No es la primera vez que, desde Cine y Pediatría, reivindicamos la adolescencia como un género cinematográfico, casi a la altura del western, del cine policíaco o del cine de ciencia ficción. Cientos y cientos de adolescentes, de vivencias en todos los países, de emociones y de conciencias en todos los idiomas y en esta etapa de la vida que es “tierra de nadie”.
Pero antes de las “teen movies” suele venir la literatura para adolescentes, en muchas ocasiones en forma de sagas que luego toman cuerpo en la gran pantalla. Algunos autores son especialistas en esta materia, bien reconocidos ya por todos los públicos: Suzanne Collins y su trilogía “The Hunger Games”, Stephen Meyer y su tetralogía sobre vampiros (“Twilight”, “New Moon”, “Eclipse” y “Breaking Dawn”) o J.K. Rowling y su heptalogía “Harry Potter”. Pero hay otros muchos, algunos ya comentados en entradas previas, como es el caso de John Green y su título más resonado, “The Fault in Our Stars”, que gracias al estreno este año de la película Bajo la misma estrella, se ha convertido en el libro más vendido en España en el año 2014.
Pero, así como todos los autores anteriores son de habla inglesa, también hay su versión mediterránea de la adolescencia, y sirvan dos ejemplos: el romano Federico Moccia a la cabeza o el sevillano Francisco de Paula Fernández, alias Blue Jeans. En ellos nos detendremos, con la literatura y el cine de y para adolescentes como principio y fin.
El caso de Federico Moccia es francamente peculiar. En 1992 escribió su primera novela, “Trei metri sopra il cielo”, que casi pasó desapercibida; y, sin embargo, cuando se reedita 12 años después, fue todo un éxito y se llevó a la gran pantalla, tanto en Italia (Tre metri sopra il cielo, Luca Lucini, 2004) como en España, años después (Tres metros sobre el cielo, Fernando González Molina, 2010), en este caso con Mario Casas y María Valverde como estrellas protagonistas de esta película que ya se viene a denominar con las siglas 3MSC.
Moccia ha ido publicando distintas novelas a partir de ese momento de éxito y todas ellas han ido pasando por la vicaría del cine:
- En 2006 publicó “Ho Voglia di Te” que también tuvo su doble versión en el cine, tanto la versión italiana (Ho voglia di te, Luis Prieto, 2007) como la española (Tengo ganas de ti, Fernando González Molina, 2012), en donde aparece la misma pareja protagonista que en la anterior y a quienes se suma Clara Lago.
- En 2007 fue el momento de “Scusa ma Ti Chiamo Amore”, y volvió a sufrir la doble versión cinematográfica, la italiana dirigida por el propio Federico Moccia en 2008, Scusa ma ti chiamo amore, y la adaptación española dirigida en 2014 por Joaquín Llamas, Perdona si te llamo amor.
- Y es el propio autor, el propio Federico Moccia, quien volvió a adaptar al cine dos de sus novelas, con título homónimo: en el año 2009 lo hizo con Amore 14 y en el año 2019 con Scusa ma ti voglio sposare.
Lo cierto es que Moccia se ha convertido en uno de los fenómenos editoriales más asombrosos de los últimos tiempos. Sus novelas se han convertido en referente indiscutible para el público joven, que se ha visto reflejado en las historias y ha sentido su autenticidad, así como la conexión que guardan con la realidad social del momento. Incluso la ciudad de Roma tiene ya la "ruta Moccia", las frases de sus libros se escriben en las paredes de la ciudad y, como sucede con los protagonistas de su segunda novela, miles de jóvenes italianos sellan su amor atando un candado en las farolas del puente Milvio, acto que ha sido imitada en todo el mundo en estructuras similares, donde miles de personas han llenado las ciudades de candados del amor.
