Hace unos meses, Andreu Segura Benedicto, presidente saliente de la Sociedad Española de Salud Pública y Administraciones Sanitarias (SESPAS), publicó un artículo especial con este atractivo título: "La supuesta asociación entre la vacuna triple vírica y el autismo y el rechazo a la vacunación". Conviene una lectura en profundidad del artículo, que se puede leer en abierto en la revista Gaceta Sanitaria.
El resumen del artículo plantea lo siguiente: "La publicación del artículo de Wakefield et al. en The Lancet desencadenó una reacción de rechazo a la vacuna triple vírica, a pesar de que se trataba solo de una serie de casos y la asociación entre la vacunación y el autismo hubiera podido muy bien ser anecdótica. Sin embargo, más tarde se comprobó que tal asociación era espuria, debido no solo a sesgos ocultados sino también a alteraciones interesadas de los datos y a otros comportamientos impropios de dos de los autores que por ello fueron expulsados del colegio de médicos. Finalmente el artículo fue retirado de la revista. Este episodio invita a reflexionar sobre la credibilidad y la confianza que merecen las autoridades y los profesionales a la población, así como sobre los recelos que pueden plantearse cuando se producen potenciales conflictos de intereses entre los profesionales, la industria, las revistas y la población. Un aspecto de particular interés es el de las expectativas distorsionadas sobre las posibilidades de las intervenciones sanitarias, incluida la vacunación, especialmente respecto de la dimensión individual y la colectiva de la prevención".
La historia del rechazo a las vacunas es consustancial a la introducción de las mismas. Todo ello ha provocado un fuerte movimiento en contra de las vacunas, especialmente en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y España, entre otros países. Los movimientos antivacunas son una realidad y a los que hay que mirar de frente, con respeto, con datos y con argumentos científicos.
Ya hemos comentado en este blog que frente a los movimientos antivacunas, obras son amores y no buenas razones.
Y aunque desde este blog defendemos la vacunación en la infancia (en general, y sin problemas de poner matices y "peros" donde convenga), si creemos, como se expone en el artículo de Andreu Segura, que tal vez convenga explorar de nuevo los motivos de la gente para no vacunarse, y desde luego escuchar a los padres. Y obtener la confianza de la población rindiendo cuentas y dando explicaciones adecuadas sobre el impacto real de las intervenciones, lo que evitaría expectativas exageradas o poco racionales y la consecuente frustración sobre la vacunación.
Tuvimos la oportunidad de contar con la colaboración del Dr. Andreu Segura en una editorial sobre la gripe en "Evidencias en Pediatría" y hoy, de nuevo, valoramos con aprecio sus justos argumentos. Porque no conviene trivializar las actividades preventivas (como la vacunación) que, como cualquier otra intervención sanitaria, además de los beneficios que perseguimos nos exponen a potenciales efectos adversos. Y siempre conviene tener muy presente el triángulos beneficios-riesgos-costes en la toma de decisiones, individual y colectiva.
No trivializar nunca, ni en contra ni en defensa a la vacunación infantil. Nunca...
Me parece bien no trivializar sino tomar precauciones o brindar acceso a los datos. Creo que eso es lo que se debe hacer.
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