Dicen que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Hoy quiero ser esclavo de mis palabras. Pero desde un blog pediátrico no dejaremos pasar un días más sin denunciar las recientes brutalidades cometidas sobre dos niños en China y reflexionar sobre la escala de valores en esa sociedad.
El día 17 de octubre visualicé una de las imágenes más duras que recuerdo en mi vida: el doble atropello de un niña de 2 años, sin ser atendida por un buen número de personas que pasaron a su lado. La omisión de ayuda durante 16 minutos se convierte en una imagen más dura que el propio atropello.
El día 25 de octubre, sin tiempo para digerir esas imágenes, aparece otra noticia tan escalofriante o más: un camionero chino atropella a un niño de 5 años; al verle malherido volvió a atropellarle hasta comprobar que estaba muerto. Esto lo hizo porque, según la legislación de China, en caso de que un niño muera deberá pagar unos 2.000 euros de multa; en cambio, si sobrevive, se verá obligado a hacerse cargo de todos los gastos de la recuperación (como lo oyen).
Duele hasta escribirlo. Supera a la ficción más macabra. ¿Cuáles son los valores de esta sociedad China que que permite hechos como los descritos?. Hechos que, lamentablemente, no son una anécdota. Hace tan sólo dos meses se ha promulgado el Plan de Desarrollo de los Niños de China (2011-2020) en el que se tomarán medidas enérgicas para combatir los delitos en que se organice, coaccione y engañe a menores de edad para involucrarlos en robos, mendicidad y en prostitución; así también promoverá el conocimiento legal de la población sobre la prevención y combate del secuestro y del tráfico de niños, y quedará (por fin) estrictamente prohibido reclutar a niños menores a los 16 años para trabajos.
Una sociedad china adicta al trabajo (por ende, al dinero) que viene pisando fuerte sin consideración para conseguir el potencial liderazgo económico del mundo, una sociedad que tiene en la copia falsa su marca de clase (hasta los ensayos clínicos que proviene de China se miran con lupa), una sociedad en donde se tambalean los derechos (humanos y laborales): escalofríos me entran sólo de pensar que este país se convierta en la primera potencia del mundo. Porque para ser una primera potencia no sólo hay que tener dinero (la lista de espera en China para recibir los Porsche Cayenne ya anda por más de los 15 meses), sino que hay que demostrar educación, cultura y valores. Porque puedo perdonarles el mal gusto (esos horrendos escaparates de sus almacenes en mi barrio repletos de bragas de colores), pero no les perdono que aún sus leyes permitan actos contra la infancia: leches infantiles adulteradas, juguetes tóxicos por presentar exceso de plomo en la pintura, alimentos contaminados por la falta de control sanitario, materias primas de poca calidad y así, una gran lista de deficiencias que nos hacía desconfiar totalmente de cualquier producto importado de ese país.
Todos los pediatras conocemos que conseguir que una madre china alimente al pecho a su hijo en nuestras Maternidades es casi una anécdota. ¿Qué podemos esperar de una futura potencia que no alimenta al pecho a sus hijos y que muestra un marcado desapego familiar?. Nada es gratuito: y de aquellos lodos viene estos modos. Podemos seguir mirando hacia otro lado (ahora que China infunde dinero a borbotones a economías debilitadas del Primer Mundo, resulta políticamente incorrecto poner estos temas sobre la mesa y no permitirlos ni un momento más), pero como pediatras (como personas) nos sumamos a la denuncia contra estas atrocidades cometidas en los niños chinos. En cualquier niño, sin duda.
¿Por qué....?. Esa es la pregunta. Quizás sólo el cielo lo sepa, ese cielo lleno de niños inocentes.
Para contrarrestar esta entrada de hoy, terminemos con un buen sabor de boca. Por ejemplo, recordando el espectáculo "Corteo" del Cirque du Soleil. Una de las canciones de su banda original se titula, precisamente, "El cielo sabrá"... y en la que, repetidamente, se pregunta "¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué.....?.
