es bueno que se haga (desde el punto de vista ético). Una reflexión básica en Bioética aplicada a la clonación humana.

En la actualidad la clonación posee dos ramas bien definidas: 1) Reproductiva: con el objetivo de crear personas idénticas; 2) Terapéutica: se limita a la obtención de embriones y a partir de ellos obtener células madres para tratar enfermedades, no se encamina a la obtención de un individuo, sino a la manipulación de células embrionarias, a partir del cual se puedan desarrollar tratamientos de todo tipo.
Es sabido que la utilización de embriones, aunque sea para investigación o con fines terapéuticos, origina una fuerte controversia de naturaleza ética. El debate sobre la investigación con embriones humanos puede pasar de tener un planteamiento estrictamente biológico a llevarse a cabo desde perspectivas ético-filosóficas o teológico-religiosas, en cuyo caso se convierte casi siempre en un diálogo complicado (con juicios previos, cuando no prejuicios, que pretenden ser incontestables) por tomar los participantes una postura apriorística entre la cosificación y la sacralización del embrión. Desde ambas posiciones extremas surgen grupos de presión que intentan convencer a la sociedad de la verdad de sus respectivos criterios.

La clonación dio lugar en el año 1997 a la oveja Dolly, primer mamífero clonado con éxito la cual no sólo “inauguró” un amplio zoológico de duplicados genéticos (Copycat, el primer gato clonado; Prometeo, el primer caballo clonado, etc.). En el año 2001 se anunció por un laboratorio biotecnológico privado la creación del primer embrión humano clonado, y apareció en la prensa sensacionalista con el titular “De la oveja Dolly a la niña Eva”. Este embrión humano fue destruido varios días después del anuncio.

Si bien la clonación puede beneficiar al ser humano a encontrar la cura a numerosas enfermedades y trastornos (clonación terapéutica), es necesario realizar un seguimiento estricto de las actividades que se realizan en clonación reproductiva: cuando los experimentos son aplicados en animales, sólo es cuestión de tiempo y dinero que se apliquen en seres humanos, lo que puede provocar una violación a los principios éticos. En La isla se nos muestra esta potencial evolución, este potencial problema.

El tema de la clonación ha sido tratado en otras películas, generalmente con regular fortuna. Entre ellas citaremos las siguientes:

-En tono de pseudoterror, Los niños del Brasil (Franklin J. Schaffner, 1978): Josef Mengele (Gregory Peck), refugiado en Brasil, realiza la clonación de 94 copias de Adolf Hitler e intenta que cada uno de los niños tenga las mismas experiencias en la infancia que el dictador, para recrear su psique, hacer un nuevo Hitler y restablecer un régimen nazi. Un anciano cazador de nazis (Laurence Olivier) intenta descubrir y frustrar el plan de Mengele.

-En tono de comedia, Mis dobles, mi mujer y yo (Harold Ramis, 1996): Doug (Michael Keaton) no puede abarcar las exigencias de su absorbente trabajo y ser un buen marido y padre de familia. Un doctor en genética le propondrá una solución para su agitada vida: clonarse en tres personas. Su número 2 se encargará de todo el tema laboral y su número 3 se dedicará a la familia; pero lo que al principio parece estupendo, pronto le acarrea grandes problemas.

-En tono de thriller de ciencia ficción, El sexto día (Roger Spottiswoode, 2000): Adam Gibson (Arnold Schwarzenegger) se enfrenta a un mundo futurista en el año 2015, en el que la tecnología de la clonación está lo suficientemente sofisticada como para permitir la copia de órganos humanos y animales. Pero la reproducción de un ser humano completo está expresamente prohibido por la ley del "sexto día", llamado así por el día en que Dios creó al hombre.

Sea como sea, mientras esperamos una buena película sobre la clonación, al menos busquemos un buen debate… y diferenciemos los problemas bioéticos inherentes a la clonación terapéutica de los inherentes a la clonación reproductiva.


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