“Los buenos hábitos formados en la juventud marcan toda la diferencia” Aristóteles
“La adolescencia es una edad de tránsito. Y debe acabar produciendo unos adultos autónomos, responsables y altruistas” Josep Cornellá
“La adolescencia es como un segundo parto. En el primero nace un niño y en el segundo, un hombre o una mujer. Y siempre es doloroso” François Truffaut
Con estas tres frases comencé mi ponencia "Una adolescencia de película. El cine puede ayudar" en el X Curso de Formación para Padres de Adolescentes, celebrado en el Colegio Médico de Alicante el 11 de noviembre de 2017. Allí donde nuevamente Cine y Pediatría pudo hacerse presente....
Porque cualquier recurso educativo es bueno para abordar ese "segundo parto" del que nos habla Truffaut. Y así se entendió, desde diversos puntos de vista, por los varios ponentes. Y es posible que los padre y educadores se llevaran a casa la idea de que es bueno (y necesario) prescribir películas para ver con nuestros hijos adolescentes.
En un etapa tan importante como la ADOLESCENCIA, todo recurso en nuestras manos (como padres, pero también como educadores) para mejorar la comunicación y educación de los adolescentes, debe ser bienvenido. Y entre esos recursos tiene un lugar destacado el cine, pues ver películas es un entretenimiento apreciado por los adolescentes y que forma parte de nuestra sociedad. Y como pediatras, que atendemos a la salud orgánica, emocional y social de la infancia y adolescencia, no sólo debemos prescribir sofisticadas pruebas diagnósticas y modernos tratamientos, sino también deberíamos prescribir películas (antiguas y modernas), que ayudan a comprender la adolescencia y al adolescente dentro de sus ámbitos habituales (familiares, amigos, centros educativos y sociedad).
La "prescripción" de películas puede orientarse a los adolescentes y sus familias, estudiando muy bien el objetivo que se pretende en cada receptor, para que el mensaje positivo llegue correctamente. Porque el acto de prescribir películas es algo muy serio. Porque, al igual que cualquier medicamento tiene indicaciones y contraindicaciones, condiciones de uso, interacciones y efectos adversos, asimismo, una película debe mirarse con los mismos ojos. No consiste en prescribir, sino en prescribir bien. No consiste en recetar, sino en hacer un buen uso de aquellas películas con alto valor humano, afectivo y emocional, por sus enseñanzas: en este caso hablamos de las denominamos como películas “argumentales”.
“Prescribir” películas no es ninguna novedad, pero si es un acto poco utilizado en la práctica sanitaria. Por ello abogamos en “Cine y Pediatría” y así lo expusimos en nuestro discurso de ingreso en el año 2014 en ASEMEYA (Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas) y en cada uno de los seis libros ya publicados bajo el título de “Cine y Pediatría: una oportunidad para la docencia y la humanización en nuestra práctica clínica” (con el séptimo libro ya escrito y camino del octavo).
Del qué, cómo, por qué, para qué y para quién del proyecto Cine y Pediatría tres conclusiones quedan patentes:
1.Que el cine es un arte exquisito para la docencia y para la humanización en Pediatría, en particular, y para la Sanidad, en general.
2. Que es posible (y bueno) prescribir películas. Y animamos a realizarlo en nuestros hospital, centro de salud, centro escolar y, cómo no, también en nuestra familia.
3.Que reivindicamos la adolescencia como género cinematográfico, debido a la cantidad y calidad de películas al respecto.
Desde Cine y Pediatría hemos recogido cientos y cientos de películas con adolescentes de protagonistas, películas de sus vivencias en todos los países, de emociones y de conciencias en todos los idiomas y en esta etapa de la vida que es “tierra de nadie”. Y todo ello justifica nuestra reivindicación de que la adolescencia se considere como la consagración de un nuevo género, casi a la altura del cine policíaco, de aventuras, de ciencia ficción o del cine negro. Y es que la adolescencia es "de cine". Y las muchas películas que tratan con distintos prisma las muy diversas situaciones de esta etapa tan importante de nuestra vida, puede ayudarnos.
Y es así como el cine puede ayudar a los padres, familiares, educadores y a los propios adolescentes a la hora de tener un punto de encuentro para mejorar la comunicación y la educación. Por todo ello, pensamos que es bueno "prescribir" películas sobre adolescentes. Y en la presentación siguiente enumeraremos algunos ejemplos.
Del qué, cómo, por qué, para qué y para quién del proyecto Cine y Pediatría tres conclusiones quedan patentes:
1.Que el cine es un arte exquisito para la docencia y para la humanización en Pediatría, en particular, y para la Sanidad, en general.
2. Que es posible (y bueno) prescribir películas. Y animamos a realizarlo en nuestros hospital, centro de salud, centro escolar y, cómo no, también en nuestra familia.
3.Que reivindicamos la adolescencia como género cinematográfico, debido a la cantidad y calidad de películas al respecto.
Desde Cine y Pediatría hemos recogido cientos y cientos de películas con adolescentes de protagonistas, películas de sus vivencias en todos los países, de emociones y de conciencias en todos los idiomas y en esta etapa de la vida que es “tierra de nadie”. Y todo ello justifica nuestra reivindicación de que la adolescencia se considere como la consagración de un nuevo género, casi a la altura del cine policíaco, de aventuras, de ciencia ficción o del cine negro. Y es que la adolescencia es "de cine". Y las muchas películas que tratan con distintos prisma las muy diversas situaciones de esta etapa tan importante de nuestra vida, puede ayudarnos.
Y es así como el cine puede ayudar a los padres, familiares, educadores y a los propios adolescentes a la hora de tener un punto de encuentro para mejorar la comunicación y la educación. Por todo ello, pensamos que es bueno "prescribir" películas sobre adolescentes. Y en la presentación siguiente enumeraremos algunos ejemplos.
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