PANACEA, en la mitología griega, fue una diosa de la salud, la que todo lo cura gracias a una cataplasma o poción. De ahí devino el concepto de panacea en medicina, una sustancia para curar todas las enfermedades, y en sentido figurado como algo destinado a resolver por completo un gran y multifacético problema.
Pero con ese nombre también se conoce a una revista profesional especializada de reconocido prestigio y destinada a ayudar a resolver la mayoría de los problemas de traducción médica: Panace@, Revista de Medicina, Lenguaje y Traducción.
Una revista que es una “panacea” para los profesionales de la traducción, redacción, edición, corrección de estilo, terminología, lexicografía y demás actividades conexas en el campo de la medicina y de sus ciencias afines. Y también para el común de los lectores que creemos que es importante cuidar nuestro idioma español.
Acaba de aparecer el último número de Panace@, libre y en formato electrónico (http://www.tremedica.org/panacea/PanaceaActual.htm), una revista de imprescindible lectura y consulta para los amantes del lenguaje médico. Si no hubiera, habría que inventarla. Pero eso ocurrió hace ya 16 años, de la mano de Fernando A. Navarro y con la actual dirección de Bertha Gutiérrez, dos amigos de tertulias.
Precisamente Fernando y Bertha fueron los directores de la pasada XI Jornada MEDES en El Escorial y ellos son parte de los muchos defensores del idioma español, también en la ciencia. Y en el último número de Panace@ hemos tenido el honor de publicar el artículo "Presencia y relevancia de las revistas científicas editadas en lengua española incluidas en el repertorio Journal Citation Reports", que podéis encontrar en formato abierto tanto en la revista como en el PDF anexo.
Os invitamos a su lectura, pero algunos datos son relevantes:
- De las 154 revistas editadas en países de habla hispana recogidas por el JCR de 2015, y que suponen el 1,8% del total de revistas indexadas aquel año, el 46 % se editan en español —todos los artículos publicados en su versión impresa están es este idioma—, 31 %
son multilingües —aparecen artículos en más de un idioma, en general español e inglés— y 23 % se editan en inglés.
- Un total de 152 de estas 154 revistas cuentan con factor de impacto (FI), lo cual permite su clasificación en cuartiles. Así, 3 se
encontraban en el Q1 (2%), 19 en el Q2 (12,5%), 23 en el Q3 (15,1%) y 107 el en Q4 (70,4%). Las tres revistas situadas en el Q1 se editan en España, y son: Emergencias, Revista Matemática Iberoamericana y European Journal for Philosophy of Science. Estas revistas se editan, respectivamente, en español, de manera multilingüe e inglés.
- Las revistas se distribuyen en los siguientes países: 74 de España, 25 de México, 22 de Chile, 14 de Argentina, 10 de Colombia, 8 de Venezuela y 1 de Costa Rica.
- Todos los actores de la publicación científica —autores, lectores y editores— somos responsable a la hora de crear y diseminar ciencia en español. Sabedores de que queda mucho por recorrer y que no es ciencia del más alto nivel, pero también debemos saber reconocer que es posible hacerlo mejor y sin menoscabo de la calidad.
Mucho queda por hacer, pero sería un buen camino de inicio el que la Universidad española (u otras organizaciones de España) no penalice el español en las publicaciones científicas (todo un oximorón, claro está) a la hora de optar a puestos docentes e investigadores. Lo fácil para una evaluación como ANECA es coger al "peso" el factor de impacto y cuartiles de las publicaciones, valorar la cantidad sin considerar la calidad o su aplicabilidad en la práctica clínica. Esto, al menos, para los investigadores y docentes clínicos (que nada tenemos que ver con los investigadores y docentes de ciencias básicas, ni en forma, ni en modo, ni en tiempo, ni en recursos).
Y no conviene repetir la comorbilidad asociada al factor de impacto (para el interesado dejo dos enlaces al respecto: 1 y 2) o a los cuartiles. Sea como sea, para potenciar el español en las revistas científicas sería deseable implantar menos la impactolatría y más la racionalidad en la evaluación científica. Si nada de eso ocurre, la fuga de artículos de calidad a revistas con factor de impacto de otros países seguirá ocurriendo. Pero, claro, los sexenios son los sexenios... aunque no creo que quepa recordar que este camino solo ha llevado a un fracaso estrepitoso de España en el "mundial" de universidades. No es fácil el camino si las instituciones no dan pasos en ese sentido... y que no es otra cosa que compaginar la publicación de calidad en inglés y también en español.
Mucho queda por hacer, pero sería un buen camino de inicio el que la Universidad española (u otras organizaciones de España) no penalice el español en las publicaciones científicas (todo un oximorón, claro está) a la hora de optar a puestos docentes e investigadores. Lo fácil para una evaluación como ANECA es coger al "peso" el factor de impacto y cuartiles de las publicaciones, valorar la cantidad sin considerar la calidad o su aplicabilidad en la práctica clínica. Esto, al menos, para los investigadores y docentes clínicos (que nada tenemos que ver con los investigadores y docentes de ciencias básicas, ni en forma, ni en modo, ni en tiempo, ni en recursos).
Y no conviene repetir la comorbilidad asociada al factor de impacto (para el interesado dejo dos enlaces al respecto: 1 y 2) o a los cuartiles. Sea como sea, para potenciar el español en las revistas científicas sería deseable implantar menos la impactolatría y más la racionalidad en la evaluación científica. Si nada de eso ocurre, la fuga de artículos de calidad a revistas con factor de impacto de otros países seguirá ocurriendo. Pero, claro, los sexenios son los sexenios... aunque no creo que quepa recordar que este camino solo ha llevado a un fracaso estrepitoso de España en el "mundial" de universidades. No es fácil el camino si las instituciones no dan pasos en ese sentido... y que no es otra cosa que compaginar la publicación de calidad en inglés y también en español.
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