7 comentarios:
Es una terrible, terrible realidad.
Gracias por la entrada,no podemos quedar impasibles.
un beso
Sonia
Yo creo que China no deja de ser una reproducción de cómo funciona nuestro mundo, condensada dentro de un país gigantesco en todos sus aspectos. Un país que viven un crecimiento económico desaforado con un reparto de la riqueza absolutamente desigual, que parece reunir lo peor del capitalismo y del comunismo.
La diferencia es que el resto del mundo tenemos todo eso mejor organizado. Por un lado los países como el nuestro, que no somos más que un barrio rico de la aldea global, y por otro los países pobres que nos surten de materias primas y mano de obra barata. Eso sí, con unas fronteras bien altas para que sólo veamos la parte mala a través de la televisión y pensando que es una realidad ajena a la nuestra. Sabemos que el sistema no funciona, pero nos cuesta cambiarlo, no sea que acabemos sumergidos en la otra realidad y descubramos que nuestro valores no eran muy distintos de los de los chinos.
Un pequeño comentario crítico alertando de la a mi manera de ver chinafobia que se avecina. Dos noticias horrendas con un denominador común de dos niños muertos en China sirve para hacer un juicio moral a un país de 1300 millones de habitantes. Esta creciente chinafobia me temo que muy a menudo no se basa en la más que obvia y nada reciente vulneración de los derechos humanos en el páis ni en un sobrevenido amor por la libertad a escala planetaria- si así fuera sería el primero en aplaudir - sino en los miedos económicos que tenemos en Occidente a volvernos deudores de ellos y a la pérdida de puestos de trabajo. Esta entrada de la wikipedia sobre el antisemitismo http://es.wikipedia.org/wiki/Antisemitismo deja ver grandes paralelismos con la chinafobia actual (mito del dominio mundial, libelos de sangre...). Y ya sabemos cual fue el culmen del antisemitismo en la 2ª guerra mundial. Un saludo. Enrique
Demagogia barata. Cuantos niños en todo el mundo sufren problemas? No hace falta que salga en la TV y sean chinos para que nos importen. A nuestro alrededor, en nuestro barrio, ciudad hay niños con problemas, con hambre, frio, sin juguetes esta Navidad, pero nos preocupa mas si sale en la TV un niño chino que le sucede eso, que si, es lamentable, pero miremos lo que tenemos al lado que eso si podemos intentar solucionarlo.
Pero lo sencillo, y me incluyo yo el primero, es poner el grito en el cielo viendo la noticia mientras comemos, comentarla, decir "como puede pasar eso" y luego levantarse de la mesa, e irse a seguir haciendo lo mismo que si no hubieramos visto nada.
Y podremos pasar al lado de un niño con hambre en la puerta de Mercadona, y ese nos dara igual.
Paren el mundo que yo me bajo
Comentarios para todos los gustos. Compromisos de todos los colores. Opiniones opinables que enriquecen el debate, siempre y cuando no se caiga en la descalificación: demagogia barata es aplicable a cualquiera que hable (y que sea esclavo de sus palabras) y con el que no se esté de acuerdo y antisemitismo cae muy por encima de mis intenciones y de ver este problema.
Yo no bajo de este mundo. Sigo en él, con sus debilidades y sus fortalezas.
Un saludo.
Es la cruda realidad de China, frente a la que desde aquí cerramos los ojos.
Nos viene bien tenerlos ahí para que nos fabriquen los iPhones a bajo coste, tampoco es plan de meterse con su gobierno y que nos cierren el grifo.
Es el mundo en que vivimos... o tal vez el que hacemos.
Un beso.
Es cierto que cuesta poco "hablar" desde una mesa con tu ordenador. Hablamos mucho pero hacemos poco. Artículos como este son muy necesarios para concienciarnos a todos de la necesidad de cambiar y evolucionar hacia un mundo mejor.
Saludos
Amanda
Publicar un comentario