Sobre el madrileño José Ángel Mañas recae la responsabilidad de ser el padre de la “Generación X” española, esa corriente literaria que comenzó a principios de los 90 y que se basa en el realismo sucio, crudo y cercano, demasiado en ocasiones. Todo comenzó hace más de 20 años, con la novela “Historias del Kronen”, la ópera prima que le concedió el éxito a los 23 años, el aplauso (y las flechas) de la crítica y la publicación de tres obras complementarias: “Mensaka”, “Ciudad Rayada” y “Sonko95”. Novelas que contextualizan a la perfección una época de drogas, desfase, alcohol, sida… De muchos cambios y descubrimientos. Algunos, de hecho, le llamaron la “Generación Kronen” por el éxito de su primera novela (que llegó a ser finalista del Premio Nadal en 1994), si bien antes de ella había muy buenos libros que desarrollaban este realismo sucio, como “Lo peor de todo”, de Ray Loriga.
Pues sobre esta obra, y con un guión a dúo entre José Ángel Mañas y Montxo Armendáriz, se gestó la película Historias del Kronen (Montxo Armendáriz, 1994). Y es que el navarro Montxo Armendáriz, este director de cine humano y humanista que siempre es guionista de sus películas, es ya parte de la familia de Cine y Pediatría. En nuestro espacio ya hemos incorporado dos de sus películas: Tasio (1984), la sencilla historia de una vida y No tengas miedo (2011), una denuncia el abuso sexual infantil. Pero la razón prioritario de esta amistad se fundamenta principalmente en el hecho de que Montxo ha sido un prologuista de lujo del último libro, "Cine y Pediatría 4".
Y es así como el libro y la película alcanzarán cierto estatus de culto durante la segunda mitad de los 90, con ese posible retrato de la juventud española de aquel momento, con retazos de desobediencia hacia cualquier figura de autoridad, de consumo desaforado de drogas, de promiscuidad sexual, de afición a los actos delictivos, entre otros aspectos. Una vida al límite en un Madrid que parece visto desde la ventanilla de un coche que circulara a toda velocidad por la M30.
Porque en la cervecería Kronen se reúnen todas las noches de aquel verano un grupo de jóvenes de alrededor de 20 años, allí donde la pandilla se mezcla con el alcohol, la droga, el sexo y el vértigo, donde se vive de noche y se duerme de día. Allí donde se cruzan las vidas de Carlos (Juan Diego Botto), el líder trasgresor y cínico, de Roberto (Jordi Molla), el mejor amigo de Carlos que convive entre su confidente amistad y su homosexualidad reprimida, de Pedro (Aitor Merino), el más vulnerable por las enfermedades que le acompañan (diabético con un solo riñón), de Manolo (Armando del Río), barman y músico, y de Amalia (Nuria Prims), exnovia de Carlos.
Escenas sin freno como la épica del puente (que forma parte de la carátula de la película) o la fiesta final, referentes a las snuff movies o a la película preferida de Roberto, Henry, retrato de un asesino (John McNaughton, 1986), quizás como leve alusión al papel sociópata de Carlos, al que su amigo Roberto le llega a decir: “A ti te regalan un Mecano y ya te crees ingeniero”.
Historias del Kronen nos plantea, una vez más, la rebeldía y ansias de libertad de la juventud, objeto de la atención de diferentes historias del cine, desde Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955) hasta Trainspotting (Danny Boyle, 1996), pasando por Easy rider (Dennis Hopper, 1969) o Quadrophenia (Franc Roddam, 1979). Pero ahora en versión española, porque al igual que Historias del Kronen muchas otras películas han intentado reflejar la adolescencia y juventud de distintas generaciones en España, reflejo que depende de la época en que se grabaron:
- En los años 50 recordamos Los chicos (Marco Ferreri, 1959) o Los golfos (Carlos Saura, 1959).
- En los años 60 nos encontramos con Nueve cartas a Berta (Basilio Martin Patino, 1966) o Un, dos, tres, al escondite inglés (Iván Zulueta, 1969).
- En los años 70 nos viene a la memoria Adiós cigüeña, adiós (Manuel Summers, 1971) y Perros callejeros (José Antonio de la Loma, 1977).
- En los años 80 podemos citar Deprisa, deprisa (Carlos Saura, 1981) o Yo, el Vaquilla (José Antonio de la Loma, 1985).
- En los años 90 nos reencontramos con Historias del Kronen o Salto al vacío (Daniel Calparsoro, 1995).
