En el año 2014 un director estadounidense tan especial como Richard Linklater nos regaló la película Boyhood, un canto al poder de la infancia y al poder de lo cotidiano y que fue todo un experimento cinematográfico grabado durante 12 años (la producción más larga en la historia del cine). El subtítulo fue "Momentos de una vida" nos describe las claves de la película.
En ese mismo año 2014, y aprovechando la estela del título, una joven directora francesa tan especial como Céline Sciamma nos regala Girlhood, la película que cierra la trilogía de películas que hablan de la identidad sexual, de la importancia del género en la construcción de uno mismo, de los sentimientos de ambigüedad entre adolescentes y del trastorno que conlleva el hecho de sentirse diferente (las otras dos películas, ya tratadas en Cine y Pediatría, son Lirios de agua -2007- y Tomboy -2011-). El subtítulo "Bande filles", título original en francés, nos describe las claves de la película.
Y es que Céline Sciamma es desde ya un nombre a recordar, pues se ha convertido en la directora que no entiende de géneros, y cuyas obras arrastran la polémica (a favor y en contra). Y de nuevo, se adentra en los conflictos que se crean en la adolescencia femenina y, como ya ocurrió en sus anteriores películas, Sciamma, vuelve a descubrir a actrices gracias a castings con personas desconocidas de los barrios obreros de París. Las protagonistas son Karidja Touré, Assa Sylla, Lindsay Karamoh y Marietou Touré, chicas habituales que pueden ser excepcionales, prototipo de una buena parte de esa juventud francesa que ocupa las ciudades.
Un entrenamiento nocturno en un partido de fútbol americano entre chicas nos da entrada a la película...Todas las jugadoras son de raza negra y tras un fundido en negro y el título Girlhood comienza una película cuya trama gira alrededor de Marieme (Karidja Touré), una chica de 16 años que vive, en el extrarradio de Paris y en plena adolescencia, una vida llena de prohibiciones por su situación familiar (un padre ausente, una madre casi desaparecida -una breve aparición como limpiadora en alguna oficina de La Défense-, un hermano que hace el rol de padre y la maltrata y dos hermanas menores que se cuidan entre ellas), el callejón sin salida que parece ser la escuela y la implacable ley que imponen los chicos en el barrio. Pero empieza una nueva vida al conocer a un banda de chicas de espíritu liberal, lideradas por Lady (Assa Sylla) junto a Adiatou (Lindsay Karamoh) y Fily (Marietou Toure), chicas que pasan el tiempo entre altercados con otras bandas del barrio, excursiones de tiendas por Les Halles de París y noches de risas en hoteles.
Cuando en casa Marieme se guarda en el bolsillo una navaja que estaba lavando y la cámara se separa lentamente de su espalda, el posterior fundido en negro nos dice que algo ha cambiado en ella. Cambia su forma de vestir y su forma de acosar (ha pasado de ser una tímida a una matona), porque para ser aceptada por el grupo abrazará los códigos de la calle donde violencia, amistad y libertad convergen de un modo extraño. También cambia de nombre y ahora adopta el nombre de Vic ( de "victoria"), y con él aparece su frase más repetida: "Hago lo que quiero".
Todas las protagonistas son negras de barrios marginales. Los fundidos en negro entre escenas cada vez se prolongan más, cinco fundidos en negro que son elipsis temporales en la trayectoria vital de nuestra protagonista. Y ese color nos adelanta el devenir... cada vez más oscuro de Marieme/Vic, camino a la prostitución. "No puede ser, no quiero llevar una vida decente", le llega a decir a su novio, cuando éste le propone casarse y normalizar su vida. Y el llanto final nos deja con la duda...
Girlhood es un relato de iniciación que sigue al dedillo el manual del rebelde de extrarradio, pero que no cae en el tópico. Triple salto mortal de una adolescente para poder conquistar su futuro. Porque de nuevo la adolescencia se nos muestra como ese periodo de transición de la vida con el inevitable desconcierto en que uno se debate entre la independencia y el rebaño, ese no fácil camino en el que todo puede confundirse, ideales y práctica, mensaje y actitud, autenticidad y procacidad. Y aquí nos traslada a una historia sobre la humillación y la desesperanza, debido al sometimiento social, familiar y de género al que se ve sometida Mariem/Vic.
Cuatro adolescentes que son cuatro diamantes en negro..., ellas brillan como un diamante como en la canción de Rihanna "Diamonds in the Sky" que interpretan (en una de las escenas que más se recordarán): "Somos bellas como diamantes en el cielo..." Y, posiblemente, así sean las adolescentes... pero como toda joya debe ser muy cuidada: pulida y abrillantada.