Sin llegar a ese grado de euforia adolescente y juvenil que ha causado Moccia, en España ha aparecido el novelista apodado Blue Jeans, quien comenzó escribiendo en un blog (cómo me suena esto…) y que, poco a poco, fue adquiriendo tal éxito que la editorial Everest decidió publicar a partir del 2008 su trilogía compuesta por “Canciones para Paula”, “¿Sabes que te quiero?” y “Cállame con un beso”, de relevante éxito entre la juventud. Su última trilogía, publicada por editorial Planeta, es “El club de los incomprendidos” y está formada por “¡Buenos días princesa!”, “No sonrías que me enamoro” y “¿Puedo soñar contigo?”. Y precisamente esta última trilogía se acaba de estrenar en el cine bajo el título de El club de los incomprendidos (Carlos Sedes, 2014).
Y es así como El club de los incomprendidos no se aparta en demasía del modelo imperante en las "teen movies": adaptación de una novela - en este caso, “Buenos días, princesa”, inicio de una trilogía escrita por Francisco de Paula Fernández y un claro guiño a la famosa frase de Guido en La vida es bella - con lectores entregados susceptibles de convertirse en espectadores; un reparto integrado por secundarios solventes y por protagonistas jóvenes, guapos y que nos resultan familiares en más de un caso por su aparición en series de televisión generalmente; y el auspicio del emporio mediático del “merchandising”, al que secundan compañías de móviles y motocicletas, franquicias de comida rápida y todo lo comercializable.
Es cierto que, como ocurre muchas veces, la película no está a la altura de la novela. Y así, los esfuerzos del libro de Blue Jeans por estructurar lo contado a través de puntos de vista varios y en función de los diferentes días de la semana, son aplanados por el guión de la película al traducirlo en una narración lineal, quién sabe si con intención de que sea el prolegómeno de una serie.
Valeria (Charlotte Vega) es una adolescente que se acaba de instalar en Madrid tras la separación de sus padres. Para superar la delicada situación familiar en la que se encuentra y prevenir posibles problemas en los estudios, acude a un orientador escolar, donde se reúnen también varios compañeros de clase. el guapo Raúl (Álex Maruny), rico inadaptado; Ester (Andre Trepat), ansiosa por la búsqueda de la perfección en los estudios y en el deporte que le exige su familia; la explosiva Elisabeth (Michelle Calvó), potencial rompecorazones, pero quien sus problemas mentales sólo consiguen romperle la vida; el infantil Bruno (Jorge Clemente), sometido a un bullying contra el que no lucha debido a su falta de carácter; la friki y callada Meri (Ivanna Baquero), quien esconde más secretos que los que demuestra. Ellos se hacen llamar El Club de los Incomprendidos y consiguen, con el tiempo, establecer relaciones de amistad, amor y enemistad. Un reparto de jóvenes promesas en el que se cuelan pequeños papeles para actores consagrados: Aitana Sánchez Gijón como la madre de Valeria, Lluis Homar como el mayordomo de Raúl y Raúl Arévalo en la piel del orientador escolar.
No consigue esta película la mejor descripción de la adolescencia ni la más sesuda, pero tampoco es el bodrio que algunos han querido traducir, aunque es cierto que los estereotipos siempre molestan. Pero qué etapa de la vida o qué vivencia no está anexa a determinados estereotipos que todos reconocemos. Aún así, tanto la novela como la película guardan motivos de inspiración en títulos clásicos como El club de los cinco (John Hughes, 1985) o títulos más actuales como Las ventajas de ser un marginado (Stephen Chbosky, 2012) y, cómo no, de ficciones televisivas ibéricas como Al salir de clase o Compañeros.
El cine (y las novelas) de y para adolescentes es como la propia adolescencia. Nos guste o no, hay que pasarla y hay que esforzarse por entenderla. Porque aunque la adolescencia alguien la haya catalogado como una enfermedad que se pasa por el tiempo, lo cierto es que es la única “enfermedad” que pasamos todos y frente a la que no hay un remedio eficaz consensuado.
Y, sino, baste la voz en off de Valeria al inicio de la película: “La adolescencia es ese momento en que empiezas a descubrir de qué va realmente la vida que tus padres han diseñado para ti”.
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