El Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría realizó una revisión de este tema en el año 2012, concluyendo que no existía evidencia científica que desaconsejara la práctica del colecho en bebés amamantados sin factores de riesgo.
Por un lado el colecho facilita la lactancia materna. Y la lactancia materna previene la muerte súbita. Para las madres que amamantan a sus hijos es más facil mantener la lactancia si está el bebé cerca. El dormir al lado produce más despertares sincrónicos madre e hijo, las madres que duermen con sus bebés los colocan de forma segura en la cama es decir boca arriba y junto a su regazo. Y es sabido que la lactancia materna protege frente a la muerte súbita. Por ello: "Aconsejar a las madres que no compartan la cama con sus bebés, supondría privar a ambos de una importante fracción del tiempo de contacto estrecho e intimidad, previsto por la naturaleza y que ha demostrado beneficios durante los primeros años".
El documento publicado por UNICEF UK en 2013 recoge que no hay evidencia de aumento de riesgo de SMSL en un hogar de no fumadores, con una madre sobria, que amamanta y duerme en su cama con un bebé sano, colocado en supino y que no está sobreabrigado.
Por otro lado, en otros estudios la práctica de colecho se ha asociado con mayor riesgo de muerte súbita. El Grupo de trabajo de Prevención de Muerte Súbita de la AEP junto con otros organismos internacionales, con el objetivo de "un sueño seguro", aconseja que durante los primeros 6 meses de vida el lactante duerma en su propia cuna, al lado de la cama de los padres compartiendo la habitación pero no la cama, en decúbito supino, con la cabeza y cara descubierta, libre de humo de tabaco, no excesivamente caliente ni demasiado fría y alimentados con lactancia materna.
Las pruebas y evidencias en los temas de salud y en la vida en general no son blancas y negras. Son interpretables y en numerosas ocasiones es dificil llegar a posturas de consenso. Hoy es una buena noticia la publicación del Consenso del Grupo de Trabajo de de Muerte Súbita Infantil y el Comité de Lactancia Materna en la web de la AEP, con las siguientes recomendaciones:
- La forma más segura de dormir para los lactantes menores de seis meses es en su cuna, boca arriba, cerca de la cama de sus padres. Existe evidencia científica de que esta práctica disminuye el riesgo de SMSL en más del 50%.
- La lactancia
materna tiene un efecto protector frente al SMSL y, por otro lado, el
colecho es una práctica beneficiosa para el mantenimiento de la
lactancia materna, pero también se considera un factor que aumenta el
riesgo de SMSL por lo que no debe ser recomendado en:
- Lactantes menores de tres meses de edad.
- Prematuridad y bajo peso al nacimiento.
- Padres que consuman tabaco, alcohol, drogas o fármacos sedantes.
- Situaciones de cansancio, especialmente de cansancio extremo, como el postparto inmediato.
- Colecho sobre superficies blandas, colchones de agua, sofá o sillones
- Compartir la cama con otros familiares, con otros niños o con múltiples personas
- Aquellos padres que deseen mantener una mayor proximidad con su bebé durante la noche, pueden optar por colocar la cuna al lado de la cama o utilizar una cuna tipo “sidecar” (superficie independiente adosada a la cama de los padres), que facilita la lactancia y no interfiere con la frecuencia de las tomas de pecho.
Siempre me parece que en este tema hay una confusión, al menos en la opinión pública, entre la muerte súbita y la muerte por ahogamiento. Supongo que los profesionales saben de lo que hablan cuando investigan la muerte súbita (se supone de causas desconocidas, no?) Algo distinto de un accidente de asfixia accidental.
ResponderEliminarEntonces no veo cómo el colecho puede aumentar la probabilidad de muerte súbita de los lactantes. Todos los mamíferos duermen con sus crías. En muchísimas culturas humanas también. La lactancia materna sube sus índices, el colecho aumenta, y la muerte súbita disminuye, así que no parece que haya relación.
Cualquiera que tiene un bebé puede comprobar que a los bebés los duerme el movimiento, y no los despierta ni la luz, ni los ruidos, ni los cambios de sitio... En cambio sí los despierta la soledad.
La compañía parece lo más importante para su supervivencia a lo largo de la evolución.
Sinceramente, este parece el típico caso en que la ciencia tendrá que gastarse el dinero en demostrar lo que sería evidente si la humanidad no anduviera tan despistada sobre las cosas más elementales.