Fernando Comas, bloguero en Pharmacoserias, alma inquieta y generosa, amigo... y muchas cosas más, me regaló el libro "Diego Rivera y la salud", atento y sensible a mi reciente viaje a México. Fernando, que es una persona predispuesta a disfutar con avidez todo lo que se asocia a nuestra profesión alrededor de la sanidad, entenderá que comparta el disfrute de conocimientos que este libro me ha aportado.
El tema de la salud preocupó a Diego Rivera toda su vida. Hizo estudios de anatomía humana, para ser mejor dibuajnte; eran grandes sus conocimientos en herbolaria, especialmente la de los antiguos méxicas; los años que pasó junto a Frida Kahlo, enferma, lo hicieron también acercarse a muchos médicos. Fue amigo de Ignacio Chávez, considerado el padre de la cardiología en México, quien fundó el Instituto Nacional de Cardiología y fue Rector de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), así como de Benjamín Trillo, eminente cirujano y director del Hospital de Jesús.
Este libro nos presenta a Diego Rivera, al hombre, tal como fue, polémico y contradictorio, pero también al artista a través de su obra y del tema de la salud. Cinco capítulos para el disfrute:
- Diego pintado por sí mismo.
- La Secretaría de Salud (1929).
- Instituto Nacional de Cardiología (1943-1944).
- El Cárcamo (1951).
- Hospital de la Raz (1953), con su mural "El pueblo en demanda de salud" y que corona este post.
Algunos pasajes del primer capítulo hablan por sí solo de este artista:
"Mi nodriza india, a quien adoré, era curandera y me enseñó a mirar a las estrellas y a conocerlas por su nombre en lengua purépecha. Desde entonces mi libro favorito es el cielo"
"Mi deseo era reproducir las imágenes puras, básicas, de mi tierra. Quería que mis pinturas reflejaran la vida social de México tal como yo lo veía, y mediante mi visión de la verdad mostrar a las masas un esquema del futuro"
"La pintura mural está hecha para vivir con la arquitectura. Su principal cualidad es llegar a ser parte integrante e integral de la arquitectura sobre la que se hace"
"En vez del arte puro, del arte por el arte, Diego Rivera, igual que sus compañeros en el movimiento, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, han hecho un arte social y de combate, buscando siempre que la forma sea belleza y que el contenido sea verdad. Por escogió el fresco, en vez del lienzo, como se escoge un arma para la lucha. El arte se vuelve así, en vez de tema de placer para unos cuantos, mensaje de belleza para los demás"
Quiero destacar, como homenaje a todos los cardiólogos (y en especial a los compañeros cardiólogos pediatras), los dos murales que realizó para el Instituto Nacional de Cardiología:
- En el primer mural agrupó a los anatomistas, fisiólogos y clínicos, así como los hombres de la anatomía patológica en este campo, con un orden ascendente en la composición: Galeno, Vesallius, Malpighi, Vieussens, Morgagni, Servet, Cesalpini, Harvey, Auenbrugger, Corvisart, Laënnec, Bouillard, Skoda, Keith, Flack, Aschoff, Tawara, His y Purkynje.
- En el segundo mural están agrupados los hombres que "no contentos con explorar mediante las manos, los ojos y los oídos, empezaron a recurrir a los instrumentos", buscando inscribir los fenómenos biológicos: Whithering, Fraenkel, Hales, Von Basch, Pachon, Ludvig, Marey, Mackenzie, Wenckebach, Galvani, Roentgen, Moritz, Castellanos, Waller, Einthoven, Lewis, Wilson, Sénac, Heberden, Sokes, Traube, Potain, Vaquez, Huchard, Laubry, Herick, White, Rokitansky y Abbot.
Aparte del mérito artístico, la obra de Diego Rivera para esta institución tiene un gran valor histórico, al agrupar, armonizar y fundir en un solo impulso las escuelas más variadas y al reunir por primer vez a los hombres más representativos de la Cardiología.
En su momento publiqué
ResponderEliminarhttp://pharmacoserias.blogspot.com.es/2006/09/raton-de-biblioteca-diego-rivera-y-la.html