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sábado, 5 de enero de 2013

Cine y Pediatría (156). “Spellbound”, cuando uno duda de si las infancias tienen que ser al pie de la letra


El Scripps National Spelling Bee (o Concurso Nacional de Deletreo, conocido popularmente como “Bee”) es un concurso anual de deletreo para niños menores de 16 años que se realiza en Estados Unidos y que tiene gran fama en ese país, especialmente desde que en el año 1996 la cadena de televisión ESPN retransmite las últimas rondas de este concurso. Sin duda, este concurso de niños es un entorno que da mucho de sí para la reflexión, para la literatura y para el cine

En el año 2000 se publicó “Bee Season”, la primera novela de Myla Goldberg y que se centra en un adolescente que pretende ganar este concurso y la repercusión de este suceso sobre ella y su familia. De esa novela surgió la película La huella del silencio (Scott McGehee y David Siegel, 2006), donde la joven Eliza Nauman (Flora Cross) entrena para la prueba final del Concurso Nacional de Deletreo en la ciudad de Washington y, a partir de este hecho, se nos realiza un retrato caleidoscópico de su familia, de su padre Saúl (Richard Gere), un profesor de estudios religiosos judío que ve en la habilidad de su hija un don casi sobrenatural, de su madre Miriam (Juliette Binoche) y de su hermano Aarón (Max Minghella). En realidad, la película no se centra en el concurso en sí, sino en el hecho de cómo al surgir una potencial estrella en la familia (así se ven a estos jóvenes prodigios que concursan) se produce un efecto desgarrador de la frágil unión que hasta el momento había mantenida unida a la familia. Un reflejo de cómo muchos padres, aún con las mejores intenciones, pueden llegar a ver en los éxitos de sus hijos los sueños que ellos nunca alcanzaron, sin darse cuenta del daño que eso puede causar al desarrollo emocional en la infancia. 

En el mismo año se proyecta otra película sobre el mismo tema: Akeelah contra todos (Dough Atchison, 2006). Narra la historia de Akeelah Anderson (Keke Palmer), una niña de 11 años con gran talento en la ortografía y a quien deciden presentar para el Concurso Nacional de Deletreo, a la vez que la película explora la educación en un barrio deprimido de la comunidad negra y la relación con su madre viuda (Angela Bassett) y su entrenador (Laurence Fisburne). Una película familiar y con valores, en la que el concurso servirá para que la niña encuentre reconocimiento por su inteligencia, nuevos amigos y, especialmente, una razón para conseguir cambios positivos en su familia, en su colegio y en su comunidad. 

Pero es la película documental Spellbound (Al pie de la letra) (Jeffrey Blitz, 2002) quien hace un retrato más veraz, fascinante y emotivo de este concurso, un retrato de cómo lo viven los niños y sus familias, pues nos muestra la parte trasera del concurso. Y lo hace a través de las historias de ocho jóvenes talentos que compiten por este título: Angela, Nupur, Ted, Emily, Ashley, Neil, April y Harry. Niños y adolescentes norteamericanos de distinta procedencia y origen, algunos de familias emigrantes en busca del “sueño americano”: indios, hispanos, afroamericanos. La cámara (y el público) entra en las vidas de estos estudiantes mientras practican o mientras compiten en el concurso, descubriendo no solo la personalidad de cada uno de ellos, sino también los obsesivos hábitos de estudio que sus padres les imponen y los sacrificios por entregarse al cien por cien a la preparación del concurso. Desde las áridas llanuras de Texas hasta los verdes paisajes de Connecticut, desde los campos de Ozark hasta las grandes urbes como Washington, Spellbound acompaña a ocho adolescentes en su lucha por un sueño: convertirse en el "Bee" número uno del país. 
Con estas palabras comienza la película Spellbound: “En el país 9 millones de niños compiten en Estados Unidos en escuelas y ciudades en el Concurso de Deletreo. Sólo se clasifican 249 para el campeonato nacional en Washington. Durante dos días, 248 se equivocarán y sólo uno será el campeón. Esta es la historia de 8 niños norteamericanos que una primavera se disponen a ganar el campeonato nacional”. Tras un primer tercio de la película en que conocemos a los 8 adolescentes, sus familias y sus motivaciones, se nos muestra el transcurrir de las distintas rondas del concurso tras los 249 concursantes del primer día: segunda ronda (187 concursantes), tercera (168), cuarta (104), quinta (48), sexta (17)… y así hasta la décima en que sólo resta 3 finalistas, para, finalmente, llegar a proclamarse Nupur Lala como campeona nacional de 1999. Curiosamente, desde el año 1999 y tras Nupur Lala, son ya diez chicos americanos de ascendencia india los que ganan el concurso, de forma consecutiva en los últimos 5 años. La última ha sido Snigha Nadipati, natural de San Diego, quien ganó la 85 edición celebrada del 27 al 31 de mayo de 2012 y con “guetapens” como palabra final que tuvo que deletrear. 

