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sábado, 25 de agosto de 2018

Cine y Pediatría (450). Los diferentes instintos maternales en “Tallulah”


Netflix es una empresa comercial estadounidense de entretenimiento que proporciona mediante tarifa plana mensual un streaming principalmente de películas, series de televisión y documentales, y ello bajo demanda por internet, además de DVD que son facilitados por correo postal. La empresa fue fundada en el año 1997 y en estas dos décadas su crecimiento ha sido tal que ya se considera la mayor compañía de entretenimiento en esta materia. Tal es así, que en el año 2011, Netflix comenzó a producir contenido original para su servicio de suscripción de streaming, tanto en series como en documentales y películas. Y este comentario viene en relación con una película que pude disfrutar hace pocas semanas en esta cadena y que vale la pena destacar pues no es una película cualquiera, lo cual habla del poderío de esta empresa. 

Una película que cuenta como actriz principal a la ya gran Ellen Page, esta actriz canadiense que actualmente tiene 31 años, pero que mantiene su eterna cara y cuerpo de adolescente, por lo que no es de extrañar que ya forme parte de la familia de Cine y Pediatría. Aunque comenzó a actuar muy joven, lo cierto es que su primera sorprendente actuación fue la de una adolescente de 14 años llamada Hayle Stark y que nos aparece como nuestra caperucita del siglo XXI en la película Hard Candy (David Slade, 2005), toda una declaración de intenciones frente a la pederastia y el grooming. Pero alcanzaría su cima como esa adolescente de 16 años llamada Juno MacGuff que queda involuntariamente embarazada en la película Juno (Jason Reitman, 2007), una obra que se atreve a debatir sobre el embarazo no deseado y que fue capaz de incomodar tanto a las comunidades Pro vida como Pro elección. 

Y es en el año 2016 cuando Netflix distribuye la película Tallulah, escrita y dirigida por Sian Heder, quien fuera escritora de las tres primeras temporadas de Orange is The New Black, también emitida por Netflix. Y aquí en es donde Ellen Page interpreta magistralmente a Tallulah o Lu, una joven vagabunda que vive en una camioneta y está muy orgullosa de llevar una vida austera pero independiente, que pretende estar fuera del sistema, y que sobrevive como espíritu libre a partir de buscarse la vida, incluyendo hurtos o pequeñas estafas. Pero en realidad Tallulah es la historia de tres mujeres cuyas vidas se entrecruzan a través de un lactante, y con ello se abre una ventana para mostrarnos los diferentes instintos maternales. Y es así como se explora la historia de cada una de las mujeres, quiénes son y qué cosas las llevaron a ser esas que son. 

Tallulah, en un momento no fácil de su vida, se hace pasar por trabajadora del personal de un hotel. Allí conoce por casualidad a Carolyn (Tammy Blanchard), una insatisfecha e insegura madre de Beverly Hills más preocupada de sí misma y de que su marido no la abandone que de su propia hija de un año, más preocupada en su aspecto físico y en la bebida para olvidar que en cuidar y alimentar a la pequeña. Carolyn pide a Tallulah que le cuide a su bebé una noche que tiene que salir, pero ante la situación tan paradójicamente dramática que observa, nuestra protagonista decide llevarse a la pequeña lejos de aquella irresponsable madre (que cualquier trabajador social le hubiera quitado la patria potestad por negligente). Y ante la falta de posibilidades de sustento, Lu acude a Margo (Allison Janney), la madre de su exnovio, con el fin de que le preste la ayuda y el dinero que necesita, y para ello continua con la mentira: “Es que estoy descubriendo lo que es ser madre yo sola”. Margo llega a creerse la abuela de la niña y acepta acogerles a ambos en su casa, y a encariñarse de ambas, y ello llega a mitigar su soledad de mujer abandonada (por su esposo, que se fue a vivir con otro hombre cuando descubrió que era gay, y por su hijo, que decidió salir del hogar y de la presión familiar porque no la soportaba), lo cual ya intentaba también con la paradoja de su propia profesión: escribe libros sobre la unidad familiar. Y una relación que comenzó con desconfianza, comienza a normalizarse y hasta llega a provocar la sonrisa en Margo cuando Tallulah le realiza confesiones como ésta: “Todos moriremos. Es supertriste”; o cuando todos entendemos algo más de su forma de proceder cuando Tallulah acaba confesándole que fue abandonada por su madre a los seis años… Pero ella acaba adquiriendo un gran sentido de la responsabilidad por el cuidado de la niña, y cuando acude con ella enferma a un hospital oímos algo que en temas sanidad no puede dejarnos indiferente: "Tendrá que verle un médico de familia. El de urgencias tiene que pagarlo..." (bendita sanidad USA, para que nos quejemos de la española). 

Tras la búsqueda policial de la niña por secuestro, confirmamos la inestabilidad emocional de Carolyn, la madre biológica: "Esperé y esperé a que despertara mi sentido de la maternidad, pero no ocurrió... ¿no soy una persona horrible?"“Mi marido ya me considera una madre horrible… “. Y tras resolverse todo, es posible que todos los personajes se hayan dado cuenta de que lo que realmente importa es la familia. Porque en última instancia, independientemente de esta melodramática historia, el interés de la película reside en la incansable búsqueda de tres mujeres atravesadas por diferentes tipos de soledad, vacío y frustración. Las tres protagonistas (Tallulah, Carolyn y Margo) recorren procesos disímiles que terminan por desembocar en inevitables puntos de contacto que funcionan como espejos en donde se ven reflejadas de una forma u otra. 

Porque Tallulah nos lanza una pregunta: ¿de qué trata la maternidad? Y la propia película nos muestra un resquicio de varias maternidades: la de la madre ausente de la vida de su hijo adulto (Margo); la de la madre no responsable que no valoró bien las consecuencias de dar a luz una nueva vida (Carolyn); y la de la madre accidental (Tallulah). Y Margo, Carolyn y Tallulah encontrarán en sí mismas el significado de la maternidad para cada una, un lazo que, al mismo tiempo, las une y separa. Diferentes instintos maternales que nunca debieran dejar de atesorar dos premisas: amor y entrega.  

Y hoy recordamos con agrado que esta película, puro estilo indie, nace de la factoría Netflix. Bienvenida sea… Y aún intentamos buscar respuesta al significado de la escena final, con Margo gravitando y agarrándose a la rama de un árbol. 

 

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