Todos estamos sobrecogidos por el asesinato de Asunta, la niña de Santiago de Compostela brutalmente asesinada hace algo más de una semana. Sus padres están detenidos como presuntos culpables de este crimen. Si esta culpabilidad se confirmara, serían ya 18 los niños que han sido asesinados por sus progenitores en nuestro país en lo que va de año. Y aún quedan tres meses para que éste acabe...
Podemos leer la relación de estos crímenes en la prensa generalista. En "El Mundo" nos ofrecen los detalles de los 17 asesinatos confirmados en 2013. En los titulares podemos leer, además, que en 48 niños murieron a manos de sus progenitores en 2010 y 2011 (24 en casa año). Y que 300 niños fueron asesinados por sus padres en los últimos 15 años...
Periódicamente surge una noticia como la del crimen de Santiago. Y todos nos echamos las manos a la cabeza. Nos parece horrible que algo así suceda y es bueno que nos indignemos. Pero...
... Pero yo no veo que estos crímenes cometidos sobre las criaturas más inocentes que existen, los niños, reciban una consideración especial por parte de nuestras autoridades legislativas y políticas. No existen (o no he sido capaz de encontrar) estadísticas oficiales que lleven al día este triste conteo de crímenes. Algo así debería existir, como ya existe para la llamada "violencia de género". Todos estamos al día, recibimos cumplida información, de las mujeres que son asesinadas por sus parejas masculinas. Y existen penas especiales para estos casos. Y un teléfono de emergencia de ámbito estatal para denunciar. ¿Existe algo de esto para nuestros niños y adolescentes en España? De momento, no.
Se ha intentado englobar a parte de estos crímenes dentro de las estadísticas de la violencia de género pero ello no explica, ni mucho menos, la dimensión real del problema. Si volvemos a la descripción de los casos que se publica en la prensa, podemos comprobar que la madre y el padre se reparten casi al 50% la autoría de estos crímenes.
En cualquier caso, los niños no tienen quien les defienda. No tienen "conciencia de grupo", son dependientes emocionalmente de sus padres y no pueden formar ni constituir asociaciones que defiendan sus intereses como sí sucede con colectivos de personas adultas. ¿Quién hará esto por ellos? Los niños no votan, los niños no se meten en política... los niños sólo quieren que les quieran y les cuiden. Los niños siguen siendo los grandes desprotegidos de nuestra civilizada y desarrollada sociedad. No parece que a nadie le interese especialmente el problema de que puedan correr peligro de muerte en muchos casos. No es un problema sanitario, es un problema social y un problema moral.
Mientras tanto, mientras echo de menos esa estadística oficial dedicada exclusivamente a contar el número de niños asesinados por sus padres, mientras espero que las penas por asesinar a un niño sean ejemplares, mientras espero que haya un teléfono de ayuda inmediata de ámbito estatal que no deje huella en la factura... los casos se seguirán sucediendo. Ante la indignación a corto plazo y el olvido a medio-largo plazo.
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