La idea para hacer Spellbound (Al pie de la letra) llegó de la mano de su director en mayo de 1997, cuando éste vio por primera vez la final del “Bee”. Y se le ocurrió que, aunque el concurso era en sí fascinante, el público no sabía nada de los concursantes, de sus familias, del lugar donde vivían o de sus sueños personales, ya que sólo los conocían en la recta final del concurso. Esto le inspiró para hacer un documental que contara la historia personal de algunos de estos jóvenes deletreadores, aunque la elección de protagonistas candidatos se convirtió en una especie de rompecabezas según iba intentando encontrar el equilibrio adecuado de los participantes para su documental. Y el camino no fue fácil, aunque cada joven elegido tenía una gran historia detrás: Angela Arenivar tenía unos padres que habían entrado en Estados Unidos de forma ilegal desde México hacía años y nunca consiguieron aprender a hablar inglés; así que para Ángela, controlar el inglés y ganar en el “Bee” representaba la asimilación y el logro del "sueño americano". Y, a partir de ahí, los cineastas viajaron a Missouri, Texas, Connecticut, California, Michigan, Indian, Illinois, Washington D.C., Florida, Pennsylvania y New Jersey. Al final de la producción habían conseguido doce historias que se utilizarían para las ocho historias finales. Y también contactaron con antiguos ganadores del concurso, quienes expresaron que “es una tradición americana que se ha extendido por el mundo” o que “haber ganado algo así era un importante lastre”. Y también el juez del concurso comenta que “en este país, el deletreo forma parte de un proceso de la comunidad”
Fue Spellbound (Al pie de la letra) candidata al Oscar al Mejor Documental en el año 2003 (aunque se llevó el premio Bowling for Columbine de Michael Moore) y se convierte en un documental con muchas aristas. Y, aunque el eje central es la celebración de la final del “Bee”, en realidad es sólo el dispositivo para contar muchas otras historias y para debatir sobre los niños prodigio y cómo se lo plantean sus padres, algunos de los cuales crean métodos de trabajo sacrificados y rigurosos. Así es como expresa un padre la preparación de su hijo: "Lo primero que hacemos es averiguar el significado de la palabra, ver el lenguaje de origen, ver su raíz, la decimos contextualizada en una frase, pronunciamos la palabra correctamente, interiorizamos su significado en la cabeza, la deletreamos mentalmente, pensamos en su sonido antes de pronunciarla, la leemos por última vez con la mente, y deletreamos despacio la palabra. Eso es lo que hacemos"

Al final, el debate común de estas tres películas que se centran sobre el Concurso Nacional de Deletreo es reflexionar sobre sus aspectos positivos (como aprender disciplina que podrán utilizar el resto de sus vidas, así como el amor por las palabras y los libros) y también negativos (la repercusión sobre su infancia, al no disponer estos niños prácticamente de tiempo para jugar ni para estar con amigos, y sobre sus familias). Y ese tema particular nos dirige a una reflexión ponderada de los niños prodigio, por el riesgo intrínseco de pasar de niños estrellas a jóvenes y adultos estrellados, por ese estrecho límite que va de la genialidad a ciertas formas de malos tratos en la infancia.

Quizás lo más importante de la infancia es dejar a los niños ser niños y que ese don dure el mayor tiempo posible. Por ello, estas películas nos aportan una interesante reflexión sobre si, en realidad, las infancias tienen que ser al pie de la letra.
Mientras lo pensamos, deletreemos estas palabras y que adquieran todo el sentido: "Feliz 2013 a todos".

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