Tras publicar los días previos las ponencias Prevención cuaternaria en Pediatría 1 y 2, hoy cerramos esta interesante mesa redonda con la intervención de la Dra Carmen Martínez González, pediatra de atención primaria en Madrid y actual coordinadora del Comité de Bioética de la AEP. El tema versará sobre un tema de gran actualidad: Disease mongering. Cabe reconocer aquí la labor esencial en el desarrollo de este tema (y la original idea de simularlo con la "guerra de las galaxias") de la Dra Mª Elisa Morell Sixto, médico de familia.
La prevención cuaternaria es imprescindible en la promoción de enfermedades o fenómeno llamado disease mongering. Un término acuñado por Lynn Payer y desarrollado posteriormente por Ray Moynihan que podría traducirse por mercantilización de las enfermedades, en alusión directa a su característica más específica: la obtención de beneficios económicos fomentando la conciencia de enfermedad y la necesidad de medicinas para curarse.
En los países ricos vivimos una paradoja casi esquizofrénica: a pesar de tener mayor calidad y esperanza de vida con mejores indicadores de salud, la sensación de enfermedad y la dependencia del sistema sanitario es cada vez mayor. Es un hecho innegable que hemos cambiado la forma de valorar la salud y la enfermedad, diluyéndose los límites entre ambos y pasando a ser la salud un bien de consumo más. La sociedad, los pacientes y los propios médicos estamos fuertemente implicados en este fenómeno, pero la industria farmacéutica es la parte más interesada.
La sociedad consumista, por convertir la salud en un bien de consumo más; los individuos, por ser cada vez más proclives a trasformar lo normal en patológico (ej., duelo) e intolerantes a cualquier malestar, demandando soluciones médicas a problemas que no son enfermedades (ej. cólicos del lactante).
Pero la industria farmacéutica tiene un papel estelar, considerando no solo a los enfermos como legítimo objetivo, sino a las personas sanas como gran objetivo mercantil. Dirigido a este grupo, la industria promociona campañas de concienciación de dolencias leves, difumina los límites entre la salud y la enfermedad y genera una conciencia social de la necesidad de fármacos para casi todo. Utiliza mecanismos muy potentes para sus fines, no solo, pero si fundamentalmente lucrativos: los medios de comunicación, la difusión de estudios con grandes deficiencias metodológicas a través de los visitadores médicos, la colaboración interesada y sesgada en actividades docentes de instituciones y sociedades científicas, y la participación en asociaciones de pacientes, muchas de las cuales están creadas (y criadas) por ella, lógicamente con intereses muy mercantilistas.
Los profesionales sanitarios tenemos un papel clave en este fenómeno. Nos convertimos en comerciales de lujo cuando difundimos información de los productos de la industria, cuando colaboramos como líderes de opinión en sus actividades de formación y cuando aceptamos regalos o ayudas para eventos docentes, que nunca son desinteresados e influencian la prescripción posterior. No podemos ser ingenuos: la tendencia humana a devolver favores y las deudas inconscientes son estrategias que utiliza la industria desde hace décadas.
En pediatría, un ejemplo que tiene muchas características de disease mongering es el trastorno por déficit de atención o hiperactividad (TDAH). Un diagnóstico que, sea un signo, un síntoma o una enfermedad, ha producido un incremento tan espectacular de tratamientos con psicofármacos en nuestro país, que el Comité de Seguimiento de los Derechos del Niño de Naciones Unidas expresó claramente su preocupación ante los informes presentados por España en el año 2010. La psiquiatría es una de las especialidades que más beneficios obtiene de la industria y más juicios se conocen por corrupción, aunque cada vez hay más exigencias de transparencia.
No obstante, hay que reconocer la existencia de un Código de Buenas Prácticas en el que la industria farmacéutica española se compromete, entre otras cosas, a llevar a cabo sus actividades según criterios éticos de profesionalidad y responsabilidad, y la progresiva toma de conciencia de algunas sociedades médicas como la Asociación Española de Pediatría, que a través de su marco ético apuesta por una relación responsable y transparente con la industria farmacéutica.
Os animamos a revisar los tres episodios de este presentación: el episodio I de los hechos, el episodio II de los valores y el episodio III de los deberes en la disease mongering.
Y como el Yoda decir:
"AUTONOMÍA fomentar debes,
MEDICALIZAR justo no es,
INDEPENDIENTE sé...".
¡¡ Que la prudencia nos acompañe...!!
Hasta se están tratando los "terribles dos" con medicamentos. http://goo.gl/HnGHhZ
ResponderEliminarHasta en niños de dos años se medicalizan y crean enfermedades.
ResponderEliminarhttp://goo.gl/1u6NO3
Hasta en niños de 2 años se medicaliza el comportamiento normal.
ResponderEliminarhttp://goo.gl/1u6NO3