En el 19 Colloquium Cochrane, tuvimos la oportunidad de aprender acerca de las actividades del uno de los 52 grupos de la Cochrane, el Cochrane Effective Practice and Organisation of care Group (EPOC).
El objetivo de este grupo es analizar que intervenciones son útiles para mejorar la prestación de servicios de salud por parte de los profesionales y las organizaciones. Es decir que intervenciones pueden contribuir a que los cuidados de salud se administren de forma más eficaz y eficiente. Las revisiones sistemáticas que elaboran, analizan como implementar este aspecto. Incluyen intervenciones a nivel informático, económico, formación continuada, organización y financiación orientada a mejorar la práctica clinica y la organización de los servicios de salud.
Dentro de las múltiples revisiones que se pueden consultar en la página, como muestra un botón: Electronic retrieval of health information by health professionals, en la que revisa los estudios que investigan acerca de si el que los profesionales dispongan de acceso electrónico a la información médica, afecta al cuidado del paciente. En las conclusiones de esta revisión, podemos leer que se produce una mejoría de los conocimientos pero no en la práctica clínica.
Merece la pena consultar las revisiones que han publicado abarcando muchos campos de la mejoría de las intervenciones.
Así pues, varios miembros del grupo EPOC, describieron la necesidad de mejorar las intervenciones. No solo basta con saber lo que hay que hacer, sino que hay que hacerlo. El coordinador del EPOC Group, Jeremy Grimshaw, de Canadá, al hablar de los retos metodológicos para la seguridad del paciente, describió la brecha que existe entre la investigación (lo que sabemos) y la práctica (lo que hacemos) y que la mayoría de los profesionales no toman sus decisiones en base a las mejores pruebas disponibles. Esta situación lleva a que, recientes estudios sugieran que al 30-40% de los pacientes no se les administran los tratamientos de eficacia probada, y al 20-25% se les administran tratamientos que no precisan e incluso perjudiciales. Debido a ello es fundamental desarrollar estrategias para disminuir esta brecha, lo que se denomina knowledge translation, o (aplicación del conocimiento).
En el campo de la salud infantil, publicado por este autor, podemos leer : Bridging the Gap between clinical research and knowledge translation in pediatric emergency medicine
Este interesante artículo nos describe estrategias para conseguir que en los servicios de urgencias se aplique lo que ya se sabe que es eficaz en el tratamiento de las laringitis, en los esguinces de tobillo, y en los traumatismos craneales. En estos campos, como en muchos otros, tenemos mucha información, como dicen los autores, y un exponencial aumento de nuevos conocimientos. Pero no se aplican.
Esto hace que nos planteemos la eterna pregunta: ¿Por qué no se aplica lo que ya se conoce? En Evidencias en Pediatria se ha planteado en repetidas ocasiones, hablando de las barreras en la transmisión del conocimiento. Mientras este aspecto de la práctica clinica no se resuelva y se dearrollen estrategias para que al menos mejore, seguirá habiendo muchos pacientes que no reciben los tratamientos que necesitan y otros muchos que reciben los que no necesitan, o lo que es peor, que incluso les perjudican.
El objetivo de este grupo es analizar que intervenciones son útiles para mejorar la prestación de servicios de salud por parte de los profesionales y las organizaciones. Es decir que intervenciones pueden contribuir a que los cuidados de salud se administren de forma más eficaz y eficiente. Las revisiones sistemáticas que elaboran, analizan como implementar este aspecto. Incluyen intervenciones a nivel informático, económico, formación continuada, organización y financiación orientada a mejorar la práctica clinica y la organización de los servicios de salud.
Dentro de las múltiples revisiones que se pueden consultar en la página, como muestra un botón: Electronic retrieval of health information by health professionals, en la que revisa los estudios que investigan acerca de si el que los profesionales dispongan de acceso electrónico a la información médica, afecta al cuidado del paciente. En las conclusiones de esta revisión, podemos leer que se produce una mejoría de los conocimientos pero no en la práctica clínica.
Merece la pena consultar las revisiones que han publicado abarcando muchos campos de la mejoría de las intervenciones.
Así pues, varios miembros del grupo EPOC, describieron la necesidad de mejorar las intervenciones. No solo basta con saber lo que hay que hacer, sino que hay que hacerlo. El coordinador del EPOC Group, Jeremy Grimshaw, de Canadá, al hablar de los retos metodológicos para la seguridad del paciente, describió la brecha que existe entre la investigación (lo que sabemos) y la práctica (lo que hacemos) y que la mayoría de los profesionales no toman sus decisiones en base a las mejores pruebas disponibles. Esta situación lleva a que, recientes estudios sugieran que al 30-40% de los pacientes no se les administran los tratamientos de eficacia probada, y al 20-25% se les administran tratamientos que no precisan e incluso perjudiciales. Debido a ello es fundamental desarrollar estrategias para disminuir esta brecha, lo que se denomina knowledge translation, o (aplicación del conocimiento).
En el campo de la salud infantil, publicado por este autor, podemos leer : Bridging the Gap between clinical research and knowledge translation in pediatric emergency medicine
Este interesante artículo nos describe estrategias para conseguir que en los servicios de urgencias se aplique lo que ya se sabe que es eficaz en el tratamiento de las laringitis, en los esguinces de tobillo, y en los traumatismos craneales. En estos campos, como en muchos otros, tenemos mucha información, como dicen los autores, y un exponencial aumento de nuevos conocimientos. Pero no se aplican.
Esto hace que nos planteemos la eterna pregunta: ¿Por qué no se aplica lo que ya se conoce? En Evidencias en Pediatria se ha planteado en repetidas ocasiones, hablando de las barreras en la transmisión del conocimiento. Mientras este aspecto de la práctica clinica no se resuelva y se dearrollen estrategias para que al menos mejore, seguirá habiendo muchos pacientes que no reciben los tratamientos que necesitan y otros muchos que reciben los que no necesitan, o lo que es peor, que incluso les perjudican.
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