La exposición a rayos X durante el embarazo genera una gran preocupación, por su potencial acción sobre la mitosis, meiosis o muerte celular. El efecto biológico de as radiaciones ionizantes es dependiente del tiempo de exposición, del tejido irradiado y la dosis absorbida.
En general, los procedimientos diagnósticos comunes utilizan bajas dosis de radiación. No obstante, en una mujer en edad reproductiva, se deben aplicar las mínimas dosis posibles, como si ya estuviera embarazada (recuérdese que un test de embarazo negativo no excluye un embarazo de dos o tres días). Además, hay que tener en cuenta el momento de la gestación (fase preimplantacional, organogénesis o desarrollo fetal), y siempre estimar la dosis absorbida dependiendo del tejido.
En la actualidad se acepta que las dosis altas de rayos X suponen un riesgo para el buen desarrollo del embrión, siendo ese riesgo mayor a medida que aumenta la dosis. Sin embargo, las exposiciones por procedimientos diagnósticos comunes NO representan un aumento significativo del riesgo basal que tiene la población general (de un 3% a un 6%) para defectos congénitos.
Ahora bien, es preciso insistir en que si la exposición a radiaciones ionizantes no es totalmente necesaria, el riesgo (en cualquier persona) se considera inaceptable por pequeño que sea: porque su efecto es acumulativo a lo largo de la vida. Por lo mismo, es necesario recordar que si hay que hacer
una radiografía a niños a los que haya que mantener sujetos, no se debe irradiar a la persona que lo sujeta.
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