Cuando un clínico se enfrenta a la labor de interpretar una prueba diagnóstica, está tratando de dilucidar si un paciente tiene una determinada enfermedad o situación clínica, en qué estado evolutivo está y la gravedad que tiene. El conocimiento de los resultados de las pruebas diagnósticas, en combinación con la historia clínica y la exploración del paciente, le orientará en la toma de decisiones acerca del pronóstico y del tratamiento.
Por ello, determinar en qué medida la prueba diagnóstica utilizada mide lo que dice medir (validez) y si se puede utilizar en diferentes situaciones (fiabilidad) es de vital importancia.
Ante una nueva prueba diagnóstica y antes de utilizarla en la práctica clínica, es necesario conocer su validez. Y para que los estudios de pruebas diagnósticas sean validos es preciso que tengan rigor metodológico en cuanto al diseño y a la aplicabilidad.
En pruebas diagnósticas podemos considerar dos listas guía de comprobación: STARD para la validez y QUADAS para la calidad.
La declaración STARD define un listado de 25 preguntas y un diagrama de flujo que debería seguirse para que el diseño de un estudio fuese adecuado, teniendo en cuenta la inclusión de los pacientes, el orden de la realización de la prueba, el número de pacientes que reciben la prueba y la prueba de referencia seleccionada.
La declaración QUADAS está formada por cuatro áreas fundamentales que incluyen: la selección de los pacientes, la prueba en estudio, los estándares de referencia y el flujo de pacientes y el cronograma.
Toda la información en el artículo adjunto y en el enlace propio de Acta Pediátrica Española.
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