"¿Como te atreves a presentar un programa de televisión estando gorda?"
Este comentario lo tuvo que soportar una presentadora de Wisconsin, en Estados Unidos, al leer un correo electrónico que le envió un televidente.
Lejos de adredarse, esta mujer optó por enfrentarse al espectador que le había enviado el mensaje. Y transformó lo que era una agresión en energía positiva. En un programa seguido ampliamente dijo:
"Me dirijo a la persona que me escribió esta carta ¿tu no crees que no sé que tengo sobrepeso?...
...Yo soy mucho más que un número en una báscula". "Me dirijo a todos los niños que están siendo acosados por su peso, su orientación sexual, el color de su piel, el que tiene granos". "No dejen que su autoestima sea definida por los que practican el acoso escolar".
Este tema se trata en la radio y posteriormente en la prensa en un día cualquiera de octubre. ¿Ocurren estas cosas fuera de Wisconsin? Y la pregunta que nos hacesmos es ¿Por qué?
Se sabe que la obesidad no es buena para la salud. Los niños obesos tienen más probabilidades de seguir siendo obesos cuando son adultos. Y los adultos obesos tienen más riesgo de sufrir enfermedades como diabetes, hipertensión arterial, elevación del colesterol y problemas cardiovasculares.
Pero esto no explica que se acose a las personas que tienen sobrepeso. Y este acoso, que a veces se denomina de perfil bajo, incluye el culpabilizarlas, rechazarlas, ridiculizarlas y marginarlas entre otras formas de agresión. De esta manera, la recomendación de mantener un peso adecuado como algo positivo para la salud, se transforma en una amenaza para la autoestima de quienes no cumplen con los estandares de peso establecidos.
Y esto no ocurre con ninguna otra enfermedad, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares como la hipertensión o los infartos. Solo ocurre con la gente que tiene sobrepeso. Sin duda a esta situación contribuye el mundo de "tiranía de la imagen" en que vivimos, que se ceba especialmente con las mujeres. El mensaje implícito es que sino se cumple con los cánones establecidos, se producirá un rechazo social. De esta manera lo que es una cuestion de salud se transforma en un concepto moral.
Conviene recordar que en la obesidad influyen muchos factores. Lo leemos en una editorial de Evidencias en Pediatría. A lo largo de la misma el autor describe el impacto que la pobreza y la
discriminación económica tienen en la nutrición y en el peso de los
niños. Y avisa de que esto irá a peor en medio de una crisis económica
que ataca más y peor a los más pequeños.
Como final una declaración que debería ser compartida por todos: el acoso del niño o adulto obeso es un acto intolerable. Tolerancia cero en la escuelas, trabajo y sociedad en su conjunto ante estas actitudes.
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