La muerte por accidente sigue siendo la
primera causa de fallecimiento en niños. Y de entre las motivos de accidente,
son los de tráfico los más frecuentes en cuanto a causa de fallecimiento. Aunque los domésticos ocurren con mayor frecuencia, son por lo general de menor gravedad.
En este contexto de gravísima trascendencia,
no es una anécdota que iconos juveniles y personas de tantísima popularidad
como son los jugadores de fútbol, cometan infracciones de tráfico tan
clamorosas como las que recientemente se han publicado en los medios: excesos de
velocidad de más del 100%, conducir sin puntos, conducir con un brazo
escayolado, no llevar a los niños con sistema de retención, etc.
En otras ocasiones, hay que ser justos,
tenemos que decir que los jugadores de fútbol han participado en campañas de
concienciación ciudadana, y de forma altruista han puesto su imagen para
objetivos muy loables (incluso estos mismos infractores).
Pero en esta ocasión su comportamiento (el de
unos pocos) es francamente lamentable.
Por mi condición de pediatra me ha dolido
especialmente la fotografía en la que se ve a un jugador de fútbol que viaja en
el asiento del copiloto, sin cinturón de seguridad (por lo menos no se le ve)
portando a su recién nacido en una mochilita portabebés, mientras su famosa
esposa cantante conduce.
La imprudencia es de tal tamaño que tal como
dice la Asociación para el
Estudio de la Lesión Medular Espinal, en caso de choque, si va sin cinturón
aplastaría al niño sin duda ya que tan solo a 50 km/h una persona de 80 kg, sin
cinturón, es proyectado con una fuerza de más de 2000 kg. Y si va con cinturón
probablemente el niño se fracturaría el cuello. Además, si el airbag está
conectado (ante la falta de prudencia seguro que lo estaba), si se dispara
podría asfixiar al niño.
Padres que tanto queréis a vuestros bebés,
demostradlo protegiéndoles.
En este caso no será por falta de medios para
tener los métodos de retención más caros y eficaces del mercado.
En el otro lado de la balanza he sabido de
una conocida que ha volcado en la M-40 madrileña con sus dos niñas a bordo, una
lactante de pocos meses y una niña preescolar: no les ha pasado absolutamente
nada, iban correctamente retenidas. La única secuela es el susto: la niñita que
empieza a hablar dice ¡coche no! Su madre, magullada pero feliz, está de
enhorabuena.
Esperamos que las autoridades apliquen la ley
a pesar de la fama de los infractores, por el bien de los demás ciudadanos, y
de ellos mismos, y sobre todo para evitar que su mal ejemplo se extienda y dé
al traste con las campañas de concienciación en seguridad vial.
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