- En los años 2000 vienen representados por Krámpack (Cesc Gay, 2000) o 7 vírgenes (Alberto Rodríguez, 2005).
- Y en los actuales 2010, las recién estrenadas A cambio de nada (Daniel Guzmán, 2015) o Los héroes del mal (Zoe Berriatúa, 2015).
Distintas épocas en España, distinto cine, diferentes películas, diferentes adolescencias y juventudes. Hoy recordamos Historias del Kronen, una especie de guardián en el centeno patrio, una película que marcó una generación y cuya novela comienza así: "me jode ir al Kronen los sábados por la tarde porque está siempre hasta el culo de gente". Ni más, ni menos.
Y como nos recuerda la canción del grupo de música punk MCD (mejor no traducir las siglas), “No hay sitio para ti”.
Y es así como el libro y la película alcanzarán cierto estatus de culto durante la segunda mitad de los 90, con ese posible retrato de la juventud española de aquel momento, con retazos de desobediencia hacia cualquier figura de autoridad, de consumo desaforado de drogas, de promiscuidad sexual, de afición a los actos delictivos, entre otros aspectos. Una vida al límite en un Madrid que parece visto desde la ventanilla de un coche que circulara a toda velocidad por la M30.
Porque en la cervecería Kronen se reúnen todas las noches de aquel verano un grupo de jóvenes de alrededor de 20 años, allí donde la pandilla se mezcla con el alcohol, la droga, el sexo y el vértigo, donde se vive de noche y se duerme de día. Allí donde se cruzan las vidas de Carlos (Juan Diego Botto), el líder trasgresor y cínico, de Roberto (Jordi Molla), el mejor amigo de Carlos que convive entre su confidente amistad y su homosexualidad reprimida, de Pedro (Aitor Merino), el más vulnerable por las enfermedades que le acompañan (diabético con un solo riñón), de Manolo (Armando del Río), barman y músico, y de Amalia (Nuria Prims), exnovia de Carlos.
Escenas sin freno como la épica del puente (que forma parte de la carátula de la película) o la fiesta final, referentes a las snuff movies o a la película preferida de Roberto, Henry, retrato de un asesino (John McNaughton, 1986), quizás como leve alusión al papel sociópata de Carlos, al que su amigo Roberto le llega a decir: “A ti te regalan un Mecano y ya te crees ingeniero”.
Historias del Kronen nos plantea, una vez más, la rebeldía y ansias de libertad de la juventud, objeto de la atención de diferentes historias del cine, desde Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955) hasta Trainspotting (Danny Boyle, 1996), pasando por Easy rider (Dennis Hopper, 1969) o Quadrophenia (Franc Roddam, 1979). Pero ahora en versión española, porque al igual que Historias del Kronen muchas otras películas han intentado reflejar la adolescencia y juventud de distintas generaciones en España, reflejo que depende de la época en que se grabaron:
- En los años 50 recordamos Los chicos (Marco Ferreri, 1959) o Los golfos (Carlos Saura, 1959).
- En los años 60 nos encontramos con Nueve cartas a Berta (Basilio Martin Patino, 1966) o Un, dos, tres, al escondite inglés (Iván Zulueta, 1969).
- En los años 70 nos viene a la memoria Adiós cigüeña, adiós (Manuel Summers, 1971) y Perros callejeros (José Antonio de la Loma, 1977).
- En los años 80 podemos citar Deprisa, deprisa (Carlos Saura, 1981) o Yo, el Vaquilla (José Antonio de la Loma, 1985).
- En los años 90 nos reencontramos con Historias del Kronen o Salto al vacío (Daniel Calparsoro, 1995).
- En los años 2000 vienen representados por Krámpack (Cesc Gay, 2000) o 7 vírgenes (Alberto Rodríguez, 2005).
- Y en los actuales 2010, las recién estrenadas A cambio de nada (Daniel Guzmán, 2015) o Los héroes del mal (Zoe Berriatúa, 2015).
Distintas épocas en España, distinto cine, diferentes películas, diferentes adolescencias y juventudes. Hoy recordamos Historias del Kronen, una especie de guardián en el centeno patrio, una película que marcó una generación y cuya novela comienza así: "me jode ir al Kronen los sábados por la tarde porque está siempre hasta el culo de gente". Ni más, ni menos.
Y como nos recuerda la canción del grupo de música punk MCD (mejor no traducir las siglas), “No hay sitio para ti”.
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