Mucho antes que Martin Scorsesse nos realizara una declaración de amor a los inicios del cine con La invención de Hugo (2011), disfrutamos de uno de los homenajes más sublimes realizados al séptimo arte: la inolvidable Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988), un retrato sentimental de la Italia de la postguerra con el cine como leit-motiv y bajo la atenta mirada de un Totó niño (Salvatore Cascio), de un Totó adolescente (Marco Leonardi) y de un Totó adulto (Jacques Perrin).
Cinema Paradiso es una película hecha para divertir y para emocionar. Y lo consigue pese a su amplio metraje: 155 minutos en su versión inicial, 123 minutos en su estreno y 173 minutos en el montaje que el director hizo en 2002 para DVD. Y lo consigue desde las primeras secuencias: esa escena inicial con el mar Mediterráneo de fondo, una maceta seca y una cortina blanca movida por el viento, mientras aparecen los créditos y suena la música de su banda sonora. El plano se aleja y nos introduce en una humilde casa de Sicilia, donde una madre busca por teléfono a su hijo en Roma. Éste, el famoso director de cine Salvatore Di Vita (Totó de adulto) recibe una noticia (la muerte de Alfredo, el proyeccionista del cine de su pueblo)… y comienzan los recuerdos… unos recuerdos que abarcarán cuatro décadas (desde los años posteriores de la Segunda Guerra Mundial a la década de los 80).
Cinema Paradiso es una magistral película sobre la vida, el cine y los sentimientos (con la amistad, el amor y el recuerdo como principales señas de identidad), que difícilmente dejaran indiferente al espectador. La amistad entre Totó y Alfredo (magnífico Philippe Noiret), una amistad que es casi una dependencia mutua paterno-filial: en el caso de Totó, encuentra en Alfredo el padre que ya no tiene; en el caso de Alfredo, ve en Totó el hijo que nunca tuvo. El amor entre Totó adolescente y Elena (Agnese Nano), un amor platónico y eterno. Y el peculiar amor entre Totó y su madre.
Cinema Paradiso es puro recuerdo, que permanece en el tiempo y pese al tiempo: espacios para el recuerdo, personajes para el recuerdo, colores para el recuerdo, música para el recuerdo, escenas para el recuerdo y frases para el recuerdo.
- Espacios para el recuerdo: el pueblo (un pueblo típico siciliano de nombre Giancaldo), la plaza (el ágora de todos, ese espacio vivo que cambia con las horas y con el tiempo y que adquiere una dimensión especial con sus vistas cenitales), la casa de Totó (una casa humilde de una habitación en donde vive con su madre y su hermana), la iglesia (lugar de culto y, a la vez, lugar de censura para el cine y en donde cada beso era un sonido histérico de campanilla), el cine (el lugar más importante, ese edificio en el centro del pueblo donde nace la magia desde la pantalla y que es un lugar de múltiples encuentros), la cabina de proyección (donde se fundamenta la amistad entre Totó y Alfredo), Sicilia (la propia isla evoluciona con la película, cuyo lugares de rodaje se realizaron en distintas localizaciones de Palermo y su provincia, como Cefalú, Bagheria, Castelbuono, etc).
- Personajes para el recuerdo: Totó (protagonista absoluto en sus tres fases de la vida: niño, adolescente y adulto), Alfredo (el proyeccionista del cine, un hombre bueno y de sabios consejos), el cura (quien disfruta más con la labor de censor de las películas que de su faceta religiosa), su madre (viuda joven por la muerte de su marido en la guerra, al cargo de dos hijos), Elena (el gran amor de Totó, su amor platónico), el dueño del cine (un hombre del pueblo tocado por la lotería y que logra reabrir el cine cuando se quema), el acomodador de cine (rebosa bondad y es fiel a Alfredo y a Totó), etc.
- Colores para el recuerdo: la hermosa fotografía de Blasco Giurato nos muestra como los colores vivos del mediterráneo siciliano se mezclan con el blanco y negro de las películas, esas películas que son sentimiento y que son homenaje.
- Música para el recuerdo: la inolvidable banda sonora de Ennio Morricone (salvo el “Love Theme” compuesto por su hijo Andrea Morricone), un músico mítico que es imperdonable que tras sus muchas nominaciones no haya conseguido un Oscar, siendo como es uno de los compositores más prolíficos de la historia con más de 500 trabajos en su haber, algunos de la talla de Días de cielo (Terrence Malick, 1978), Érase una vez en América (Sergio Leone, 1984) o La misión (Roland Joffé, 1986). En Cinema Paradiso nos enfrentamos a una música de "cine" que toca continuamente la fibra sensible del espectador.
