Que el tabaco es uno de los principales motivos evitables de gran pérdida de salud no es una novedad para nadie. Las sociedades occidentales avanzan de manera progresiva en pos de su reducción. Los pediatras tenemos una gran responsabilidad dado que sus efectos son más nocivos durante la infancia y que la mayoría de los futuros adictos se inician durante la adolescencia. La aparición de los cigarrillos electrónicos supone un paso atrás en el proceso de desprestigio social del tabaquismo y añade nuevos riesgos para la población pediátrica.
En el último número de Pediatrics (noviembre 2015) se han publicado 3 artículos de posicionamiento (Policy Statement) con recomendaciones para la protección de la población pediátrica frente a los riesgos del tabaco: ver 1, 2 y 3. Y con un lectura crítica, el Dr. Luis Moral, compañero pediatra, especialista en Neumología y Alergia Pediátrica en nuestro hospital, nos hace esta reflexión para difundir los consejos que nos conciernen directamente, como pediatras, para reavivar en todos nosotros la noción de que la lucha frente al tabaco debe formar parte de nuestro quehacer habitual en los muy diversos ámbitos de la Pediatría.
Estas son las principales recomendaciones que se dirigen a nosotros, los pediatras:
1. Interesarse por el uso del tabaco y la exposición al humo del tabaco dentro de las visitas para la supervisión de la salud y en las visitas por enfermedades que pueden ser causadas o empeoradas por la exposición al humo del tabaco.
2. Incluir la prevención frente al uso del tabaco como parte de las recomendaciones de salud.
3. Abordar la dependencia de los padres o cuidadores al tabaco como parte de la atención pediátrica, y contribuir a su orientación hacia recursos y tratamientos para la deshabituación.
4. Ofrecer tratamiento o derivación a los recursos adecuados a los adolescentes que quieren dejar de fumar.
5. Si no es posible eliminar las fuentes de humo de tabaco en el entorno del niño, ofrecer consejos para reducir el grado de exposición, especialmente la evitación en el hogar y en los vehículos.
Las recomendaciones referidas a los dispositivos electrónicos de liberación de nicotina (cigarrillos electrónicos) son:
1. Vigilar el uso de cigarrillos electrónicos en los niños y adolescentes y en sus padres o cuidadores, e informar de sus perjuicios y de la importancia de evitar su uso.
2. No recomendar el uso de cigarrillos electrónicos para el tratamiento de la dependencia del tabaco.
3. Ofrecer tratamiento o remisión a recursos adecuados para la adicción al tabaco en los padres, cuidadores y adolescentes que usan los cigarrillos electrónicos.
4. Recomendar a los usuarios de cigarrillos electrónicos que los niños eviten el contacto con los cigarrillos electrónicos y con los líquidos que se emplean en su uso, así como la exposición a los aerosoles producidos.
5. Los pediatras deberían estar familiarizados con los síntomas de la intoxicación aguda por nicotina y considerar su posibilidad por líquidos para cigarrillos electrónicos en niños con síntomas compatibles que no puedan ser explicados por otra etiología.
La mentalización del colectivo de pediatras sobre la importancia del tabaquismo como enfermedad pediátrica puede tener un enorme impacto sobre la salud colectiva e individual de nuestros pacientes. Como diría el anuncio, “permíteme que insista”, pero es verdaderamente importante.
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