Internet y las redes sociales han contribuido a pluralizar y descentralizar el conocimiento, a apoyar el conocido como empoderamiento de los pacientes (y sus familias), pero también ha servido para que la "infoxicación" (intoxicación por exceso de información) aumente, siendo difícil separar el grano de la paja, o dicho de otra forma distinguir la verdad, de la casi verdad o de la falacia (eufemísticamente conocida como postverdad).
Y en temas de salud, el debate sobre la información sanitaria y cómo poner "puertas al campo" a todo esto no es nada nuevo, sino que son casi dos décadas de debate. Un reciente análisis de Diario Médico pone de nuevo los puntos sobre la íes. Porque datos del Observatorio Nacional de Telecomunicaciones dejan claro que más de la mitad de la población se informan sobre salud en internet y una cuarta parte también en redes sociales. Y, aunque no da credibilidad absoluta a lo que allí leen, casi el 40% confían en lo que cuenta el Dr. Google.
Las fuentes sobre salud más consultada (y su grado de confianza) son:
- Médicos / sanitarios en el 89% (con un 92% de confianza)
- Farmacéuticos en el 67% (con un 80% de confianza)
- Entorno cercano en el 58% (con un 52% de confianza)
- Medios de comunicación en el 54% (con un 54% de confianza)
- Internet en el 60% (con un 38% de confianza)
- Redes sociales en el 22% (con un 13% de confianza)
Los temas más buscados sobre salud siguen este decálogo:
- Nutrición, alimentación y estilos de vida saludables: 54%
- Algún diagnóstico o enfermedad (mío de la familia): 52%
- Mis síntomas (o los de algún familiar) para saber lo que pasa: 51%
- Remedios a algún problema médico: 45%
- Centros, instituciones o servicios de salud: 47%
- Algún medicamento que me ha recetado el médico: 46%
- Prevención de enfermedades y cuidados de la salud: 42%
- Médicos específicos: 30%
- Medicinas alternativas: 27%
- Comprar / divulgar información sobre temas relacionados con la salud: 20%
Las Comunidades Autónomas que más buscan sobre salud en internet son Andalucía (75%), Galicia (65%) y Madrid (64%). Y las que menos son Navarra (37%), Baleares (46%) y La Rioja (46%).
Pero en internet cualquiera puede publicar o comentar. Cantidad no es igual a calidad. Popularidad no es igual a veracidad, y máximo teniendo en cuenta la dictadura de los algoritmos de Google, que con frecuencia premian (y retroalimentan) lo popular (y polémico) por encima de lo veraz. De ahí la extensión y difusión de los mensajes de los movimientos antivacunas o las medicinas complementarias y alternativas a través de este medio.
Juristas, bioéticos, asociaciones de pacientes y sociedades científicas coinciden que hace falta algún tipo de sello o acreditación de la información sanitaria para garantizar tanto su veracidad como transparencia de intereses comerciales (o de otro tipo). Se busca, pues, información en salud fiable y acreditaba... pero la solución no es fácil. En España cabe destacar el proyecto ACSI (Acreditación de Contenidos de Salud en Internet) de la OMC, así como el de la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía, que acredita aplicaciones móviles de salud.
Es decir, tenemos la solución teórica, pero la práctica es más complicada.
Lo que está claro es que la Web 2.0 (y la 3.0... y las que sigan) están aquí y han venido para quedarse. De ahí la fama del Dr. Google. Es responsabilidad de los profesionales sanitarios y de las organizaciones e instituciones sanitarias, trabajar a favor de que este mundo virtual sea un lugar mejor y más seguro en sanidad.
Porque no sé si el Dr. Google puede curar, pero lo que no queda duda es que el Dr. Google debe curarse antes.
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