- Escenas para el recuerdo: el sonido de la campanilla ante las escenas censuradas por el cura; Totó niño interpretando en su casa las escenas que visualiza en los pedazos de celuloide; la maestra y su regla (para enseñar la regla del 5); el examen en la escuela; las confidencias entre Totó y Alfredo en la sala de proyección; el momento mágico en el que la imagen de la película se proyecta sobre la plaza; la declaración de amor de Totó a Elena en el confesionario y las noches bajo su ventana; la nostálgica despedida en la estación del pueblo en busca de otra vida; el regreso a casa y los recuerdos agolpados en su habitación; las caras de dolor al derruir el edificio del cine; etc. Y uno de los finales más antológicos que se recuerdan: cuando Salvatore-Totó abandona el pueblo de su infancia tras el entierro de Alfredo lleva a Roma un montaje muy especial que éste le había guardado; un regalo que ve con lágrimas en los ojos: son todas las secuencias de besos robados por la censura… y es entonces cuando Salvatore recobra la paz con su pasado.
- Frases para el recuerdo de Alfredo a Totó: “Totó yo elijo a mis amigos por su aspecto y a mis enemigos por su inteligencia”. “Aquí eres como un esclavo… siempre trabajas como un burro, incluso en las fiestas: la Pascua, La Navidad… Sólo estás libre el Viernes Santo y, te aseguro, que si a Jesucritos no le hubieran crucificado, también se trabajaría en Viernes Santo”. “Verás Salvatore, tarde o temprano, llega un momento en que hablar o estar callado es algo parecido. Por eso permanezco callado”. “No Totó, eso no lo dijo nadie; lo digo yo. La vida no es como la has visto en el cine… la vida es más difícil”. “No vuelvas, no escribas, no llames. Hazme caso. Hagas lo que hagas, ámalo, como amabas la cabina del cine Paradiso”.
Cinema Paradiso se convierte en una película de cine dentro del cine, con la aparición de grandes figuras del cine (Anna Magnani, Audrey Hepburn, Brigitte Bardot, Buster Keaton, Charles Chaplin, Clark Gable, Gary Cooper, Henry Fonda, Ingrid Bergman, Jimmy Stewart, John Wayne, Marcello Mastroianni, Marilyn Monroe, Silvana Mangano, Spencer Tracy, etc) y numerosas referencias y secuencias de películas emblemáticas: La diligencia (John Ford, 1939), La terra Trema (Luchino Visconti, 1948), Anna (Alberto Lattuada, 1951), El jeque blanco (Federico Fellini, 1953), Ulises (Mario Carmerini, 1955), Rocco y sus hermanos (Luchino Visconti, 1960), alguna película de Charlot, siempre dos películas por sesión con su NODO a la italiana…
Cinema Paradiso fue una de las películas más premiadas del año 1988, incluyendo el Oscar a Mejor película de habla no inglesa, el Globo de Oro y Premio BAFTA a la misma categoría o el Gran Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes, entre otras. Y estos por méritos propios: Giuseppe Tornatore nos deja su película más destacada, aunque posteriormente también trazó otros ejemplos de buen cine de sentimientos con El hombre de las estrellas (1995) o Malena (2001). Cinema Paradiso es acreditada por muchos como un clásico, además de ser catalogada como un renacer del cine italiano de la época; además, en ella nos podemos encontrar retazos del mejor cine italiano, con añoranza a Germania año cero (Roberto Rossellini, 1947), Los inútiles (Alberto Sordi, 1953), Amarcord (Federico Fellini, 1973) o Splendor (Ettore Scola, 1988).
Una película mítica para un día mítico. Cinema Paradiso es, por todo lo anterior y más, una película esencial en nuestra serie sobre "Cine y Pediatría". Por eso hoy, que presentó el primer libro de "Cine y Pediatría" en el 61 Congreso Nacional de Pediatría en Granada, quiero conmemorar esta fecha con esta película.
Asimismo, la película se enmarca en una doble dedicatoria. A Fernando Comas, que en su blog "Pharmacoserías" hace muchos años que reserva para el cine una sección con el nombre de la película. Y, especialmente, a María Carmen Sirvent, pediatra y amiga del alma, porque me ha confesado que es su película preferida y leerá con emoción estas líneas.
Un millón de besos para todos los lectores, como los de este final antológico de Cinema Paradiso.
Definitivamente este blog está evolucionando hacia la la "Pediatría Basada en Pruebas y Emociones". Humberto Maturana dice que el lenguaje construye realidades, yo agregaría que las emociones construyen realidades.
ResponderEliminarMuchas gracias Javier. El prósimo viernes 8 de junio, dia de cine en nuestro "Cinema Paradiso" de PHARMACOSERÍAS, te daremos, "oficialmente" prueba de nuestro agradecimiento.
ResponderEliminarAbrazo.