En ese mismo año 2014, y aprovechando la estela del título, una joven directora francesa tan especial como Céline Sciamma nos regala Girlhood, la película que cierra la trilogía de películas que hablan de la identidad sexual, de la importancia del género en la construcción de uno mismo, de los sentimientos de ambigüedad entre adolescentes y del trastorno que conlleva el hecho de sentirse diferente (las otras dos películas, ya tratadas en Cine y Pediatría, son Lirios de agua -2007- y Tomboy -2011-). El subtítulo "Bande filles", título original en francés, nos describe las claves de la película.
Y es que Céline Sciamma es desde ya un nombre a recordar, pues se ha convertido en la directora que no entiende de géneros, y cuyas obras arrastran la polémica (a favor y en contra). Y de nuevo, se adentra en los conflictos que se crean en la adolescencia femenina y, como ya ocurrió en sus anteriores películas, Sciamma, vuelve a descubrir a actrices gracias a castings con personas desconocidas de los barrios obreros de París. Las protagonistas son Karidja Touré, Assa Sylla, Lindsay Karamoh y Marietou Touré, chicas habituales que pueden ser excepcionales, prototipo de una buena parte de esa juventud francesa que ocupa las ciudades.
Un entrenamiento nocturno en un partido de fútbol americano entre chicas nos da entrada a la película...Todas las jugadoras son de raza negra y tras un fundido en negro y el título Girlhood comienza una película cuya trama gira alrededor de Marieme (Karidja Touré), una chica de 16 años que vive, en el extrarradio de Paris y en plena adolescencia, una vida llena de prohibiciones por su situación familiar (un padre ausente, una madre casi desaparecida -una breve aparición como limpiadora en alguna oficina de La Défense-, un hermano que hace el rol de padre y la maltrata y dos hermanas menores que se cuidan entre ellas), el callejón sin salida que parece ser la escuela y la implacable ley que imponen los chicos en el barrio. Pero empieza una nueva vida al conocer a un banda de chicas de espíritu liberal, lideradas por Lady (Assa Sylla) junto a Adiatou (Lindsay Karamoh) y Fily (Marietou Toure), chicas que pasan el tiempo entre altercados con otras bandas del barrio, excursiones de tiendas por Les Halles de París y noches de risas en hoteles.
Cuando en casa Marieme se guarda en el bolsillo una navaja que estaba lavando y la cámara se separa lentamente de su espalda, el posterior fundido en negro nos dice que algo ha cambiado en ella. Cambia su forma de vestir y su forma de acosar (ha pasado de ser una tímida a una matona), porque para ser aceptada por el grupo abrazará los códigos de la calle donde violencia, amistad y libertad convergen de un modo extraño. También cambia de nombre y ahora adopta el nombre de Vic ( de "victoria"), y con él aparece su frase más repetida: "Hago lo que quiero".
Todas las protagonistas son negras de barrios marginales. Los fundidos en negro entre escenas cada vez se prolongan más, cinco fundidos en negro que son elipsis temporales en la trayectoria vital de nuestra protagonista. Y ese color nos adelanta el devenir... cada vez más oscuro de Marieme/Vic, camino a la prostitución. "No puede ser, no quiero llevar una vida decente", le llega a decir a su novio, cuando éste le propone casarse y normalizar su vida. Y el llanto final nos deja con la duda...
Girlhood es un relato de iniciación que sigue al dedillo el manual del rebelde de extrarradio, pero que no cae en el tópico. Triple salto mortal de una adolescente para poder conquistar su futuro. Porque de nuevo la adolescencia se nos muestra como ese periodo de transición de la vida con el inevitable desconcierto en que uno se debate entre la independencia y el rebaño, ese no fácil camino en el que todo puede confundirse, ideales y práctica, mensaje y actitud, autenticidad y procacidad. Y aquí nos traslada a una historia sobre la humillación y la desesperanza, debido al sometimiento social, familiar y de género al que se ve sometida Mariem/Vic.
Cuatro adolescentes que son cuatro diamantes en negro..., ellas brillan como un diamante como en la canción de Rihanna "Diamonds in the Sky" que interpretan (en una de las escenas que más se recordarán): "Somos bellas como diamantes en el cielo..." Y, posiblemente, así sean las adolescentes... pero como toda joya debe ser muy cuidada: pulida y abrillantada.
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