Hay películas norteamericanas hasta la médula ósea, pero no de la Norteamérica de Canadá (una de las filmografías más inteligentes y llena de valores, como su sociedad) o de México (una filmografía no prolija, pero interesante), sino de la Norteamérica de Estados Unidos, de esa que es capaz de lo mejor y de lo peor.
Y muy de barras y estrellas es The Blind Side (Un sueño posible), película que pasó sin pena ni gloria por los cines del viejo continente después de reventar las taquillas de Estados Unidos en el año de su estreno (2009), acuñando una fórmula “bigger than life” muy apreciada. Y esto lo consiguió John Lee Hancock, notable guionista y mediocre director, antes director de El novato (2002), El Álamo: la leyenda (2004) y actualmente en cartel con Al encuentro de Mr. Banks (2013), al adaptar en esta película el libro de Michael Lewis titulado “The Blind Side: The Evolution of a Game”, libro inspirado en la historia real del jugador de fútbol americano Michael Oher.
El chico afroamericano Michael Oher (Quinton Aaron, un enorme muchacho que fue elegido tras un proceloso casting) ha sido criado prácticamente solo en la zona más azotada por la pobreza de Memphis (que no sin razón se llama Hurt Village -Villa Dolor-), una infancia con muy pocas opciones y casi ninguna posibilidad, en gran parte debido a la adicción de drogas de su madre y la ausencia de figura paterna. Durante la mayor parte de su infancia, ha estado bajo cuidado de crianza con diferentes familias: pero cada vez que se le asigna un nuevo hogar, él se escapa por dificultades de adaptación.
Y es así como este adolescente de 17 años sobrevive solo en la calle como un sin techo, hasta que un buen día Leigh Anne Tuohy (Sandra Bullock), una diseñadora de interiores que viven con marido y dos hijos en el entorno de una familia adinerada, se cruza en su destino y le acoge en su hogar. Michael iniciará su nueva vida en el seno de una familia blanca impecablemente americana y cristiana, con un entorno muy diferente al suyo y donde él no será el único que tenga que afrontar los cambios, ya que los Tuohy deberán aprender a darle al chico el apoyo que necesita para desarrollar su potencial humano y profesional. El talento y aspecto gigantesco de Michael le abrirán el camino para el fútbol americano, y llegará a ser toda una estrella que se rifan las universidades.
Porque la familia y el fútbol americano eran dos cosas totalmente desconocidas para Michael Oher. Pero, al final, se terminaron convirtiendo en dos cosas que cambiaron su vida para siempre, en una historia real inspiradora cuyo final todavía no está cerrado.
Y con este guión es como The Blind Side (Un sueño imposible) se convierte en la enésima reivindicación de la vigencia del sueño americano, un recordatorio de que no hay sueño imposible, de que no hay nada mejor que la familia unida y de que el tesón puede con casi todo. Y así es como el resultado es un drama que va más allá del deporte, apostando por la familia, la solidaridad y la esperanza en un futuro mejor.
Sandra Bullock tiene mucho que agradecerle a este papel de madre de familia adinerada (sobre todo, sabiendo que fue rechazado en primera instancia por Julia Roberts y que ella no lo tuvo claro tampoco en un principio). Su fama de actriz superficial de comedia romántica (Miss Agente Especial, La proposición) quedó olvidada tras ganar el Oscar, el prestigioso Globo de Oro y el Premio del Sindicato de Actores a la mejor actriz, unos premios que algunos consideraron desmedidos, en una película donde todos ejercen de estadounidenses de manual, amando al prójimo, dando sin esperar nada a cambio sin una mala cara.
No es el fútbol americano, ni mucho menos, el núcleo de esta película. Se trata de la historia de la evolución de su excepcional familia con una relación madre-hijo poco convencional como elemento central: la evolución de Michael y la familia Tuohy es lo que constituye el núcleo de la película. Y esto se concentra en la declaración que realizan a Leigh Anne (“Estás cambiando la vida de ese chico”) y su respuesta (“No, él está cambiando la mía”).
Se trata de una historia inspiradora en una sociedad materialista dividida, en gran medida, entre el tener y el no tener. Una historia muy moderna, especialmente en el siglo XXI, donde ya no existe un único modelo de familia, sino muchos tipos de familias diferentes, donde las únicas cosas que realmente importan son el amor y la ayuda mutua. Por ello el mensaje de esta película es muy pertinente en los tiempos que corren y demuestra que se puede ser un buen samaritano y que eso te puede servir a ti tanto como a la persona que reciba tu ayuda.
Una de las cosas que diferencia a The Blind Side (Un sueño posible) es que cuando se publicó el libro, e incluso mientras se estaba rodando la película, gran parte de la historia de Michael Oher todavía no estaba escrita. Hasta tal punto, uno de los mayores problemas que se planteó al equipo de producción fue el invitar a los entrenadores universitarios reales de la Southeastern Conference que habían hecho ofertas a Michael Oher para que se interpretaran a ellos mismos.
Una película "made in america", pero con valores, también para nuestro entorno. El valor de la solidaridad y el agradecimiento. Porque, como nos recordó John Lee Hancock en unas declaraciones: "Creo que es muy pertinente que esta película se haya estrenado en la festividad de Acción de Gracias porque tiene mucho que ver con el agradecimiento, con hacer balance y dar las gracias por todo lo que tenemos. Y también con ser conscientes de que hay quien no tiene tanta suerte". Los créditos incluyen una dedicación al padre del director, un jugador de fútbol americano y entrenador, que murió el mismo año del estreno de la película.
Porque para algunas infancias, el valor de la solidaridad sí es un sueño posible...
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