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sábado, 4 de noviembre de 2017

Cine y Pediatría (408). "Machuca", la educación, la infancia y los conflictos políticos


A veces el cine nos recuerda historias. A veces estas historias nos devuelven retazos de la Historia de la humanidad. A veces algunas historias están cercanas y se repiten. Y sí, es cierto, el hombre es el único animal que se tropieza dos veces (y más) con la misma piedra. Y comete los mismos errores. Y sufrimos por no aprender… por días, por meses, por años. 

Hoy comentaremos una película icónica que nos habla de la relación entre conflictos políticos, educación e infancia. Algunas películas ya han sido revisadas en Cine y Pediatría, como La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda, 1999), Napola (Dennis Gansel, 2004) o La profesora de Historia (Marie-Castille Mention-Schaar, 2014). Pero hoy nos acercamos a la película chilena Machuca (Andrés Wood, 2004) que nos recuerda acontecimientos de aquel país en la convulsa década de los 70, pero que resulta hoy tan cercana en España por los conflictos que se viven en una de sus Comunidades Autónomas.

Santiago de Chile 1973. Así comienza Machuca, con un fondo en negro y esta fecha. ¿Y qué ocurrió en Santiago de Chile en esa fecha? Es fácil recordarlo. Salvador Allende asumió en 1970 la presidencia de Chile, y con ello se constituyó en el primer político de orientación marxista en el mundo que accedió al poder a través de las elecciones generales en un Estado de Derecho. Su gobierno, de marcado carácter reformista, se caracterizó por una creciente polarización política en la sociedad y una dura crisis económica que desembocó en una fuente convulsión social. ¿A qué nos suena esto…? La posibilidad de ejecutar un golpe de Estado contra el gobierno izquierdista de Unidad Popular de Allende existió incluso antes de su elección bajo la sombra de Estados Unidos. Pero fue el año 1973 y dos fechas las decisivas: el 29 de junio con la sublevación militar conocida como el Tanquetazo y ya el golpe de Estado del 11 de septiembre (hasta las fechas se repiten), que derrocaron a Allende y donde permanecen muchos recuerdos, pero especialmente la imagen del bombardeo al Palacio de la Moneda. 

Alrededor de esta historia ronda Machuca, en realidad el nombre de un alumno de escasos recursos recientemente integrado en un colegio de élite en Santiago de Chile, una de las acciones reformistas en la época de la Unidad Popular. Y a través de las vivencias de sus alumnos somos espectadores de las divisiones políticas de la época, pero especialmente de las desigualdades sociales que todavía dividen a los chilenos. Y, tras el fundido en negro inicial, y mientras aparecen los créditos de los actores y director, un niño se viste para ir al colegio, el "Saint Patrick, an english school for boys". Y con la llegada de los nuevo alumnos, el cura director McEnroe dice a los alumnos de siempre: "Espero que los recibamos correctamente, como se recibe a un hermano, a nuevos amigos”. 

Y en este aula (y en las calles) es donde se comienza a entretejer una amistad entre dos niños de 11 años de clases sociales totalmente opuestas: Gonzalo Infante (Matías Quer), hijo de una familia burguesa y adinerada, y Pedro Machuca (Ariel Mateluna), hijo de una familia desintegrada que vive en los arrabales de la ciudad. En ambos la figura paterna se encuentra diluida o desaparecida: en el caso de Gonzalo porque la madre tiene un amante con el que acabará formando hogar, en el caso de Pedro porque el padre es un borracho maltratador que fue expulsado del hogar por la propia madre. Y entre estos polos sociales comparten vivencias y escarceos amorosos con Silvana (Manuel Martelli), quien vive en el mismo poblado que Machuca. 

Gonzalo, Silvana y Pedro compartirán historias y anécdotas oscilando entre los mundos de cada personaje: Gonzalo venderá banderas en las distintas manifestaciones políticas, ayudando a Pedro y a Silvana; y Pedro acudirá a la fiesta de la hermana de Gonzalo, ayudándolo también. Una integración idílica, pero que resulta un espejismo. Y la historia avanza hacia ese final inevitable por la historia y la Historia, a través de escenas que marcan: 
- Durante el regreso del colegio de Gonzalo con el coche de la madre, apreciamos una gran pintada en un muro al borde de la carretera: "No a la Guerra Civil". Una pintada que veremos modificada en otras dos ocasiones, a medida que avanza la trama: cuando el “no” es borrado y cuando toda la frase es borrada.
- Cuando el director de la película habla a sus alumnos en la piscina, reprendiendo que los niños ricos con bañador se rían de los niños pobres en calzoncillos: "Van a aprender respetarse. Aunque sea lo único que aprendan en este colegio. No me importa quiénes son, dónde nacieron. Acaba respetarse unos a otros, ¿está claro?”
- Las imágenes de las manifestaciones en la calle, de un bando y de otro. Con distintos cánticos: “El que no salte es momio” y le explican a Gonzalo que momio es un rico ignorante como él; o más adelante el "Nacionalismo presente, nacionalistas adelante”. Manifestaciones continuas, con banderas distintas, con caceroladas, aquí lucha entre capitalistas y marxistas, nada que no reconozcamos bien cerca. El malestar en los rostros, el insulto fácil, el enfrentamiento en las calles, la guerra civil... una más. Y el enfrentamiento pasa a los tres amigos, pasa a la infancia, reproducen los insultos, el odio, la disputa, la separación, la ruptura. Y en Machuca la lucha de clases se traslada a la escuela. 
- Y al final el golpe de estado a Salvador Allende. Y la imposición en el colegio de normas según la política: "Los curas ya no están y no queremos saber nada de ellos" les dicen los militares en la escuela. Y el padre McEnroe se come todas las hostias de la iglesia del colegio y les dice "Este lugar ya no es más lugar sagrado”. Y la tergiversación informativa de la realidad, como el titular en un diario local: "La FIFA informó al mundo que la vida en Chile es normal”. Y los carteles de la ciudad en la época del estraperlo (No hay carne, no hay harina, no hay huevos…), algunos tan claros como "La felicidad en Chile comienza por los niños”
- Y cuando se pone a la infancia en medio de los conflictos, tarde o temprano llega la tragedia. Como la escena final y la mirada con lágrimas y con demasiados pensamientos de los dos amigos. Porque cuando se rompe la paz, llegan las lágrimas. Y de aquella amistad solo quedan los restos oxidados de los botes de leche condensada. 
- Y al final otro fundido en negro, como al principio: "En memoria del sacerdote Gerardo Whelan, rector del Colegio Saint George de Santiago entre los años 1969 y 1973". 

Es Machuca la historia de dos amigos que pasan del recelo a la amistad, de la amistad a a complicidad, de la complicidad a la separación por obra y gracia de los conflictos de los adultos. Una película que sirven para una reflexión tenaz y clara: que los conflictos políticos deben dirimirse en el marco de la ley, la justicia y las instituciones políticas; que los conflictos políticos no debieran inmiscuirse en la educación o evitar al máximo que así fuera; que la infancia no puede heredar los errores de los adultos y que, como nos recordaba la película Profesor Lahzar, “Un aula es un lugar para la amistad, el trabajo y la cortesía. Un lugar lleno de vida al que le dedicas tu vida y en el que te dan su vida”

¿Se entienden hoy así las aulas de nuestros colegios e institutos?, ¿lo sientes así los profesores, los alumnos, las familias, la administración…?. En la educación no se debe enturbiar la mente de la infancia con conflictos de interés. Si así fuera se convierte en un método psicológico de maltrato a la infancia, origen de tensiones, diferencias, principio para el bullying y sufrimiento a los alumnos.

 

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