Hace poco más de un año y bajo el título de "La falta de ética de Vitaldent": no todo vale", denunciábamos la campaña "Haz las paces con el dentista" de esta franquicia odontológica española. Ha pasado el tiempo y todo sigue más o menos igual, con algunos anuncios más en esa línea, faltos de ética y de estética, capaces de molestar a tirios y a troyanos. No sé si la Asociación de Consumidores y el Consejo General de Colegios de Dentistas han seguido tomando cartas en el asunto, pero si no es así, sería conveniente. En aquél momento algunos Colegios Oficiales de Odontólogos de España nos felicitaron por nuestra iniciativa de denuncia.
Pero no vamos a hablar más de dientes "careados" como los anteriores, sino que es para nosotros una satisfacción hablar de dientes "solidarios" y de organizaciones que hacen de la profesión algo honroso y, además, humanitario.
Un ejemplo es Dientes sobre ruedas (DSR), una asociación sin ánimo de lucro, formada por dentistas, profesionales de la cooperación y voluntarios de diferentes sectores. La finalidad de la asociación es organizar y coordinar distintos proyectos para mejorar la salud bucodental en países y regiones con carencia de servicios odontológicos.
Diente a diente y boca a boca también se monta una cadena de favores. Una simple consulta al dentista puede ayudar a que una persona sin recursos pueda tener acceso a una atención odontológica adecuada. La economía del favor por favor sigue dando sus frutos y, con esa idea, la ONG Dentistas sobre Ruedas ha puesto en marcha en Barcelona la primera clínica dental solidaria: Les 1001 Dents.
A través de un consultorio con dos puertas, un grupo de odontólogos atiende, por una de ellas, a los clientes que pueden pagarse una consulta y, por la otra, a gente que no dispone de recursos para costearse la atención bucodental. El 13% del dinero que sacan de cada cita en la clínica de pago se revierte en el abastecimiento de material para la zona solidaria, regentada por un equipo de profesionales médicos voluntarios.
Los tratamientos tienen los mismos precios que cualquier clínica privada común y es el personal facultativo el que renuncia a ese margen de beneficio del 13%.
Los voluntarios de DSR han viajado por países como Mauritania, Senegal o Perú para trabajar en proyectos de ayuda a los más desfavorecidos. El principal problema de los pacientes solidarios es la falta de higiene y las bocas mutiladas, personas que se han sacado muelas o dientes pero han prescindido de los tratamientos de curación, como las prótesis.
Pero la cadena de favores no se queda de puertas para adentro de la clínica. Los eslabones de intercambio solidario saltan las paredes del consultorio y salen a la calle para continuar con las acciones solidarias. El equipo médico entrega a todos los pacientes un presupuesto del tratamiento que está recibiendo, para que sea consciente de lo que está costando su consulta. La ONG ha puesto en marcha un "banco de tiempo" que traduce las cantidades económicas en horas de servicio a otras organizaciones asociadas o a personas que puedan necesitar ayuda.
De esa forma, al igual que la película Cadena de favores (Mimi Leader, 2000), el bien se extiende: comienza en la boca... y se extiende a la sociedad. Por eso nos encantan los dientes "solidarios" de DSR y denunciamos los dientes "careados" de Vitaldent y de cualquier organización que busca el beneficio económico a cualquier precio.
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