El consumo de alcohol en la adolescencia es un importante problema de salud pública en España y en todos los países occidentales. La adolescencia es esa etapa de la vida en la que el individuo transita desde la dependencia física y emocional de la infancia a la independencia del adulto. El adolescente se enfrentará tarde o temprano con el dilema de su consumo.
Según el Informe 2009 del Observatorio español sobre drogas, la magnitud de este problema en estudiantes entre 14-18 años nos ofrece los siguientes datos:
- La edad media de consumo de alcohol se sitúa entre 13 y 14 años.
- El consumo de alcohol se produce más en los fines de semana (un 61% lo han consumido en los últimos 30 días) que en días laborables (entre 18-28% en los últimos 30 días).
- La prevalencia de alguna borrachera en los últimos 30 días ocurre en la mitad de los adolescentes: en el 32% durante 1-2 días, en el 12% durante 3-5 días y 3,6% durante más de 5 días.
Cifras alarmantes (pero que no nos extrañan viendo la realidad) y que implican una toma de posición por parte de la sociedad, la legislación y los profesionales sanitarios. En este sentido un reciente artículo del Grupo PrevInfad/PAPPS Infancia y Adolescencia aborda este tema.
El informe nos da consejos muy útiles en la prevención del consumo de alcohol en la adolescencia, un artículo que merece su lectura.
Quiero destacar una serie de reglas para padres en la preveción de conductas de riesgo en la adolescencia:
- Dialogar con los hijos aprovechando los momentos en que estos estén predispuestos.
- Tener ocios y aficiones comunes.
- Tener un proyecto y unos objetivos educativos individuales para cada hijo.
- Transmitir valores.
- Transmitir las tradiciones y valores propios de la cultura de los padres.
- Promover la sobriedad en el uso del dinero.
- Ofrecer un modelo adecuado mediante las propias conductas de los padres.
- Conocer a sus amigos ofreciendo en la medida de lo posible la propia casa para que se reúnan allí.
- Mantener unos límites razonables pero firmes en los horarios de salida.
- Reforzar positivamente las conductas que lo merezcan y reprobar las que no lo merezcan, pero siempre señalando los hechos concretos y sin descalificaciones personales.
- Promover la autonomía y la responsabilidad de una forma prudente y progresiva.
- Dedicar tiempo de calidad y específico para cada hijo.
Son una reglas muy coherentes para cualquier conducta de riesgo: y el alcohol, por su frecuencia, es una conducta de riesgo de gran impacto.
La ley antitabaco en España ha tenido favorables consecuencias en la salud de los adultos y también en la de los niños, siendo cada vez más habituales los espacios sin humo. ¿Para cuando una ley antialcohol...?. El tabaco provoca importante morbi-mortalidad a largo plazo, pero las consecuencias agudas del alcohol son más dramáticas.
Por ello es importante que los padres eduquen en valores y con el ejemplo, es necesario que los sanitarios estén concienciados en prevenir y detectar esta conducta de riesgo en los adolescentes. Pero parece ya más que necesario exigir que la sociedad impongan leyes acordes con el gran daño que esta práctica está provocando a nuestros adolescentes.
Imágenes de "botellones" y "macrobotellones" como la que inicia este post son demasiado habituales en nuestras ciudades. Una polémica que persiste y sobre la que se ha avanzado poco...
Para ayudar a los proyectos para prevenir el uso del alcohol es importante dar un buen ejemplo y ser un modelo a seguir.
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